El Manifiesto de La Magdalena por la emergencia climática advierte de que “se acabó el tiempo”
Los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo incluían esta semana uno sobre Jóvenes y cambio climático que ha concluido con la lectura de un texto, que se ha denominado el Manifiesto de La Magdalena, en el que se advierte de la urgencia de tomar medidas ante la amenaza medioambiental.
El texto ha sido leído por jóvenes miembros de Fridays for Future (el movimiento global que sacó a jóvenes de toda Europa a las calles, inspirados en la adolescente Greta Thunberg, con movilizaciones intensas en especial el 15 de Marzo) de Cantabria y Bilbao, ponentes y alumnos del curso.
Y en él se alerta de que “nos encontramos en un momento clave de nuestra Historia. En los últimos meses”, citando casos recientes de récord en concentraciones atmosféricas de CO2, “montañas de plásticos a miles de metros de profundidad en los océanos”, temperaturas extremas en varios países y los “terribles” resultados del informe del Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) sobre la pérdida “irreversible” de biodiversidad global.
“¿Es este el legado que nos queréis dejar? Hemos de escoger entre políticas que no respetan los derechos fundamentales de las personas y que agreden nuestra Tierra o bien dar un paso al frente valientemente y exigir medidas que respeten la dignidad de los pueblos y su tierra sin poner nuestro planeta en la cuerda floja”, apelan los más jóvenes.
Para ello, urgen decisiones políticas “efectivas” porque “no hay nadie, ni rico ni pobre, que se libre de los efectos del cambio climático, causado principalmente por un modelo económico global cuya víctima directa somos todos”.
En consecuencia, exigen la declaración del “Estado de Emergencia Climática” tanto en Cantabria como en el país, así como la adopción de políticas que al menos cumplan los Acuerdos de París
“Ya basta de políticas cortoplacistas. Queremos un futuro, no el panorama desolador que se nos presenta”, aseveran, reclamando “mano firme ante las acciones de las grandes empresas y capitales económicos que reproducen dinámicas de crecimientos económicos insostenibles y nos han llevado a la decadente situación actual” a través de “políticas extractivistas y ecocidas”.
Se trata, en definitiva, de “poner la vida en el centro” y “dejar atrás de una vez por todas modelos económicos que van en contra de la vida y que priorizan el crecimiento y los beneficios económicos por encima de todo”. “Es el momento de impulsar economías sociales que apuesten por el decrecimiento y donde los ecosistemas y todas sus formas de vida sean el eje sobre el que trabajar”, reivindican, apelando también a una mayor transparencia y más peso de la evidencia científica en las decisiones.