El Ayuntamiento reclamará a Gesvican la reconstrucción de la pista deportiva que se derrumbó en Nueva Montaña
El informe técnico encargado por el Ayuntamiento de Santander sobre el derrumbe del parking de Nueva Montaña el pasado 13 de enero concluye que los incrementos de espesor sobre las losas “son despreciables” frente al total y que “el colapso” se hubiera alcanzado de la misma manera incluso sin considerarlos.
Así lo han informado a los vecinos la alcaldesa Gema Igual y el concejal de Fomento, César Díaz, en una reunión mantenida ayer por la tarde en el Ayuntamiento, en donde también han coincidido con ellos, tal y como establecen los informes técnicos, en que se adopte un nuevo sistema de impermeabilización en toda la parte superior y no en la inferior, que es la solución propuesta por Gesvican.
Además, el Consistorio, como parte perjudicada, también reclamará que se urbanice y reponga la pista deportiva y el parque infantil tal y como estaba antes del derrumbe, teniendo en cuenta que, según los técnicos, “la rotura se produjo por punzamiento de las losas debido a una carga de rellenos superior a la prevista en el proyecto de estructuras modificado de la obra inicial”.
Asimismo, en el documento que han aportado Igual y Díaz a los vecinos se establece que “la razón de que se alcanzase el colapso ante las cargas constantes aplicadas muchos años sobre la estructura se debe al fenómeno denominado ‘cansancio’ del hormigón, que supone una bajada paulatina de resistencias con el tiempo que puede alcanzar hasta un 15%”.
Según los cálculos efectuados por los técnicos se deduce que la losa del garaje “del proyecto modificado” de la obra inicial presenta coeficientes de seguridad respecto a las cargas reales “inferiores” a los exigidos por la normativa, por lo que dichos coeficientes “se corresponden con el colapso por punzamiento de las losas”.
Asimismo, queda constatado por lo tanto en el informe que el proyecto de licitación inicial “contemplaba cargas superiores a las del proyecto modificado y una estructura con mayor capacidad resistente que no hubiese colapsado”. Es decir, que al modificarse el proyecto de estructuras se redujeron las cargas de cálculo, por lo que los espesores de relleno “no han sufrido cambios significativos desde el momento de la construcción”.
La alcaldesa y el concejal de Fomento han explicado también a los vecinos que en el documento se establecen las recomendaciones de actuación para la estructura de los garajes no afectada por el colapso, entre las que se encuentran reducir el espesor de los rellenos, con una distribución de aproximadamente 50 cm de espesor máximo de distancia entre la rasante de urbanización y la cara superior de las losas de hormigón con una sobrecarga de uso de 500 Kp/m2; aplicar una pintura anticarbonatación y anticloruros y ejecutar una nueva impermeabilización.
Sobre esta última cuestión, los técnicos recomiendan que se adopte un nuevo sistema “que se diseñe de forma que se ocupe un espesor mínimo con las pendientes que permita garantizar que el espesor total incluyendo la capa superior de tierra vegetal se ajuste a los valores determinados”.
LA ADVERTENCIA PREVIA DE LOS VECINOS
Vecinos del bloque explicaron a EL FARADIO el propio día del derrumbe, que se produjo de madrugada (hacia las 6.20 horas), por lo que se evitaron daños personales. La losa que cubre los garajes, donde hay decenas de vehículos aplastados, es una zona de recreo donde por las tardes/noches hay muchos niños.
También recordaban que venían denunciando filtraciones, en una zona en la que hubo reforma reciente (el arreglo de la pista del fútbol).
El exconcejal Antonio Mantecón recordaba en sus redes sociales las denuncias de los vecinos sobre el mal estado, de las que se hizo eco la legislatura pasada desde Santander Sí Puede, siglas que en las pasadas municipales concurrieron de forma conjunta con Izquierda Unida, Podemos y Equo en Unidas por Santander.
El portavoz de esta formación, concejal en Santander, Miguel Saro, se refería a la proliferación del modelo de espacio públicos levantado sobre garajes y aparcamientos, lamentaba que «en Santander nada pasa por casualidad» y advertía de que «somos cautivos de un modelo de desarrollo urbano que sólo busca satisfacer el interés de unos pocos…».
Saro recordaba en sus redes sociales cómo fue la urbanización de esta zona: desde su origen industrial hasta su conversión en zoma comercial como «pelotazo» para cubrir la deuda de la propietaria del suelo con Banesto.
Además, señalaba que el 10% de cesión obligatoria al Ayuntamiento de este desarrollo urbanístico se convirtió en dinero en efectivo para sufragar coste de obras en tiempos del exalcalde Gonzalo Piñeiro, y luego el el Gobierno de Cantabria recompró ese suelo para construir VPO en lo que resultó una promoción «costosa» porque hubo de sanear terrenos contaminados la actividad industrial.