La FECAV y varias asociaciones vecinales piden la paralización de la reordenación ferroviaria
La FECAV y las asociaciones de vecinos Los Arenales (de Castilla-Hermida), Amigos de Cazoña, Pronillo, Gutiérrez Solana, María Blanchard y Nueva Florida, han pedido a los partidos políticos en el Ayuntamiento de Santander, la paralización del actual proceso de reordenación ferroviaria y el inicio de un periodo de participación ciudadana, al “afectar a un espacio de trascendencia histórica para los vecinos y la ciudad de Santander”.
Tal y como defienden, la reordenación del espacio ferroviario comprendido entre La Remonta y las Estaciones “ofrece una oportunidad histórica e irrepetible de mejorar las condiciones de vida de los vecinos del centro y del urbanismo de toda la ciudad”.
“Santander está ante una posibilidad similar a la que en el pasado fue la Vaguada de las Llamas, destinada a parque gracias a la propuesta e iniciativa vecinal”, defienden sobre un asunto que protagonizó parte de la campaña electoral, con división de opiniones entre los partidos en torno al modelo propuesto: soterramiento de vías (opción de Unidas por Santander o Ciudadanos, ahora en el equipo de Gobierno, desde donde ha incluido en el pacto la retirada del proyecto, ) o cubrición (en la que coincidían PP, PSOE y PRC).
Los argumentos para una u otra opción afectan tanto al coste como al impacto visual o la superficie liberada.
El alto coste del soterramiento de las vías divide a los partidos
Tal y como señalan, “la gran densidad de población y construcciones de la zona de Castilla-Hermida y la Calle Alta causa que los residentes padezcan una gran carencia de parques, y zonas verdes, por lo que esta oportunidad de conseguir una gran superficie de suelo libre no debe desaprovecharse, ni su diseño hacerse precipitadamente y en base a intereses meramente coyunturales como está ocurriendo ahora”.
De momento que defienden que “no hay ninguna prisa para ordenar este espacio, sino que lo importante y prioritario debe de ser el hacerlo bien”.
Y abogan por un proceso de participación ciudadana, al considerar que “no es lícito ni lógico que las decisiones sobre espacios de trascendencia histórica y definitiva para la configuración urbana de la ciudad y la calidad de vida de los vecinos y las generaciones futuras, se tomen sin contar con la participación de los ciudadanos, ya que su vida cotidiana se verá muy afectada por este tipo de decisiones”.