La Librería Gil acoge este viernes, a las 19.00 horas, la presentación del libro ‘Recuerdo de mis pasos perdidos’, las memorias de Pío Muriedas.

«Recuerdos de mis pasos perdidos» es una obra de cerca de 300 páginas que recoge la biografía y las memorias del artista, que surgió del archivo de su hijo.

El proyecto ha contado con la colaboración de: Fernando Savater (escritor y filósofo), que ha realizado el prólogo. Antonio Sedano (pintor y escritor) desde México ha realizado las ilustraciones y ha facilitado los retratos de los intelectuales vinculados a Pío. Jesús Pindado (escritor y periodista) ha realizado la corrección literaria y el epílogo a Pío Muriedas. Fernando Arrabal (escritor dramaturgo y cineasta) desde París ha realizado el epílogo a PíoFC (Pío Fernández Cueto). Juan Gallego (diseñador) ha realizado el diseño gráfico del libro y de los soportes de la exposición. Manuel Mª Fernández Gochi (hijo de Pío Muriedas) ha realizado la transcripción de las memorias y su resumen.

Pío Muriedas (1903-1002) fue un actor y poeta cántabro represaliado por la dictadura franquista, que trabajó primero como tramoyista y luego como actor en el mítico teatro Pereda de Santander, y que con compañías estatales hizo giras que le llevaron a -Africa o a trabajar con Margarita Xirgú (una de las musas de Lorca), quien por cierto embarcó al exilio desde Santander.

Pío Muriedas aparece en el cortometraje Hacia el silencio dirigido en 1963 por José Antonio Páramo y en la película Géminis, realizada en 1982 por el cineasta santanderino Jesús Garay. Falleció en Santander en 1992.

Fue el principal recitador de poesía clásica que ha tenido España en el siglo XX y reconocido por poetas, pintores e intelectuales de dicha época. Completó su polifacética actividad intelectual con la pintura naif y la poesía.

Sus ideas republicanas le llevaron a recitar en el frente (fue secretario general de la Unión de Escritores de Artistas Revolucionarios de Santander) recitando poemas de autores como García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, León Felipe, José Bergamín, Pla y Beltrán.

Al perderse Barcelona para la causa republicana, se exilió a Francia, donde fue confinado en un campo de concentración.

De regreso a España, fue detenido y condenado a muerte, pena que le fue sustituida por la de quince años y un día, de los que cumplió tres y medio en la cárcel de Oviedo.

Su legado fue recientemente rescatado con una exposición en la Biblioteca Central.