María Zuil arma desde el periodismo el «puzzle» de la Veneno
Hay una escena en ‘Veneno’, la exitosa serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi que finaliza este domingo en A3Player Premium, en la que la protagonista, Cristina Ortiz, come un flan.
Podría haber sido otro plato u otro postre, pero fue uno de esos detalles que se encontró la periodista María Zuil, de EL CONFIDENCIAL y de la Asociación de Periodistas de Investigación, en el que seguramente haya sido uno de sus encargos más extraños: desentrañar la madeja de “qué era realidad y qué era fantasía” en la historia de La Veneno.
Realidad y ficción se entrecruzan en la serie, en la que sus creadores, los Javis (‘La llamada’, ‘Paquita Salas’), ya advierten que no es una biografía literal, aunque, como todas las ficciones, esconde algo de verdad.
Para ese relato, que se convierte en algo más, en un retrato de una época, los 90, revisitada; del mundo de la telebasura, pero también en un alegato de la diversidad y en una reivindicación de la búsqueda del propio cambio frente a los prejuicios, hacia falta una base de realidad.
Buena parte de la historia se apoya en su biografía, ‘¡Digo! Ni Puta Ni santa. Las memorias de la Veneno’, escritas por la periodista Valeria Vegas (la propia escritora y el proceso de confección del libro son parte importante de la serie).
Pero también hizo falta una tarea de contraste periodístico, útil desde para conocer aspectos de la biografía de Cristina Ortiz, que se hizo popular por sus apariciones en ‘Esta noche cruzamos el Mississipi’ (Pepe Navarro, Tele5), pero también para localizar los contextos en que se mueve la serie y su época.
Desde el funcionamiento de las cárceles y las normas de separación en ellas entre hombres y mujeres para quien fue una mujer trans hasta el ambiente de la prostitución en el madrileño Parque del Oeste en los 90, como explicaba María Zuil en conversación con EL FARADIO.
Su trabajo fue “distinguir entre lo que ella contaba, qué era realidad y qué era fantasía”, ya que, algo en lo que coinciden varias voces, “exageraba y era complicado” saber lo que era verdad y mentira. .
Para “contrastar y completar las piezas de su puzzle”, María Zuil se recorrió el pueblo entero donde creció, en aquel entonces, como Joselito.
De su pueblo natal le llamó la atención que “hay gente que la adora pero sigue habiendo gente que no le gusta que la Cristina sea de su pueblo” comenta que sigue habiendo personas que creen que la imagen que da del pueblo es mala.
Fueron “muy constructivas” las entrevistas de amigos y vecinos de la zona para elaborar la serie. Ellos le dieron a conocer que “sufrió algunas palizas por algunos vecinos o aquellas familias que salen en la serie con las que se refugió».
María Zuil también tuvo que adentrarse en la investigación judicial que hubo contra ella.
Su trabajo sirve, por ejemplo, para conocer decisiones como el “por qué decidió no operarse”, tras entender lo que suponía en términos médicos “en aquel entonces”.
Respuestas que recibió “de hablar con gente que la conociese para descubrir quién era Cristina detrás de las cámaras”, y con los que descubrió que Cristina era muy “generosa”.
A la hora de recolectar la información María explica que “todo puede servir, todo puede configurar de alguna manera al personaje”.
En su investigación logró contactar, incluso, con la persona responsable de realizar los trajes a Cristina y a muchas de las trans de la época.
El resultado de su trabajo ha servido de base para una serie “maravillosa” que finaliza este domingo, tras cosechar un importante éxito, y que, según expone tras toda la información que ha recolectado, se queda corta porque la vida del personaje fue “intensa” y emocionante”.