Cuando la tienda de barrio es una delicatessen
Tenemos asociado el concepto de tienda delicatessen a momentos especiales, cenas, eventos, celebraciones…
Pero en Prisa, la tienda que está en la Plaza de las Cervezas de Santander, hace ya bastantes años que le dieron la vuelta al concepto, con el objetivo de ser la tienda de barrio –al comprobar que además cada vez quedaban menos–, de facilitar un consumo diario en productos de calidad como embutidos, ibéricos, quesos, vinos u orujos, entre otros.
Para conseguirlo, parten de una rebaja de los márgenes de beneficio, que permiten precios más competitivos en productos (jamón, chorizo, cecina, anchoas…) que en realidad serían más caros.
Otra de las claves es el contacto directo con los productores, sin intermediarios (y pocos, varios de cada producto, testando lo que funciona o no), conseguido a través de los años de experiencia acumulada que le permite negociar directamente con ellos.
En el período de confinamiento que se produjo a partir de marzo cerraron, y al abrir, los clientes volvieron, contándoles la peor calidad que se habían encontrado en otros sitios, por precios peores. Están acostumbrados a un trato muy personal, de que se conocen lo que va a pedir casi con antelación.
Ahora tienen la lección más aprendida: con la atención a una “exhaustiva” limpieza, con el aforo reducido para los clientes; e incluso un Plan B si es necesario: el contacto telefónico con los clientes para prepararles el pedido, de forma que cuando lleguen lo tengan preparado.
Se trata, además, teniendo en cuenta que son clientes del día a día, de dar “una cierta sensación de normalidad en un momento en que todo nos está cambiando”.