Leticia Dolera, James Rhodes o Marwán piden el cierre del Mini Zoo de la Magdalena en redes sociales

ONGs y miles de internautas han denunciado las pésimas condiciones de los animales en el Minizoo de Santander
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Una campaña a través de redes sociales ha vuelto a denunciar las pésimas condiciones de vida de los animales cautivos en el minizoo de la Magdalena, con cientos de mensajes criticando el estado de las piscinas, la continuidad de las focas con algas adheridas a sus cuerpos o el surrealismo de mantener a varios pingüinos a más de 11.000 kilómetros de su hábitat original.

A las ONG, activistas y más de cuatro mil internautas se sumaron personalidades que incluso traspasan nuestras fronteras, como la famosa actriz estadounidense Daryl Hannah, quien en su cuenta de Tweet denunció con énfasis la situación de los animales. Caras conocidas como Leticia Dolera, James Rhodes, Beatriz Rico, Nuria Gago o el cantautor Marwán también emitieron sus opiniones via Twitter, instando al Ayuntamiento a actuar de inmediato para dejar de provocar sufrimiento innecesario.

La iniciativa, promovida por la Fundación Franz Weber y otras ONG, ha logrado unir a cientos de personas en las redes sociales Twitter y Facebook notificando imágenes recientes de los animales y los espacios de cautividad, de los sistemas de filtrado de agua o recordando las noticias que se suceden desde el mes de mayo, cuando una foto de Lucas muerto, un león marino encerrado en el miniparque, generó una ola de indignación en todo el mundo.

Con la etiqueta #CierrenElMinizoo muchos mensajes han interpelado a la alcaldesa y al perfil del Ayuntamiento de Santander acusándolos de inacción, una queja compartida por FFW, ya que desde el mes de mayo “aún no se han tomado medidas adicionales para garantizar el más mínimo bienestar de los animales cautivos ni se ha hecho autocrítica alguna por la muerte de dos de ellos desde enero, lo que indica un problema profundo en las instalaciones”.

En este sentido, hay que recordar que la entidad participa en el ‘Consejo de Expertos’ creado en el seno del Consejo de Sostenibilidad con el veterinario David Perpiñán, cuyos sucesivos informes han destapado gran cantidad de irregularidades e infracciones en el parque de la Magdalena, entre ellas el funcionamiento del mismo durante doce años sin cumplir con la Ley estatal de parques zoológicos y acuarios, una situación de extrema gravedad.

EL INFORME DE LA ASOCIACIÓN

El minizoo de La Magdalena funcionó hasta 2016 sin cumplir la legislación que le obligaba a darse de alta, tal y como refleja la Ley 31/2003, de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos, como reveló la Fundación Franz Weber en su informe.

El texto repasa y amplia aspectos ya mencionados: desde las enfermedades respiratorias u oculares que presentan los animales, hasta su anormal comportamiento para sus especies (los pingüinos no entran al agua, las focas no salen de ella), pasando por su reducción a grupos de dos, cuando son gregarios y eso afecta a su ánimo si se quedan solos, como ha sucedido aquí. La escasa función educativa, el exceso de gasto y el poco mantenimiento, la poca formación del personal, las instalaciones que no son apropiadas… son aspectos que afloran.

Y a los que suma, según detalla el informe, la alimentación de las focas y los pingüinos se hace sin llevar un control de lo que come cada individuo.

Muerte de Lucas en el mini zoo

Y cuando se produjo la muerte del león marino macho “Lucas” solo había un cuidador en el parque para hacer las tareas propias del zoo, como por ejemplo dar de comer a los animales. La presencia de un único cuidador cuando se trabaja con especies potencialmente peligrosas como leones marinos está totalmente contraindicada y va en contra de las medidas básicas de seguridad que se deben seguir en una colección zoológica, aprecia el experto.

“Resulta muy complicado evaluar el trabajo veterinario en el zoo de La Magdalena, más aún cuando no hemos podido ver las historias clínicas ni el plan higiénico-sanitario, y especialmente cuando se observan ciertas contradicciones en las explicaciones”, lamenta el informe.

Respecto al programa educativo facilitado por el zoo de La Magdalena (solo disponible para un año), destacan que todos los objetivos educativos sobre medio ambiente que se realizan en la península de La Magdalena se pueden seguir realizando sin la presencia de este zoológico.

En otras palabras, “no es necesario un zoo como el de La Magdalena para conocer el entorno natural de La Magdalena, para adquirir el gusto por la naturaleza, para desarrollar aprendizajes sobre los ecosistemas, para identificar especies marinas y sus hábitats, ni para concienciar sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad (listado de los 5 objetivos del taller “Exploremos la Magdalena” del 2017 facilitado por el zoológico para justificar su plan educativo)”.

Sobre las alternativas sugeridas por el equipo de Gobierno, apuntan que «no se puede crear un centro de cría de especies amenazadas si no se sabe lo que se quiere criar o que «no se puede crear un centro de recuperación sin saber ni lo que se quiere recuperar, ni si existe una necesidad real de otro centro de recuperación más en Cantabria.

“Y no se puede hablar de santuario (o incluso de centro de rescate) cuando las instalaciones ni siquiera son adecuadas para tener las especies que se albergan actualmente», añaden, recalcando que reconvertir esas instalaciones a algo que pueda ser útil como santuario puede implicar un esfuerzo económico importante y observando que «el equipo humano que ha llevado el zoológico de La Magdalena a su situación actual no parece que sea el más adecuado para llevar a cabo un proyecto innovador y beneficioso para los animales, ya que ni siquiera tienen experiencia en otros zoos”.

EL ‘PLAN DIRECTOR’ YA ADVERTÍA ESTA SITUACIÓN EN 2016

Tanto ONGs y partidos políticos denuncian el estado del mini zoo de la Magdalena, pero desde el 2016, el Plan Director de la Magdalena, redactado por expertos en ese año, ofrecía diversas recomendaciones a realizar dentro de todo el entorno de la península, como la reducción “al máximo” del tráfico rodado y la estancia de vehículos en el interior del recinto, uno de los principales problemas para la biodiversidad de este espacio.

Instalaciones del Mini Zoo

Pero buena parte de las advertencias se las llevaba en esa época la zona del minizoo, que es la que “más ha sufrido la intervención urbanística”.

Los expertos reconocían que es uno de los espacios más visitados del recinto, pero advertían del mal estado de unas instalaciones que fueron construidas en 1985 para albergar un buen número de especies animales, pero que tras la retirada de los osos y leones han dejado grandes espacios de “aparatosas construcciones sin ningún uso”.

Al margen de los usos futuros (en 2011 el Ayuntamiento estudiaba convertir el foso de los leones en un auditorio, pero nunca más se supo de aquel proyecto), los redactores del Plan Director consideraron “urgente la retirada de los restos ya en desuso de columnas de apoyo de las rejas y protecciones metálicas de los acantilados que afean tremendamente el entorno”.

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