Colectivos sociales reclaman al Obispado que reabra parroquias o devuelva alimentos
Varios colectivos sociales han pedido este lunes al Obispado de Santander que ordene la reapertura de parroquias que no están realizando el reparto de alimentos entre las familias más desfavorecidas o, en su defecto, que devuelvan alimentos al Banco de Alimentos.
En un comunicado, recuerdan que en estos momentos existen muchas familias que dependen de la solidaridad de organizaciones y colectivos y la colaboración de diversias parroquias y entidades para “poder comer cada día”.
Firman el comunicado la Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos (FECAV), Cantabria No Se Vende (CNSV), el Colectivo Julio Vázquez, la Asociación de Trabajadoras/es en Paro y Precario. la Asociación Cultural Magosta. el Centro Social SMOLNY e Izquierda Unida de Cantabria
Y subrayan que, con un reparto diario de 5.000 kilos de alimentos desde el Banco de Alimentos, a través de sus canales de distribución, “a duras penas se cubren las necesidades de muchas familias trabajadoras”.
“Por si fuera poco, los alimentos existentes en los almacenes empiezan a escasear”, alertan. Y en este sentido denuncian que en Santander hay parroquias que reparten alimentos entre personas en situación más desfavorable que “han cerrado sus puertas y no atienden a las familias”, que son derivadas a través del Ayuntamiento a otras entidades como el Banco de Alimentos, Cruz Roja, etc.
Por ello, a su juicio, se hace obligatorio «moralmente» pedir al Obispado que permita recoger los alimentos de sus locales y que sean devueltos al Banco de Alimentos para que sean ellos los que vayan centralizando el reparto «según las necesidades reales”.
Los colectivos se refieren a los alimentos incluidos en el Programa de Ayuda a las personas más desfavorecidas, que salen del Fondo de Ayuda Europea a las personas más desfavorecidas y el Fondo de Garantía Agrario O.A., del Ministerio de Agricultura.
En el escrito, lamentan que una frase que se repite “con fuerza” y de manera “incesante” a nuestro alrededor estos días es que “todos estamos en el mismo barco”, y la enmiendan “ajustándola a la realidad que nos rodea”, para aseverar que “todos estamos en el mismo mar», pero «unos vamos en yate, otros en flotador y otros nadando”.
“También la hemos oído de boca de aquellos que pasan el confinamiento en grandes viviendas donando las migajas de sus fortunas, los poderosos, los ricos, aquellos para los que todo volverá a la normalidad tras el final del confinamiento. Sus vidas seguirán siendo portada de diversos medios de comunicación mostrando, sin pudor, sus inmorales modos de vida”, rechazan.
Por el contrario, afirman que para “la clase trabajadora”, los sanitarios, las trabajadoras del campo, el personal de los supermercados o los transportistas, que “han mantenido en pie a este país en estos duros momentos”, la vuelta a la normalidad se muestra “más incierta”.