El impacto del Covid-19 en los refugiados de los Balcanes se agrava con el autoritarismo de su Gobierno
La asociación ‘No Name Kitchen’ ha organizado una charla online para relatar la situación actual de las personas refugiadas en los Balcanes, el jueves 7 de mayo a partir de las 20 horas. Para poder asistir será necesario inscribirse en el enlace https://forms.gle/Y9ivZ2EaawxPXAUt6.
La charla contará con cuatro ponentes que contarán sus testimonios en el terreno y a los que poder realizar preguntas: Alba Díez sobre Grecia y Turquía, Tomás D’Amico sobre Serbia, Ricardo Fernández de la situación en Bosnia, y Bruno Álvarez sobre las posibles soluciones a estos problemas.
CAMPOS DE REFUGIADOS EN LOS BALCANES
Las últimas noticias sobre la situación en los Balcanes llegan de la mano de ‘No Name Kitchen’, que en su propio Facebook explicaban la difícil situación.
El pasado 15 de marzo el Gobierno Serbio declaró el Estado de Emergencia por Coronavirus y decidió suspender la actividad del parlamento, por lo que todas las decisiones quedaron en manos del presidente Aleksandar Vucic y la primera ministra Ana Brnabić. Una de las primeras medidas fue cerrar las puertas de los 19 Centros de Asilo y de Tránsito que tiene el país y prohibir las salidas transitorias de la gente que vive dentro, con la única excepción de las personas que tuvieran motivos médicos.
Desde entonces, quedaron encerrados quienes ya vivían en los campos y muchos otros que fueron capturados por las fuerzas de seguridad en las ciudades y zonas rurales y que acabaron trasladados por la fuerza.
La capacidad total de los campos ronda las 6.500 camas pero, según las cifras oficiales, hoy habitan unas 9 mil personas, hacinadas en habitaciones, carpas y corredores, que cuentan a la asociación que “cada día se hace más difícil soportar el aislamiento, que no pueden comprar bienes ni ropa ni alimentos, que viven en habitaciones colmadas, que no pueden cumplir las medidas de distanciamiento físico y que por algún motivo están recibiendo raciones pequeñas de comida”.
Cabe destacar que se han sucedido otros momentos en que los campos estuvieron desbordados, pero es la primera vez desde que se inició la crisis migratoria en 2015 que se prohíbe el libre movimiento de las personas.
En el caso del campo Krnjaca, ubicado en las afueras de Belgrado, uno de los principales problemas es la falta de ropa. Los testimonios cuentan que varias personas que ahora están encerradas vivían en hostales o apartamentos y fueron detenidas en la vía pública y trasladadas directamente al campo, por lo que no pudieron retirar sus pertenencias.
A su vez, acusan que tampoco existe un servicio de lavandería ni cuentan con jabón para lavar la ropa a mano. Otro problema es la compra de alimentos: el único comercio habilitado maneja precios más elevados que un almacén normal y se dificulta obtener dinero desde el exterior.
En este sentido, nos comentan que la administración del campo accedió a organizar salidas custodiadas de pequeños grupos para que puedan retirar transferencias que familias y amigos les envían vía Western Union.
El episodio más triste según explican se vivió el 16 de abril, cuando un bote que cruzaba con unos 16 migrantes y 2 posibles contrabandistas locales desde Serbia a Rumania naufragó por la noche en las aguas del río Danubio.
Al mismo tiempo, el pueblo serbio empezó a dar muestras de disconformidad. Desde el pasado lunes, todas las noches a las 20:05 horas, cinco minutos después de los aplausos en apoyo al personal sanitario, se oyen golpes de cacerola, silbatos música y gritos en oposición a las políticas autoritarias del gobierno.