Alfredo Santos ‘captura’ los días de confinamiento en en el tiempo de las pantallas
Hay cosas inconfinables, que no se pueden confinar. El paso del tiempo, no se puede confinar. Las emociones, no son aislables. Las relaciones no han cesado, seguimos atentos a las pantallas. La creación no entiende de distancia social; la música (cada loco con sus temas) tampoco. En los tiempos más raros, la inspiración no se confina, o más bien al contrario.
El dibujante santanderino Alfredo Santos (Sao.) ha publicado sus últimas láminas en su blog ‘Ctrl. Ediciones’, su “plataforma para hacer pequeñas cosas”, en una entrada titulada ‘Ctrl B’, donde la ‘B’ viene de ‘Bluf’, con definición y acepciones incluidas, para restar trascendencia a la obra en tiempos de excepción: “En este entusiasmo de cosas por hacer, es una aportación sin más”, explica.
Alfredo Santos es licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes, experto en Gestión Cultural y Patrimonio Histórico y Artístico. Forma parte, junto a Laura Crespo, de DidacArt. Sus murales e intervenciones, sus trazos, sus líneas, son claramente reconocibles.
Esta vez ha capturado –como si de una función del teléfono se tratara- la excepcionalidad de estos días tan extraños en cuatro láminas. Y lo hace pintando pantallas, que forman edificios, con ventanas con sus personas detrás, conversando a través de esas mismas pantallas. Un poco lo que somos ahora, en directo. Como las citas de este artículo.
Si nos fijamos bien, las personas llevan puestas unas máscaras, pero no son de protección ante la amenaza de ningún virus. “Son de identidad, de comportarse según modelos, iconos… Y el uso de estos en las conversaciones”. Las caras son “diferentes y abiertas a interpretación” (dame más emoticonos). “Lo del confinamiento es circunstancial”, explica Santos.
El creador, DJ habitual de templos para los melómanos como Discos Cucos, o en su día del Metropole, acompaña sus dibujos con la música que le ha inspirado, la banda sonora de su confinamiento particular, que ha sido un ir y venir de África al Caribe: “una vía muy fructífera y que ha creado identidades musicales muy significativas”.
Hay reggae, afro; cosas etíopíes, cosas jamaicanas… Es su elección, “música popular, en general, de diferentes sitios y épocas” y también su llamada de atención sobre que “hay más mundo que el que nos rodea”.
En las láminas hay algún play, back, forward… y no podía faltar el pause, en este permanente deambular. “Todo, desde la música hasta los dibujos, han ido creándose y ajustando poco a poco, no había una idea inicial tan extensa ni pensada”, matiza el autor.
La set list empieza con Rubén Blades, a quien tiene de cabecera: “Me di cuenta de que ‘Ojos y plástico’ venía al dedillo. La versión instrumental de plástico tenía ese vacío de letra muy del momento”, y pivota en el tema ‘Je suis fâché’ (yo estoy enfadada), de Abeti Masikini, porque enfadados estamos todos un poco (ponga el lector su motivo).