Cuando me dijisteis que podía despedirme en la radio, pensé que tenía que escribirme unas líneas. Porque ya he intentado eso de improvisar y cuando las emociones están a flor de piel… Luego la radio tiene sus propias normas y no he podido decir todo lo que quería, así que aprovecho para despedirme también de los lectores de El Faradio.

He soltado el micro de Arco FM… pero amenazo con volver algún día por sorpresa.

Me voy. Me ha costado tomar esta decisión y no precisamente porque no esté ilusionada con el cambio. Por si alguien aún no lo sabe, estaré llevando la prensa del concejal de Unidas por Santander en el Ayuntamiento, Miguel Saro. Me encantan los retos y creo que es una grandísima oportunidad para crecer y aportar en un campo muy diferente al que estaba acostumbrada.

Pero es duro decir adiós a cinco años tan intensos. Primero, es duro deciros adiós a vosotros dos, Óscar y Guillem, que me disteis una oportunidad cuando todo estaba cerrado y parado. Me habéis enseñado prácticamente todo en el periodismo.

Me mostrasteis colectivos y sociedad civil organizada que desconocía, me pusisteis un micro en la mano y me metisteis a lo loco en este mundo radiofónico que tanto engancha e, incluso, me habéis incluido en el equipo para escribir ese maravilloso libro, ‘Expulsados’, que nos va a transcender a todos, igual que ya lo hace El Faradio.

Yo quiero transmitiros mi admiración profesional y mi agradecimiento personal por esa apuesta que hicisteis por mí y por haberme apoyado y protegido ante las presiones y los ataques que acarrean esta profesión, que los ha habido.

También me da pena decir adiós, desde dentro, al menos, a la comunidad de El Faradio, que es amplísima, enorme. Yo llegué poco después de lanzar el digital y sabéis que al principio había que explicar quiénes éramos a cada llamada. Eso ya hace tiempo que no ocurre. Dices que llamas de El Faradio y hay reconocimiento y calidez. Hay confianza. La comunidad creada en torno a este proyecto es muy fiel y se siente arropada e identificada. Eso es algo muy importante en estos tiempos descreídos y de decepción, muy especialmente en torno a nuestra profesión, pero también es una responsabilidad inmensa. Sé que vosotros estaréis a la altura como siempre.

Quería contaros una pequeña anécdota. Hace cosa de un año, en un ambiente de fiesta, estábamos hablando varios amigos de nuestros trabajos. Al oír el nombre de nuestro medio un chico se acercó y me preguntó: “¿Eres Eva Mora de El Faradio?”. Y ahí me di cuenta de que esto se había hecho muy grande. Por cierto, un abrazo si me lee, porque nunca supe su nombre pero creo que dijo que era socio. También os digo que, desde ese día, el mote de ‘Eva Mora de El Faradio’ me persigue, casi como un título nobiliario, entre mis amigos. Y yo lo llevo con orgullo para siempre.

No quiero extenderme pero sí quiero aprovechar para agradeceros tantas oportunidades y tanto apoyo. Y quiero acordarme de todos los que me habéis arropado tanto en estos años como Pablo, siempre dispuesto a sumar; o Alex, que me ayudó tanto en las primeras presentaciones del programa, en aquel Buenos Días Cantabria que luego fue Buenas Tardes.

A María, con esa alegría que la caracteriza. A toda la familia de Arco FM, empezando por Nano y Jesús y siguiendo por todos los demás (espero que en el próximo partido que hagáis no se lesione nadie. Yo me sigo presentando voluntaria para las cañas de después).

Y también a Javier Herrera, que estuvo acompañándome durante El Faradio de la Tarde. Y todos los becarios que han pasado por aquí en periodos más o menos largos. Óscar, María, Claudia, Carmen… Gracias por todo. Y no me olvido de Sofía, que llega ahora para hacer más grande El Faradio con ese carisma que le caracteriza (te he dejado el equipo de audio en la emisora). Nos conocemos desde los tiempos universitarios y sé que harás un gran trabajo, compañera.

Por último, gracias a todos y cada uno de los oyentes, socios y, sobre todo, protagonistas de las noticias. A cada activista, luchador y vecino organizado. Algunos, incluso, me habéis abierto las puertas de vuestra casa. Os seguiré viendo por la ciudad, porque no me voy muy lejos, y, con algunos, seguiré trabajando codo a codo porque aún queda mucho por hacer. Pero quería resaltar que sois toda una inspiración y un ejemplo de lucha y fortaleza. Es bueno saber que os quedáis en las mejores manos que hay. Así que, por última vez, me despido.

Y quiero hacerlo como lo popularizó en su día Dani González en Buenos Días Cantabria, que, de alguna manera, quiere decir que mañana volveremos a encontrarnos, a leernos y a escucharnos:

Ciao, ciao, ciao, ciao.