La Justicia Gratuita es un servicio esencial que garantiza la defensa de los derechos de las personas más desprotegidas y vulnerables, y el acceso a la justicia de los ciudadanos con menos recursos en condiciones de igualdad. Los profesionales que prestamos el servicio a través del Turno de Oficio somos abogados y procuradores debidamente habilitados y preparados para cumplir con esa función.

Somos abogados de oficio por compromiso profesional, porque creemos en lo que el Turno de Oficio y la Justicia Gratuita significan, y defendemos el acceso a la Justicia por parte de todos los ciudadanos, con independencia de su posición o circunstancias económicas, sociales y familiares, y en el derecho de todos a obtener una Justicia de calidad. Por eso, realizamos nuestra labor con el mismo empeño, entrega y profesionalidad que cuando somos designados por un cliente de forma particular.

Sin embargo, el hecho de que prestemos el servicio por vocación no significa que se deba mantener a nuestra costa. No puede ser que un letrado perciba de media por cada expediente menos de ciento cincuenta euros, y se liquide por parte de la Administración con meses de retraso, lo que supone una inversión por ciudadano de poco más de seis euros anuales. No puede ser que los letrados del turno de oficio realicen su trabajo y después no perciban ninguna retribución porque al justiciable de forma tardía no se le reconoce el derecho.

Son muchos los motivos por lo que los abogados y abogadas del Turno de Oficio llevamos años reivindicando la dignificación y el respeto a nuestro trabajo, nuestro derecho a recibir unas retribuciones dignas, a que la Administración no se retrase durante meses en el pago a los letrados, a que se nos abonen todas las actuaciones que llevamos a cabo durante los procedimientos en los que somos designados, y a que se equiparen los baremos aplicables en cada comunidad, para que perciba la misma indemnización un abogado en Barcelona o País Vasco que un abogado en Cantabria, Madrid o Andalucía,

El Gobierno de Cantabria, como ocurre en otras comunidades que tienen transferidas las competencias, y como ocurre en el territorio común que depende del Ministerio de Justicia, llevan varios años prometiendo una modificación del baremo, la inclusión de nuevos módulos, es decir, la inclusión de fases del procedimiento que habitualmente los abogados del turno de oficio nos vemos obligados a realizar pero por las que no percibimos ninguna retribución, e incluso se viene “prometiendo” la actualización de las cuantías a cantidades dignas del trabajo que realizamos, y de la responsabilidad que asumimos como profesionales.

A pesar del tiempo transcurrido, el Gobierno de Cantabria no dispone de un documento en el que esté trabajando, o al menos a día de hoy no se ha facilitado todavía ningún borrador a los abogados ejercientes e inscritos en el Turno para que podamos hacer propuestas y mejoras al texto.

Sin embargo, como ocurre siempre en estas fechas, ya han comenzado a aflorar los elogios y cumplidos a los abogados del Turno de Oficio, y se hablará en los próximos días de la imprescindible labor que realizamos, la importancia de nuestro trabajo para que los ciudadanos que carecen de los recursos económicos suficientes puedan acceder en condiciones de igualdad al ejercicio de sus derechos, pero lo cierto es que pasado el 12 de Julio, día de la Justicia Gratuita y el Turno de Oficio, ese servicio esencial que con tanto esfuerzo préstamos más de 46.100 Abogados en los 433 partidos judiciales de nuestro país, quedará nuevamente en el olvido hasta el año siguiente, y la voluntad de de mejorar y dignificar las retribuciones que recibimos volverá al cajón de donde salió hace solo unos días.

Por eso cuando el domingo o el lunes vean a dirigentes políticos en Santander, o en otras muchas ciudades, o al propio Ministro de Justicia acompañando a los Abogados que colocarán mesas en calles y plazas para explicar a la ciudadanía en qué consiste nuestra labor, y porque es tan importante la justicia gratuita, acuerdense de que para ellos no es una prioridad, ya que si de verdad lo fuera, trabajarían para su dignificación.