“Internet no ha colapsado con el uso intensivo por la cuarentena, pero podría hacerlo en pocos años”
Medio siglo después de sus primeros albores y unos 25 años desde su despliegue a través del “World Wide Web”, Internet ha entrado en el año 2020 revelándose como algo imprescindible para el día a día, especialmente en estos tiempos de pandemia. “En un mundo sin Internet no podríamos teletrabajar, ni tener clases a distancia, y conectarse con los demás e informarse sería mucho más complicado”.
El catedrático de Ingeniería Fotónica de la Universidad de Cantabria Adolfo Cobo García reflexiona sobre ello con motivo del Día Internacional de la red de redes, que se conmemora el 17 de mayo. “Dicen que toda tecnología que triunfa se vuelve invisible e Internet lo es”, apunta el profesor e investigador, detallando que “está hecha de nuestros ordenadores y móviles, pero también de equipos como servidores, conexiones inalámbricas y muchos cables de fibra óptica”.
Además de ser invisible, es casi omnipresente y de ella dependen las telecomunicaciones. “Internet se construyó aprovechando la red de telefonía mundial y por ello hoy en día, nuestras conversaciones por fijo o móvil viajan por Internet. Los repetidores de televisión también utilizan cables de fibra óptica”, recuerda Adolfo Cobo.
En la situación actual de pandemia, “la dependencia es aún mayor”: entretenimiento, recopilación de información epidemiológica, teletrabajo, formación a distancia… Según el catedrático, “las cuarentenas decretadas en casi todo el mundo han hecho saltar las alarmas sobre el posible colapso de Internet, debido al aumento del tráfico de datos que se está produciendo”. Muchos expertos han alertado sobre este problema y algunos llegaron a vaticinar que llegaría justo en este año 2020, pero “a pesar de las videoconferencias, las series y los videos de gatitos”, esto no ha sucedido.
En el llamado “punto neutro” ESpanix, donde se interconectan las redes de todos los operadores en nuestro país, el tráfico ha aumentado un 60% respecto al mes anterior, y “en las zonas más afectadas por la cuarentena se ha notado una menor velocidad de acceso, pero nada más”.
La razón, explica Cobo, es que continuamente se están mejorando los equipos e instalando tecnología para aumentar la capacidad, como el cable transatlántico Marea que desde hace menos de tres años cruza desde Sopelana, cerca de Bilbao, hasta Virginia Beach, en Estados Unidos. Con una capacidad de 160 millones de “megas”, lleva el tráfico simultáneo de millones de usuarios en toda Europa.
“La capacidad de Internet no deja de crecer, pero los datos que movemos por ella crecen aún más deprisa, y eso significa que el temido colapso puede producirse en cualquier momento”, apunta el investigador de la UC. El director del departamento de investigación en redes de los Nokia Bell Labs, Peter Winzer, lo ha situado recientemente para dentro de cuatro o cinco años. Todo ello “nos lleva a una reflexión interesante sobre si debemos considerar Internet como un recurso que se puede agotar, como la energía o el agua, y que por tanto tenemos que usar con responsabilidad”, plantea Adolfo Cobo.
Por otra parte, el profesor recuerda que Internet “falla a menudo, aunque no siempre nos enteramos”. “Además de los fallos en nuestros dispositivos o en los servidores, es bastante habitual que los cables de fibra óptica dejen de funcionar por razones muy variopintas: mordiscos de roedores en los cables enterrados, rotura por las anclas de los barcos o artes de pesca en los submarinos, y en los cables aéreos, curiosamente las incidencias más comunes son por disparos de cazadores (a los pájaros que se posan en ellos) o las mordeduras por ardillas, un problema muy serio en algunas partes del mundo. A veces un cable simplemente desaparece, robado”.
Según Cobo, estos problemas pasan normalmente desapercibidos porque la información se envía por rutas alternativas, pero se han dado ya varios casos de países completos privados de Internet durante días o semanas. Una situación que nos cuesta imaginar, pero que sucede.
El experto en ingeniería fotónica cree que el Día de Internet es una buena ocasión “para reflexionar sobre lo que nos aporta en nuestras vidas y cómo serían sin ella, y también para reconocer la labor de muchos profesionales, técnicos y científicos, que se dedican a su mantenimiento y mejora continua”.
Esta efeméride se celebra desde 2005 en varios países iberoamericanos y otros lugares del mundo, impulsada por la Asociación de Usuarios de Internet de España.
Se eligió esa fecha para unirla al Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, que conmemora la firma del primer Convenio Telegráfico Internacional y la creación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones el 17 de mayo de 1865. Cada año se organizan diferentes actividades e iniciativas para impulsar el acceso y la conexión de las personas.