El edificio de Isabel II pasó el informe de evaluación
Una semana después de la alerta por riesgo de derrumbe del edificio de la calle Isabel II de Santander, frente a la plaza del Ayuntamiento, los vecinos siguen sin poder volver a sus hogares. Se sigue analizando la situación y se espera que se lleve a cabo una obra para reforzar la estabilidad del inmueble.
Uno de esos vecinos es Miguel Ángel Berrazueta, presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Cantabria. Dice que «el susto se va pasando» y reconoce ser uno de los afortunados entre los que allí viven, porque no ha tenido que recurrir a familiares ni amigos, ya que tiene una casa en un pueblo y es allí donde se ha desplazado.
No es la primera vez que ve algo así. Su profesión le ha llevado a lugares donde había riesgos, «estuve en el Hotel Bahía», dice, refiriéndose al derrumbe que sufrió ese emblemático edificio en 1992. Ahora le ha tocado salir de su casa y sólo poder subir a recoger cosas esenciales. Lo hicieron el pasado fin de semana, acompañados de los bomberos, y lo volverán a hacer entre hoy y mañana de nuevo.
Reconoce que es una sensación extraña y que «no es plato de buen gusto», a lo que se suma la preocupación por el estado del edificio, sobre todo después de ver la imagen de un pilar muy dañado y con grietas muy visibles. «Dan ganas de salir corriendo», admite.
El problema lo focaliza, perteneciendo al sector de aparejadores y arquitectos, en la normativa vigente, que no obliga a hacer una revisión profunda de cómo está la estructura de un inmueble al pasar el Informe de Evaluación de Edificios. De hecho, esa inspección se pasó en Isabel II, y nadie se dio cuenta del problema, porque sólo se exige una comprobación visual, como nos ha relatado en una entrevista a EL FARADIO DE LA MAÑANA.
Berrazueta especifica que no es culpa del Ayuntamiento, «es por la norma». Y eso es lo que se debería tratar de cambiar y «que la norma exija el análisis de la estructura». Dice que eso seguramente lo tengan que mover las asociaciones y los colegios de arquitectos para intentar que se aplique algo más exhaustivo que un simple reconocimiento visual.
Una inspección, según cuenta, sí contiene muchos detalles, pero que precisamente sea la estructura lo que se estudie de forma más liviana le parece «una barbaridad». Y es necesario que se exija ese cambio, porque estos informes «hay que pagarlos», y si a los vecinos se les ofrece un examen más barato, será muy probable que escojan esa opción y no pagar «un coste superior».
El presidente de los aparejadores cántabros no le da tanta importancia a las tres alturas de más que tiene el edificio respecto al proyecto original de la obra, porque dos de esas tres se hicieron a la vez con el resto y otra más en los años 60 y para la que no reforzó el pilar, pero en esa altura de más, dice, fue a vivir el arquitecto que de esa obra adicional. Lo que sí le parece reseñable es que la estructura es «pobre», pero más debido a unos materiales que en aquella época no tenían las características de ahora.
JAVIER CERUTI: «LO DE ISABEL II RECUERDA UN PROBLEMA QUE ARRASTRAMOS DESDE EL INCENDIO DEL 41»
El portavoz municipal de Ciudadanos, Javier Ceruti, subraya los problemas de cimentación de los edificios construidos en aquella época. “Hablamos de los años de la posguerra española y en los que aún continuaba la II Guerra Mundial. La escasez de materiales como el cemento hizo que se utilizaran otros de peor calidad, llegando a mezclarlos con arena de playa”.
En la actualidad, según subraya el portavoz de Ciudadanos, “se hacen las inspecciones y se hacen cumpliendo la ley, pero la ley lo que permite es una inspección visual, y ahí radica el problema. Creemos que es insuficiente para detectar problemas severos del estado de los pilares y vigas”. Por ello, Ceruti plantea que se determine el área concreta de la reconstrucción tras el incendio del 41 y se acometa un plan de inspecciones, con el objetivo de que se realicen las actuaciones necesarias “y no encontrarnos más problemas como los del número 13 de la calle Isabel II”.
Según explica dichas inspecciones serán más rigurosas “por lo que habrá que tener previstas subvenciones públicas, puesto que iríamos más allá de las actuales exigencias legales.
De esta manera garantizamos la seguridad jurídica y se incentivaría la actividad económica”. El objetivo es en definitiva responder a un problema latente que lleva décadas pendiente de ser resuelto. “No olvidemos lo que ocurrió en su día con el Hotel Bahía. Afortunadamente esta vez hemos tenido suerte, se ha actuado rápido y no ha habido que lamentar desgracias personales. Hay muchos edificios de la misma época con iguales circunstancias, por lo que debemos actuar sin prisa pero sin pausa”.
RAÚL HUERTA: «EN SANTANDER HAY EDIFICIOS SIN NINGÚN MANTENIMIENTO»
En nuestra tertulia del día hemos contado con la presencia de Raúl Huerta, ingeniero que trabaja para la empresa SAVIA y está muy en contacto con obras de vario tipo.
Incidía en el argumento de Berrazueta de que las evaluaciones de los edificios son demasiado laxas. Al exigir sólo un reconocimiento visual, en los informes se recogen problemas «que ve cualquier ciudadano aunque no tenga formación en edificación».
Huerta también resaltaba que hay mucha parte de Santander con inmuebles que «están construidos en terrenos ganados al mar». Y a eso se le añade que hay muchos casos de edificaciones que se van deteriorando y no tienen «ninguna conservación ni nungún mantenimiento» y otros que se arreglan pero «sin ningún criterio técnico», y recordaba el ejemplo del derrumbe parcial de la calle del Sol nº 57.
En su opinión, y ya que el PGOU sigue sin moverse cuatro años después de su anulación, el Ayuntamiento de Santander «debería hacer un mapa de riesgos, porque si no un día podríamos encontrarnos un auténtico desastre».