La malaria, el virus que también saltó de los animales a las personas y que corre el riesgo de repuntar
La malaria y la Covid-19 comparten ciertas similitudes como enfermedades. Ambas son zoonosis, enfermedades infecciosas que se transmiten de animales a personas (como la gripe aviar, Zika, ébola, salmonelosis, etc.). Ambas infectan de forma parecida, ya que una vez dentro del organismo utilizan los mismos receptores de entrada a las células.
Pero hay algo que las diferencia: La malaria mata muchas personas, preferentemente menores de 5 años, desde hace demasiado tiempo.
El parásito que provoca el paludismo fue descubierto en 1880 en Argelia, país que hasta 2019 no ha sido declarado libre de la enfermedad por la OMS. Su paso a las personas no parece claro. Según algunos estudios, se piensa que saltó de los gorilas a las personas hace unos 10.000 años., aunque otra teoría remonta este salto a entre 2 y 3 millones de años.
En 2018, la mortalidad de la malaria ascendió a 405.000 defunciones en el mundo. Comparada con años anteriores, no es la peor noticia. En 2017 las muertes estimadas fueron aún mayores, 416.000. Y en 2010 se superaba de largo del medio millón de vidas segadas: 585.000. A tenor de las cifras, la malaria sigue siendo un grave problema global.
Y algunos de los grandes avances conseguidos durante los últimos años, como es la reducción de su tasa de incidencia de 73 en 2010 a 57 casos en 2018 por cada 1.000 habitantes en riesgo, ha permitido la ralentización de los contagios y muertes, se están ralentizando en los últimos años y casi la mitad de los países que padecen la enfermedad están en el camino de conseguir los objetivos prioritarios para reducir su propagación.
Pero este panorama, advierte la organización medicusmundi, que es miembro de la Coordinadora Cántabra de ONGDs, puede cambiar rápidamente si no seguimos invirtiendo en la lucha contra esta enfermedad. De hecho, las cifras han empezado a aumentar respecto a estos últimos años. En 2018 hubo 228 millones de enfermos en el mundo, cifra superior en once millones de casos con respecto a 2017. De ellos el 93% se da en África, un 3,4% de los casos en Asia Sudoriental y la Región del Mediterráneo Oriental con un 2,1%.
LA AMENAZA DE UN REPUNTE
Ahora, los objetivos propuestos por la OMS en su “Estrategia técnica global (GTS) contra la malaria 2016-2030” están seriamente amenazados por la falta de inversión y la reducción de fondos por parte de los países para prevenir, tratar y diagnosticar la mortífera enfermedad. Si la estimación para continuar avanzando es de 5.000 millones de dólares, solamente se han invertido 2.800 millones (cifra inferior con respecto a 2017, que fueron 3.200 millones).
La cantidad es insuficiente para alcanzar los dos primeros hitos de la GTS para el 2020: una reducción de al menos el 40% en la incidencia de casos y en las tasas de mortalidad a nivel mundial en comparación con los niveles de 2015.
Desde medicusmundi consideran que «si los recursos necesarios no salen de fondos extraordinarios, en poco tiempo tendremos un repunte importante de esta enfermedad, e incrementará el riesgo de que la malaria sea otro problema de salud mundial que afecte a todo el planeta, como lo es el coronavirus ahora».
Una de las medidas más eficaces para combatir la malaria, que debe ir paralelo a la inversión en la propia enfermedad, inciden, es el fortalecimiento de los sistemas públicos de salud, que ayuden a conseguir una Cobertura sanitaria Universal, con unos recursos sanitarios preparados y suficientes para responder a todas las necesidades; medios materiales para el tratamiento y diagnóstico suficientes; una gestión adecuada de todos estos recursos y un sistema de vigilancia epidemiológica la suficientemente fuerte para poder tener datos precisos de la evolución de la enfermedad.
Los enfoques de primera línea, como las mosquiteras y la fumigación en interiores -claves para la estrategia-, están «llegando a sus límites» debido a la creciente resistencia de los mosquitos a los insecticidas a base de piretroides, que pierden efectividad. Sólo en áreas con niveles moderados a esa resistencia pueden seguir siendo útiles. En esta línea es importante mencionar la resistencia a los tratamientos antimaláricos. Se debe principalmente a cambios en el genoma del parásito o a cambios en la expresión de genes, éste último muy preocupante porque la aparición de resistencias puede ocurrir rápidamente incluso en el curso de una misma infección, según un nuevo estudio liderado por ISGlobal.
Otro factor fundamental es la importancia de la (mala) intervención del hombre sobre la naturaleza y su consiguiente cambio climático.
Uno de los hitos clave de la GTS para 2020 es la eliminación de la malaria en al menos 10 países de los que eran endémicos en 2015. Al ritmo actual de progreso, es probable que se alcance. En 2016 la OMS identificó países potencialmente susceptibles de eliminar la malaria para 2020, y está trabajando con ellos con el fin de acelerar su eliminación.
Hoy, en el momento álgido de la crisis de Coronavirus, viendo como la OMS y su personal toman el liderazgo en todos los niveles para dar una respuesta de salud pública mundial, medicusmundi insiste en que la lucha contra las enfermedades como la malaria no se puede hacer de forma aislada; ni podemos luchar solo contra esa enfermedad sin fortalecer los sistemas públicos ni ningún país puede por si solo acabar con las amenazas infecciosas que provocan sufrimiento y muerte en todo el mundo.
SOBRE MEDICUSMUNDI
Medicusmundi es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo de la Cooperación Sanitaria Internacional que desarrolla su labor en todo el mundo.
Fundada en Alemania en 1962 y reconocida oficialmente como Organismo Consultor por la Organización Mundial de la Salud recibió, en el año 1991, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Medicusmundi España, primera ONGD española especializada en salud. Los doctores Francesc Abel Fabre y Salvador Cortadellas Baltasar tuvieron un sueño, sensibilizar a la clase médica de Barcelona para que se sumara a un proyecto ilusionante: ayudar a los pueblos empobrecidos en sus necesidades médicas. Ese mismo año, el 21 de diciembre de 1963, tiene lugar en París una reunión del Comité de medicusmundi Internacional donde se decide la admisión de la rama española: medicusmundi España. La compra, en 1963, de un Land Rover equipado como ambulancia para el dispensario de Logbikoy, en Camerún, fue su primera acción.
Medicusmundi Cantabria nació en 2004 y es miembro de la Coordinadora Cántabra de ONGDs.