El túnel del Centro Botín incrementó la entrada de automóviles al casco urbano de Santander
Como demostró en Santander la crisis del MetroTus, la ciudad es un constante efecto mariposa marcado por las consecuencias de unas decisiones sobre otras.
Cuando se comenzó a levantar el Centro Botín, hubo voces que cuestionaron si el emplazamiento podría ser otro (nunca pidieron que no se hiciera).
Y entre las distintas acciones consecuencia de ese debate público, se introdujeron cambios en el propio edificio (el que conocemos no es el primer diseño), se salvó la Grúa de Piedra y se aceptó aprovechar la obra para ampliar los Jardines de Pereda, en una actuación en la que se ganó espacio al soterrar, creando un túnel, la carretera de acceso a la ciudad, en el entorno de Calderón de la Barca y el Hotel Bahía.
Una medida, con un coste de 15 millones de euros a cargo del Banco, que tuvo entre sus consecuencias el incremento del tráfico de acceso al centro por la ciudad, en un momento en el que muchas ciudades apuestan por quitarle peso al vehículo privado para concedérselo a peatones, transporte público o ciclistas.
Potenciar “un menor uso de los vehículos privados a motor” es uno de los objetivos del Plan de Movilidad Sostenible de Santander, en cuya segunda revisión, presentada recientemente, aflora este efecto mariposa del túnel del Centro Botín.
En el informe, elaborado por ACX Proyectos y consultado por EL FARADIO, se detalla que las principales vías de la ciudad presentan orientación Este-Oeste.
Entre ellas, citan Castilla-Hermida, San Fernando, Jesús de Monasterio-Calvo Sotelo-Paseo Pereda, General Dávila, Los Castros y la S-20, que absorben flujos de tráfico, pero que en algunos casos pierden capacidad al servir de acceso a los comercios o aparcamientos (caso del Paseo Pereda o Castilla-Hermida).
En el balance se advierte de la falta de conectividad transversal que crea una gran dependencia del túnel de Tetuán y del eje Camilo Alonso Vega-Jerónimo Sainz de la Maza, mientras que el resto de conexiones tienen una configuración sinuosa o con desniveles (Vía Cornelia, Polio…).
Las conexiones norte-sur fueron uno de los grandes reclamos con los que se promocionó el Plan General de Ordenación Urbana de Santander, anulado por el Tribunal Supremo, y también uno de los argumentos con los que se justificó la construcción del vial de Amparo Pérez en la S-20.
Pero el balance del Plan de Movilidad constata que la construcción del Distribuidor de La Marga y la S-30 (la Ronda de la Bahía) no han conseguido aliviar el tráfico en la zona centro de la ciudad, y, en particular, en Castilla-Hermida, que soporta la intensidad media diaria del tráfico más alta de la ciudad y es uno de los accesos al centro.
Por tanto, la salida y entrada de la ciudad se sigue produciendo por el centro en lugar de por transversales o circunvalaciones, algo que, además, ha “favorecido” la construcción del túnel del Centro Botín.
El estudio destaca las inversiones en reordenación de calles y transformación en calles peatonales o semipeatonales: Juan de Herrero, Rubio, Tetuán, Cervantes, Cádiz o Lealtad. Y cuenta entre ellas de forma destacada el soterramiento del muelle de Calderón, para el Centro Botín, que, como cita el mismo informe previamente, es un soterramiento que ha favorecido el tráfico en lugar de disuadirlo.
EL TÚNEL INCREMENTÓ EL PRECIO DE UN CONTRATO PÚBLICO
No es el único efecto mariposa que supuso el túnel del Centro Botín: la ciudad contaba ya con un contrato para el mantenimiento, conservación y reparación de los túneles y pasos inferiores de la ciudad.
El importe del contrato municipal fue adjudicado en un precio de 224.101 euros, calculado en función de los metros de túnel que gestionara la adjudicataria, API Movilidad.
Pero el túnel del Centro Botín supuso ampliar los metros de túneles de la ciudad, en 200 metros, y en consecuencia el contrato se incrementó en 42.833 euros más al año respecto a lo establecido cuando se adjudicó, en 2012.
La siguiente vez que el contrato salió a licitación lo hizo ya con un precio actualizado al nuevo escenario: 254.661 euros.
Además, desde el Consistorio se viene eximiendo del pago de tasas por el uso de espacios públicos y del cumplimiento de la normativa de ruidos por las actividades de ocio y cultura que la entidad ligada al Banco Santander organiza en verano y en en las que recibió apoyo municipal en las tareas de limpieza, seguridad y uso de alumbrado.
Y, en el lote de las relaciones entre el Santander y Santander, la Fundación Botín también aportó dinero a la reordenación de la calle Cádiz para evitar el fondo de saco –ese plataforma giratoria anexa al Hotel Bahía, concebida para favorecer el giro de los vehículos–, aunque fue pagada principalmente por el Ayuntamiento de Santander, que apartó 1,1 millones de euros, frente a los 400.000 de la entidad.
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