Actuaciones urbanas (II)
“La renovación de la sede central del Banco, el Banco aquí no necesita apellido, en el corazón de la ciudad, (…) Una promesa de hace un par de semanas que trato de cumplir. Hay una actuación en marcha, todavía en fases previas a las obras físicas, que sin duda va a transformar un hito de esta ciudad.
Siendo yo muy pequeño, no recuerdo las obras, escuchaba a mi padre un chiste de la época que decía que al nuevo arco del Banco se le llamaba de Cuelgaduros. Hace sesenta años y con pocos meses de diferencia, se inauguraron el mausoleo de Cuelgamuros y el cuartel general de los Botín en el Muelle.
Mi padre y los de su generación, nacidos poco después de la muerte de nuestro gran escritor, no llamaban Paseo de Pereda al Muelle. El Muelle era el Muelle desde el siglo XVIII, desde que los ilustrados derribaron las murallas de la Puebla Nueva para que la ciudad creciera hacia el este.
Tampoco sé si Boulevard fue una denominación popular duradera. En mis tiempos de colegio todavía cantábamos al valor del marinero con un remo en la mano frente a cincuenta señoritos paseando por el Muelle (…) Ese nodo de tránsito de la primera a la segunda fase del Ensanche sigue siendo testigo de una buena parte de la vida de esta ciudad. Y va a cambiar. Con alguna polémica. Yo diría que menor. Parece que las fuerzas de la polémica se agotaron contra el edificio de Renzo Piano, el de enfrente. ¿Cada vez más Botinburgo?
Como el rey, protegido constitucionalmente contra cualquier tipo de desmán –rabiosa actualidad- también tenemos acuñada la doctrina Botín, por parte del Tribunal Supremo. O sea, que algo de eso puede haber. Y políticos vasallos que no van a enfrentarse nunca a esa familia con decisión.
Dicho eso, ¿preferiríamos no tener el Centro Botín? Muchos lo hubiéramos colocado en otro lugar, pero entre tenerlo o no tenerlo, tampoco tengo dudas. Ahora, el cierre parcial del arco por la renovación estructural y funcional del edificio, me parece un tema menor. Otras familias de menos renombre han actuado en el mismo espacio protegido con mayor o menor licencia o sin ninguna. Y con mayor o menor acierto estético. Este texto va acompañado de pruebas gráficas actuales.
En contraste, otra prueba gráfica obtenida hace pocos días. En uno de los lugares con fama de hortera para la cultureta europea, vicio y corrupción de series televisivas y largometrajes: El distrito art déco de Miami está tan virgen como hace un siglo, cuando se edificó.
A nadie se le ha ocurrido, o no ha obtenido permiso, para hacer una ventana más grande, o para unir dos, o ensanchar una galería o recrecer áticos y sobreáticos… Todo el muestrario de horrores que se puede contemplar en nuestro Muelle.
También hay otras actuaciones que, sin vulnerar estéticas elementales, no pasan el filtro de la normativa más básica para un bien de interés cultural y sin la firma de ningún Chipperfield, espero. Pero puede haber otras firmas técnicas y otros políticos, o los mismos, que han callado. En algunas de esas fachadas se pueden ver, o se han visto, los cartelones de las ayudas municipales…
¿Apruebo el proyecto de Chipperfield? Con reparos. Alguna de las obras efectuadas en los edificios de esa primera línea del escaparate ciudadano, sin embargo, propondría revertirla. Y termino. Las polémicas sobre actuaciones urbanas no van a cesar y es bueno que no cesen.
Está en la propia definición del espacio urbano su dinamismo y los cambios nunca van a contentar a todos. A la parte de la administración hay que reclamarle equidad en los tratos, y la responsabilidad de la vigilancia. Urbanística en este caso. Cuando se cruza la variable social el costal de la harina cambia. Las fuerzas no son infinitas. Me parece más oportuno, en este momento, gastar fuerza de choque en impedir casas de apuestas cerca de centros escolares.