Localizan el letrero de la pescadería de la Cuesta de la Atalaya en una plataforma de venta online
El rótulo de la pescadería constituía el alma de un pequeño negocio, ya abandonado, situado en la cuesta Atalaya. Mostraba lo que en sus días fue una pescadería. Si no fuera por su rótulo en amarillo y rojo chillón que aún conservaba, uno no se hubiera percatado de lo que era. Sin embargo los vecinos que viven en la zona sí que conocen lo que de verdad fue ese establecimiento. Los más mayores habrán hablado de los recuerdos que les traía esa pequeña tienda a sus hijos y nietos.
El cartel forma parte del patrimonio gráfico de la ciudad que desapareció y fue encontrado en una plataforma de venta online. Fue desmontado y puesto a la venta sin el consentimiento de los dueños.
Santatipo, iniciativa que se dedica a poner en valor y rescatar carteles comerciales como parte del rescate de la memoria e identidad colectiva de la ciudad, en sus redes sociales reivindica la importancia de estos carteles para la ciudad. Deberían protegerse y permanecer en su lugar. Pero por desgracia no es ilegal expoliar este tipo de objetos.
Según destacan, patrimonio gráfico no equivale sólo a recuperar y mantener los rótulos sino la historia que hay detrás de ellos. La memoria colectiva comienza a través de la imagen de un cartel y una fachada que dota de identidad a las calles, ya que hoy desaparecen en pos de una globalización identitaria comercial.
Otro caso diferente es el de la sala de fiestas Lido situada en la avenida del faro. Por medio de las redes sociales se han compartido fotos de lo que fue en los años 80 esa sala de baile. A partir de ahí la gente ha dejado comentarios de sus recuerdos o recuerdos de familiares, para así poco a poco formarse una historia de lo que fue. “Seguimos buscando y hay novedades que nos ha facilitado Martine Walcome”, según comenta Santatipo en su cuenta de Facebook.
Dentro de las historias que nos llegan de la mano de Santatipo, se ha llegado hasta la pista de Severiano Jimenez Toca, un niño refugiado durante la Guerra Civil en Francia. Lo último que se sabe es que vivió en la Calle Alta y trabajó en la Sala Lido. El fin es poder averiguar algo más sobre él y sobre la Sala. Reconstruir su memoria con los testimonios de la gente que trabajó allí, incluso como medio para unir a esas personas.
La historia de la ciudad de Santander queda reflejada en las historias y anécdotas de sus ciudadanos. Las cafeterías, galerías, almacenes y bares donde la gente hacía sus compras y paseaba admirando los mostradores.
Santatipo es un proyecto que lucha por la necesidad de preservar esa memoria e imagen de la ciudad de Santander. Se vuelca en la unión del diseño y la historia. El rótulo de la pescadería ha acabado siendo vendido por una plataforma de compra y venta de artículos de segunda mano. Debido a la creciente demanda de artilugios con cierta edad, lo que se suele denominar como estilo ‘vintage’. Este, como otros, ha sido desmontado y vendido sin el consentimiento de los propietarios.
Santatipo fue fundado en el año 2014 por Federico Barrera, técnico en Diseño Gráfico y Arte, además de licenciado en historia por la UC. Conoció de primera mano la importancia del diseño como canal de comunicación. Y descubrió la historia como precursor del desarrollo local y social. El fin de su proyecto radica en la necesidad de preservar esa memoria e imagen de la ciudad de Santander.