La historia de un posible desahucio que acaba en final feliz seis años después
La lista de desahucios es interminable en los últimos años. Desde la pasada crisis financiera, la de 2008, el goteo ha sido incesante. No todos acaban mal. Algunos se consiguen frenar en los juzgados y se logran acuerdos para que familias que no pueden hacer frente al pago de su hipoteca encuentren otra solución que no les deje en la calle.
Ahora recuperamos una historia de hace ya mucho tiempo y que ha terminado de la mejor manera: con una familia que ha evitado ser desahuciada y que ahora ya tiene la vivienda en propiedad. Es el caso de Juan Cobo, que ha logrado quedarse en su domicilio, junto a su madre y su hermana, después de que el 2 de abril de 2014 vivieran un momento muy difícil.
En sus vidas no preveían verse sometidos a la presión de una orden judicial que les obligara a abandonar su casa. Pero descubrieron que la persona que pagaba la hipoteca, el padre de Juan, llevaba «más de un año sin pagar». Su madre empezó a informarse de lo que debían hacer en ese momento: «no paró de moverse hasta saber qué podíamos hacer», nos cuenta en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.
Este es un nuevo caso donde quien solicitaba el desahucio era el fondo buitre Las Peñicas S.L., asociado a Liberbank, la entidad financiera en la que se integró la antigua Caja Cantabria. Los hechos se precipitaron en poco tiempo, y llegó la orden de desahucio. Al principio, la madre no les quiso decir nada, «mientras intentaba resolverlo».
Se estipuló el 2 de abril de 2014 y quedaba muy poco tiempo para arreglar el problema. «Nuestra abogada nos dijo que hablaba con el juzgado para resolverlo», dice Juan. Pero necesitaban prepararse para lo peor. «Conseguimos sacar nuestras cosas y guardarlas en casas de amigos». Había que rescatar todo lo posible, por si se ejecutaba el desahucio y así por lo menos no perdían también todo lo que tenían dentro de casa.
Entonces se tenía que convocar una acción de urgencia. A través de la PAH se activó un ‘Stop Desahucios’, el intento de que, el día señalado, una familia no se tenga que ir de su propio hogar. Pero se avisó con muy poca antelación.
Óscar Manteca, miembro de la PAH, lo recuerda perfectamente aún hoy. «La noche anterior tuvimos que poner en marcha la acción», señala. Se empezaron a mandar mensajes de WhatsApp para tratar de que acudiera la mayor cantidad de gente posible.
Y fue un éxito. «Se abandonaron las clases para ayudar», dice Manteca. Gente muy joven, aunque había de todas las edades. La Guardia Civil quedó impresionada, y dijo a los convocantes que estaban intentando llegar a una solución con el juzgado. 300 personas se citaron ante la vivienda de la familia de Juan para defender su derecho a permanecer en la que era su casa.
En aquel momento ya lo contamos en El Faradio. Y también hemos rescatado voces de personas allegadas de Juan, expresando que «era necesario venir y devolver lo que había hecho por nosotros». Un gesto de solidaridad que todavía emociona al propio Juan: «se me siguen poniendo los pelos de punta, y se me pondrán toda la vida».
El camino ha sido muy largo, pero Juan ya puede contar que «el pasado 25 de noviembre conseguimos tener la vivienda en propiedad». Vivimos tiempos que pueden resultar agobiantes, pero a esta familia le ha llegado ahora un gran alivio.
Cuando comenzó el calvario, nos cuenta Juan que «acababa de empezar segundo de Medicina». Y su hermana es tres años menor que él, por lo que la situación para la madre de la familia se hacía muy difícil. «Tenía por delante varios años de incertidumbre», teniendo en cuenta que había que ponerse a trabajar y aún así tenían que «vivir al día o al mes».
«Mi hermana y yo no estábamos en una edad en que todavía no estás preparado para asumir ciertas cosas». Si la vida transcurre acostumbrado a ciertas cosas, cuando ves que pueden faltarte es más fácil caer en la desesperación. Y más si hablamos de personas aún en proceso de madurez.
Afortunadamente, es mucho el cariño recibido, y también la ayuda. «Mucha ayuda externa, familia, amigos, Ayuntamiento, Cáritas…». Es consciente de que eso ha sido clave para poder salir adelante. Pero les hizo falta ponerse manos a la obra para salvarse del desahucio. «Empezamos a movilizarnos a través de redes y con la PAH», explica. y esa acción multitudinaria, sobe todo si se tiene en cuenta la poca antelación con la que se avisó y siendo en una localidad que no es excesivamente grande. «En menos de 12 horas convocamos todo y la respuesta fue brutal, en la calle no cabía una persona más».
«No puedo evitar sonreír, porque eso es lo que nos salvó aquel día», expresa Juan, recordando lo sorprendido que se quedó por ver a tantas personas comprometidas con su complicada situación. «No nos ha faltado de nada, gracias a la ayuda de mucha gente», reconoce.
«Si trabajas, los resultados acaban llegando». Una frase que refleja una filosofía de vida aplicada a un caso grave concreto. Ahora ya ha terminado la carrera. Un momento que «fue bastante emotivo. Además, a la hora de la ceremonia protocolaria que reconoce a los recién licenciados, se acuerda de que dos de sus compañeros, Darío (Darío Herrán, hijo de Jesús Herrán, de Ediciones Valnera) y Laura, «hicieron una referencia en su discurso», cuatro años después de la orden de desahucio.