Vuelven con una segunda tanda las ‘cestas de apoyo rural’ de la Red Cántabra de Apoyo Mutuo
Después de una respuesta desbordante de pedidos a la primera de sus ‘cestas de apoyo rural’, la Red Cántabra de Apoyo Mutuo, prepara una segunda tanda de ellas. Ahora, además de las características de la anterior, incluye complementos como carne ecológica y yogur natural ecológico, o sidra y cervezas artesanas.
Desde esta iniciativa, impulsada desde Cantabria No Se Vende, han querido ofrecer su ayuda a los pequeños productores cántabros durante esta crisis. Con estas cestas de apoyo rural, buscan dar salida a los alimentos de productores que estos días encuentran cerrados restaurantes y mercados de proximidad.
Para recibir, sin intermediarios, productos de primera calidad y apoyar a nuestros trabajadores locales, es necesario apuntarse en cnsv@cantabrianosevende.org, donde se pueden pedir dos tamaños de cesta (de 30 o 50 euros). Además, existen complementos de carne o cervezas y yogures por precios extra.
El contenido será justo y equilibrado con el coste, y no se personalizará ya que depende de los productos disponibles en el momento, atendiendo a indicadores agroecológicos.
La cesta también puede pedirse registrándose en el link de la Red Cántabra de Apoyo Mutuo.
Asimismo, los productores que necesiten esta ayuda para distribuir sus productos podrán contactar con CNSV a través del teléfono 659 65 45 35 o al mismo email.
La iniciativa se enmarca dentro de la ya creada red de apoyo, ahora con la intención de dar salida a estos productos, al cerrarse los espacios de venta no sedentaria al aire libre o mercados tradicionales, así como los bares y restaurantes.
¿POR QUÉ COMPRAR A PRODUCTORES LOCALES?
El primero de los motivos es el crecimiento de la economía local, sobre todo en esta situación de crisis, con precios más justos y mantenimiento del flujo económico dentro de la comunidad.
Es necesario para crear conexiones y mantener y recuperar un tejido social de apoyo y relación entre vecinos y vecinas. A esto se une el equilibrio territorial, ya que es una manera de combatir el éxodo rural e intentar fijar población en los valles y pueblos de Cantabria.
Asimismo, es una buena aportación a la conservación patrimonial, haciendo posible el mantenimiento de modos de vida y expresiones culturales singulares de cada zona.
Y en lo que a la biodiversidad se refiere, la producción local convive de forma más sostenible con la diversidad natural, frente a un monocultivo que destruye las variedades locales más adaptadas y diversas. Finalmente, a ello se suma la lucha contra el cambio climático, ya que estos productos requieren menos transporte en su distribución y no producen tantos residuos.