Expulsados, una guía para la desconfianza y la formación en materia de urbanismo

Tiempo de lectura: 5 min

‘Expulsados. Santander, la transición urbanística pendiente’, el trabajo de investigación del equipo de EL FARADIO editado por Libros.com y presentado este miércoles en La Vorágine, puede ser muchas cosas.

Primeros ejemplares de ‘Expulsados’

Puede ser una historia de cómo se hacían las cosas en los tiempos de la burbuja del ladrillo, que pinchó, y podemos hasta hablar de una burbuja en sentido amplio, también de una burbuja política, de unas formas de funcionar que excluyen a quienes deberían ser la base de las decisiones, los ciudadanos.

Es, desde luego, una crónica del Santander más reciente, el de la plataformitis y el PGOU anulado, pero también una forma de engarzar esta época con todo lo que le ha dado pie: el modelo urbanístico impuesto tras la reconstrucción de parte del centro de la ciudad tras el incendio del 41 en unos años pesados en los que quienes mandaban tenían todo el poder para ponerlo al servicio de todo el poder.

Y es, incluso, una historia sentimental, una crónica de las emociones con las que nos movemos en ese espacio que son las ciudades, en el que se mezclan la ciudad en la que vive cada uno con la ciudad en la que vivimos todos, la ciudad individual con la ciudad común.

Pero, sobre todo, como se puso de manifiesto en la presentación en La Vorágine, ante decenas de asistentes interesados en los procesos de construcción de la ciudad, Expulsados es un manual, una guía para la desconfianza y para la formación –diríamos incluso empoderamiento, pero la cosa va de hacerlo accesible– en tiempos de transición urbanística.

Porque a lo largo de sus más de doscientos páginas, se describen y explican con un lenguaje accesible, una serie de decisiones en ese mundo tan árido en el que se cruzan el urbanismo y la burocracia, para recordar así las consecuencias en el día a día: efectivamente, no es lo mismo un suelo urbano que uno rústico y en una alegación se pueden decir un montón de cosas.

Las alegaciones escudriñadas del PGOU, que son la base de la investigación premiada en el concurso de Periodismo de Investigación de Libros.com, permiten alzar una geografía de la ciudad, viendo cómo cambiaron, pero también cómo pudieron cambiar, barrios, calles y plazas, a golpe de petición, sello y firma.

Pero también es un listín, un directorio de los nombres que sí la cambiaron, en muchas ocasiones a su medida, gracias a que ellos sí tenían el conocimiento de esas palabras tan áridas y sabían lo importante que era tener sus intereses “en vías de consolidación”.

Es así como nos asomamos a los procesos de obtención de los suelos del PCTCAN o de la zona de San Martín, en Gamazo; o cómo descubrimos la forma en que se fueron cocinando los futuros planes para barrios como el Río de la Pila o el Prado San Roque, mientras desaparecía patrimonio histórico o se sacrificaban espacios de todos.

Un ejército de abogados se puso a trabajar con el PGOU de 2012: en Expulsados leemos el proceso para la elaboración de las ordenanzas de las oficinas en el centro de la ciudad o los intentos de zafarse de las limitaciones que imponía en la costa norte de Santander el Plan de Ordenación del Litoral, hasta confirmaremos la rendición de la industria ante el ladrillo, mientras quienes no tenían la formación ni los profesionales a mano querían accesos a sus fincas, pasos de peatones, servicios o cambios de aceras.

Tiene Expulsados algo de sociología de su tiempo: aparte de recordar el pinchazo de la burbuja, también se percibe la evolución de unos años en los que empezó a prender la llamada de la indignación, precisamente en la misma Plaza Porticada concebida como el corazón del Régimen.

En sus páginas descubriremos, casi en el minuto en que sucedió, el nacimiento de activistas hoy conocidos, porque el pensamiento crítico se abrió camino y mientras se recordaba que los desahucios, el desempleo o el éxodo juvenil por la falta de oportunidades no eran situaciones personales, sino problemas colectivos de una sociedad, poco a poco empezó a esbozarse que lo mismo, lo mismo, pasa también en el urbanismo.

Y es un homenaje: a las víctimas silenciosas, cuyo nombre desconocemos, del incendio del 41, a los fallecidos décadas después en el derrumbe del Cabildo de Arriba, a Amparo Pérez, y a tantos vecinos que un día descubrieron que una decisión tomada en su despacho iba a afectar al salón de su casa. Por lo que salieron a la calle.

Ese es otro de los cambios que cuenta Expulsados: cómo se pasó del silencio gris de la dictadura a unos años de silencio diferente en la democracia y a los primeros conatos de algo nuevo en una época en la que los afectados tienen ya nombre y apellidos. Y menos miedo al poder.

Por eso, en la ciudad de las dos caras en la que poco cambió desde el incendio, en un momento en que el PGOU fue anulado y ya hemos documentado los efectos del urbanismo sobre nuestro día a día, Expulsados quiere contribuir a sembrar para que el próximo planeamiento de la ciudad tal vez no se haga con más sensibilidad, porque no depende de nosotros, pero sí con más fiscalización.

En la ciudad en la que todos somos primos, ahora ya sabemos lo que pasa, ya tenemos más formación y ya conocemos lo que puede pasar. Por eso será tiempo de participar, de formarse e informarse, de exigir participación y conseguir tachar la transición urbanística de nuestro listado común de asuntos pendientes.

La ciudad de las dos caras: los beneficiados y los perjudicados del urbanismo, en ‘Expulsados’

 

 

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.