Los productores cántabros recuerdan que la nieve forma parte del día a día en las montañas
Después de que los últimos temporales generasen problemas de abastecimiento en algunos supermercados de las grandes ciudades, El Súper de los Pastores ha querido recordar con una publicación en redes, cómo es el día a día de algunos de sus productores, acostumbrados a trabajar en condiciones extremas.
Ellos apuestan por productos de proximidad y conocen de primera mano a los campesinos y agricultores de la región. Por eso, recuerdan que, aunque la nieve se haya puesto de moda estas semanas, lo cierto es que en nuestras montañas lleva ya desde el inicio del invierno.Así, para completar la información que dan los medios generalistas estos días, han querido hablar con tres de sus productores de referencia.
SIN MEDIO RURAL, LAS CIUDADES NO COMEN
En Polaciones está Cencho Purriegu con su rebaño. Viendo la situación de los supermercados desabastecidos en Madrid, Chencho reivindica que hay que recordar que sin el medio rural, en las ciudades no se come. Por Polaciones tienen metro y pico de nieve, y todos los años caen, como mínimo, un par de nevadas de estas. Le quita el sueño pensar en cómo va a alimentar a sus animales. Algunos días no ha podido llegar ni con el tractor así que directamente iba andando. Sus animales están en un invernal donde, a día de hoy, tiene que subir andando. Tarda sobre dos horas y aún quedan semanas para que pueda llegar en tractor. Dice que vive pendiente de que no se congele el agua, rezando para que no se vaya la luz: «Cada vez que nieva un poco nos quedamos sin TV, sin cobertura… Pero estamos acostumbrados. Si no fuera por estos pequeños detalles, esto sería el paraíso».
Javier Campo tiene su quesería en Tresviso, donde van por los 1,2 metros de nieve. Allí, el trabajo con los animales se multiplica por dos y traer la leche desde la cuadra, que está a 200 metros, se convierte en media hora de trayecto. Además, como las vacas viven en libertad, en estos días a algunas les cuesta entrar en la cuadra, sobre todo las pardas, que tienen más pelo. Hace los repartos de su queso picón cuando se puede porque hay días que la carretera permanece abierta solo unas horas y otros días, cerrada completamente. Y cuenta que tienen que tener especial cuidado con los aludes porque la carretera de acceso transcurre por una ladera cuya cima está a 1300-1400 metros. Calcula que hasta dentro de un mes no podrá volver a trabajar en los prados.
Otro de los proveedores del Súper de los Pastores acostumbrado a la nieve es Pablo, que tiene su Quesería los Tiemblos en San Pedro del Romeral. Cuenta que lo que ha sucedido en Madrid es lo mismo que pasa todos los años en su pueblo, pero con la diferencia de que no puede faltar al trabajo porque los animales tienen que comer. Muchas veces los pueblos de alta montaña quedan aislados, sin electricidad, sin centros de salud y sin escuelas. Hace un llamamiento para fomentar la vida en los pueblos para que, cuando vuelva a nevar, no se colapsen tanto las ciudades y los supermercados se queden vacíos.
Así, mientras en las grandes ciudades poco queda ya de la nieve caída estos días pasados, en las montañas cántabras, vecinos, y productores siguen adaptando sus vidas a las dificultades provocadas por las nevadas. Lo peor, cuando ni siquiera con el tractor se puede acceder hasta los animales y es necesario caminar durante horas para mantener alimentado y vigilado al ganado. Los más afortunados, encuentran voluntarios que les ayudan cuando pueden, pero nadie dijo que la vida en las montañas fuese fácil. Los más viejos de estos lugares lo saben bien y solo hay que conversar con ellos para darse cuenta de que la nieve no es algo excepcional, sino un elemento más del paisaje y del día a día en los pueblos de montaña.