Revilla se enreda con las previsiones económicas
Al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, le ha podido el optimismo a la hora de encarar las previsiones económicas para este año y el que viene.
El jefe del Ejecutivo autonómico mantenía este lunes un encuentro con Miguel Cardoso, economista jefe para España de la organización, y Carlos Gorria, director de la Territorial Norte de BBVA, en torno al informe ‘Situación Cantabria’ presentado hoy por BBVA Research.
En concreto, el BBVA establece para este año una caída del 10,2% en el PIB autonómico, como consecuencia del confinamiento y las restricciones para tratar de combatir la propagación del coronavirus, aunque confía en que para el año próximo el crecimiento sea de un 5,8%.
«Les he dicho que hay una serie de datos que desconocen, proyectos que se van a poner en marcha y que van a tener un impacto importante sobre el PIB de la región», ha declarado al término de la reunión, a la que ha asistido la consejera de Economía y Hacienda, María Sánchez.
Y aunque ha aclarado que los datos estarán condicionados por la evolución de la pandemia y el tiempo que transcurra hasta que comience a administrarse una vacuna, el presidente se ha mostrado «optimista» respecto a la evolución económica del año que viene
El caso es que los presupuestos generales de Cantabria para 2021, actualmente en fase de tramitación tras ser presentados, vienen con un informe económico con sus propias previsiones.
En ese documento, consultado por EL FARADIO, el Gobierno explica que se adhiere a las previsiones del Ejecutivo central.
Conforme a esta premisa, el PIB regional se situará en 12.688 millones de euros en 2020 al contraerse un -11,2 %.
Y de cara a 2021, la recuperación prevista del 8,1 % llevará al PIB hasta los 13.716 millones de euros.
Los presupuestos matizan que “acudiendo al principio de prudencia y por cautela” no se tiene en cuenta en esta evolución el impacto de los fondos procedentes del Plan Next Generation de la Unión Europea.
ALGÚN DATO DEL BBVA RESEARCH
En Cantabria, tanto los Terminales de Punto de Venta (TPV) operativos (una medida del cierre que se observó en varios sectores), como el gasto con tarjetas de crédito o débito en la comunidad1 se redujeron a niveles similares a los de España en los momentos más duros de la pandemia, en torno al 67% y 55% respectivamente. La caída fue más acusada en los sectores de viajes, hostelería y restauración, de entre el 75 y el 90%.
Por el contrario, el contexto de confinamiento y la lucha contra la epidemia redirigieron el consumo impulsando el comercio electrónico, los productos de alimentación, y los servicios y productos de salud. Sin embargo, los sectores más negativamente afectados cuentan con un peso algo menor en la economía cántabra que en la media nacional.
Las restricciones no afectaron a todos los sectores o regiones por igual: aquellos que experimentaron una relajación más temprana repuntaron primero. La recuperación inicial del comercio fue intensa, siendo más lenta en el caso de la industria o el turismo, en particular, el de extranjeros; pero los sectores ligados al ocio y al consumo social vuelven a ser los más afectados en la segunda ola.
El impacto de la crisis, además de significativo, fue heterogéneo entre sectores o colectivos, y diferente al observado en 2008.
Aunque la caída en el empleo volvió a ser mayor entre los más jóvenes, el cambio demográfico ha hecho que en España los mayores de 35 años representen en esta crisis más de la mitad de las personas que han perdido su empleo (frente a una quinta parte en 2008-2009).
Desde el punto de vista sectorial, la construcción no es, por primera vez en mucho tiempo, uno de los detonantes de la crisis.
Por el contrario, la hostelería, tradicionalmente un sector refugio en otros episodios de incertidumbre, es la que sufre en mayor medida las repercusiones de la epidemia (caída de la afiliación del -17,7% entre febrero y mayo) , junto a las actividades donde la presencia física del trabajador, del empleador o del consumidor es indispensable (-8,0%, frente al 4,7% de caída del total de la afiliación).
El menor peso relativo de estas actividades en la comunidad y su menor dependencia de la demanda extranjera permitió una menor contracción del empleo, aunque a su vez, la especialización en sectores que permiten poco uso del teletrabajo, como el industrial o el de la construcción redujeron el diferencial.
Finalmente, desde el punto de vista territorial, se observa que Santander y los municipios del Arco Metropolitano, junto con los del Medio y Alto Besaya, sufrieron las menores pérdidas de empleo (por encima del 3%, pero menores al 4,7% de la media regional). En Torrelavega-Besaya y el Área de Influencia el impacto fue de entre el 5% y el 8%, mientras que en las comarcas de Costa Occidental y Liébana la caída de la afiliación fue mayor.
De cara al futuro, en España y Cantabria, diversos indicadores muestran que la mejora puede estar perdiendo fuerza.
Este es el caso del gasto con tarjeta de BBVA o en TPV de BBVA, que ha pasado de crecer por encima del 12% interanual entre julio y septiembre, a caer el 8% en los primeros ocho días de noviembre, tras ir perdiendo tracción de forma progresiva durante octubre.
Esta reducción es más acusada en sectores especialmente expuestos a la pandemia, como los viajes, el alojamiento, el del ocio o el de la restauración
Varios indicadores de formación bruta de capital fijo dan señales negativas: la importación de bienes de capital hasta agosto se redujo un 27,1% en términos interanuales en la región, 12,8 puntos porcentuales más que en España, anticipando una inversión privada más débil.
La inversión en vivienda se redujo algo menos que en España, al caer un 26,8% a/a en el primer semestre (frente al 32,3%). Entre marzo y julio se transaron un 37% menos de viviendas de lo que la tendencia venía mostrando.
INDICADORES CÁNTABROS
Por su parte, conforme a los datos que maneja la Consejería de Economía y Hacienda, en este momento prácticamente todos los indicadores adelantados reflejan que la situación de Cantabria es notablemente mejor que la media nacional. Así se ha reflejado en la EPA correspondiente al tercer trimestre, en la que la Comunidad Autónoma ha ocupado el segundo lugar en el ranking de las regiones con mayor aumento trimestral del empleo, con un crecimiento del 9,4 frente al 3,1% de la media.
También el Índice de Producción Industrial reflejó en septiembre una subida del 4,1%, mientras en el conjunto del país se producto un retroceso del 0,6%.
Otros indicadores adelantados, como matriculaciones, consumo de carburantes, pernoctaciones de turistas, empresas inscritas en la Seguridad Social, cifra de negocio del comercio minorista o la ocupación de la hostelería evidencian también un comportamiento mejor de la región respecto a la media, según el Gobierno.