Fariña legal a la vista de todos en pleno Retiro
Este año a la Feria del Libro de Madrid han llegado fardos de un producto prohibido, adictivo y peligroso.
Y no ha sido fácil porque hubo momentos en que fue hasta ilegal, pero al final todo lo bueno, aunque se haga esperar, llega, y aquellos que lo compraron a escondidas pudieron entregarse por fin a su vicio cara a cara con su camello.
Y ya se nos han acabado las metáforas, pero es que todo esto sucedió: un juez consideró que si algo podía vulnerar la Ley era el libro que contaba las andanzas de los capos gallegos.
Eso desencadenó una rueda que llevó incluso a los lectores a comprar el libro a escondidas y a los editores y el autor a perder ingresos y oportunidades de venta (máxime cuando había empezado la serie de televisión en Antena 3 que convirtió a nombres que sonaban a gastados protagonistas de titulares de los 80 y 90 en los ‘Narcos’ del Atlántico).
Tras producirse la paradoja de que los castigados, en lo económico, fueron los que contaron la historia, la venda cayó y el libro del periodista Nacho Carretero, editado por la cántabra Libros del KO pudo volver a venderse.
En el camino, además de los disgustos, quedaron el escándalo generalizado, las muestras de apoyo de ciudadanos, editores, escritores y periodistas, lecturas colectivas de la obra, ingeniosas iniciativas para encontrar su rastro en el Quijote y hasta premios como el que recibió Carretero, periodista en EL PAÍS, en el Congreso de Periodismo de Huesca que se sumaban a los premios a la propia serie de TV, como el Ondas.
Pero a este final feliz les quedaba una espinita: hace un año toda la vorágine del secuestro judicial, inédito en democracia, les pilló en plena Feria del Libro de Madrid, y Nacho Carretero se quedó sin el cara a cara con sus lectores, las colas kilométricas, el agudizar el ingenio para no repetir dedicatorias, el calorón dentro de las casetas y el poder quejarse de compartir espacio con youtubers o Revilla. En suma, todo lo que hace que la Feria del Libro de Madrid sea una cita obligada y querida para los escritores.
Si esto fuera una serie, el epílogo contaría lo que sucedió con ellos un año después. Pues bien, podemos decir que los padres de la criatura no tienen el don del aprendizaje de las lecciones y siguen con historias incómodas.
Y Nacho Carretero se ha ido a otro tema ‘facilito’: la pena de muerte en Estados Unidos (que será también una serie, reeditando alianza con Bambú)
Mientras resuena el epílogo –nos lo imaginamos con sonido de máquina de escribir–, nos da tiempo a recordar que, para rematar, este año el cartel de la Feria del Libro lo ha diseñado una autora cántabra –en clave de género, sí, como la colección Hooligans Ilustradas en la que periodistas y escritoras hablan de fútbol, como Marta San Miguel con el Racing—.
A la que, cerrando el círculo, le inspiró para este cartel, que habla de libertades, el secuestro de Fariña. En el mes en que se conmemora el aniversario de 1984 y recordamos otras distopías, observamos como al final resultó que la Brigada Farenheit 451 llevaba toga.