«Es necesario luchar contra el olvido»
‘Blanco roto’ nos transporta al municipio de Limpias, donde hace poco más de tres años se encontraron unos documentos que hablaban de 74 soldados republicanos muertos durante la Guerra Civil y enterrados allí en una fosa común. El hallazgo fue posible gracias a un jubilado vasco, apellidado Larrinoa, que estaba buscando a un tío suyo desaparecido durante ese conflicto bélico, y que encontró la colaboración del párroco de esta localidad cercana a Colindres, Laredo y Ampuero.
A partir de esto nace esta obra teatral, que La Teatrería de Ábrego encargó a Pablo Escobedo. Él se hizo cargo de escribir el texto y es también intérprete de ella, junto a Antonio Fernández. Los dos trabajan como un equipo, con la dirección de Pati Domenech.
«Es una carrera contra el tiempo y contra el olvido y por la dignidad de cualquier persona cuya memoria ha podido ser perdida», explica Domenech. Escobedo habla de varias posibles formas de afrontar algo así. «Me he querido desvincular de hacer un alegato político», subraya. En lugar de eso, eligió escribir un texto emotivo, en el que se recorren los sentimientos de quien busca a un ser querido que desapareció durante la Guerra.
Ese papel es el que representa Fernández. Él dice que buscó en su propia familia casos similares para poder preparar este trabajo, pero no los encontró. «Me informé, pregunté a mis familiares buscando alguna fuente que me sirviera para meterme en el papel». Siempre es más fácil cuando tienes un caso cercano.
Una vez que este joven actor se puso de frente al texto y advirtió que se trataba de un «texto muy poético», tomó conciencia de lo que tenía que hacer. «He intentado ser lo más neutral, trabajando desde la humildad y el respeto», precisamente porque había necesidad de «no dar una connotación política».
Los tres participantes de la tertulia en Arco FM dieron la posibilidad a EL FARADIO de asistir a un ensayo de la obra en la propia Teatrería, en Oruña de Piélagos. Resulta interesante ver cómo se van compaginando por el escenario los dos actores para ir desgranando situaciones que se suceden cuando ocurre algo así, que alguien tenga como una meta vital el saber qué pasó con alguien que desapareció hace mucho tiempo. La carrera contra el olvido, las dificultades que se pueden plantear en una búsqueda de este tipo, y sin la seguridad de lograr el resultado que se persigue.
«Como el caso de mi personaje seguro que hay muchos», dice Fernández. Se han escuchado muchas historias, ha habido muchos hallazgos, en Cantabria y en España, relacionados con la Guerra Civil. Y también es algo que ha estado muchas veces en el debate público, con argumentos muy enfrentados respecto a si rebuscar en el pasado provoca que se cierren heridas o se reabran.
Por eso Domenech reivindica que ‘Blanco roto’ es una «interpretación dramática de los hechos», de unos concretos, los sucedidos en Limpias, cuando una búsqueda pudo llegar hasta el final. Y añade que se trata de ver una «historia no politizada, los muertos son muertos», sin necesidad de tener que hablar de bandos en conflicto.
El tiempo transcurrido desde aquella época hace que esa lucha contra el olvido sea, quizá, más apremiante ahora. «Los testigos vivos prácticamente ya no existen, o tienen una edad muy avanzada y la mente perturbada», señala Domenech, que tiene la sensación de que hablamos de un «olvido que parece interesado». «Olvido y muerte son lo mismo», sentencia Escobedo.
La educación también forma parte de esa carrera. El conocimiento de nuestra propia historia es algo que poner en valor, pero con ese periodo histórico concreto se diría que hay un déficit. También lo señala Fernández: «nunca se enseña la parte de la historia de la Guerra Civil». Pasaba antes y no parece que eso se esté corrigiendo.
Conocer el pasado es algo que puede ayudar a que los antiguos errores no se vuelvan a cometer. Escobedo recuerda que, si nos movemos un siglo hacia atrás, vemos el final de la Primera Guerra Mundial (también una pandemia, como fue la de la gripe española), y posteriormente unos tiempos de gran convulsión, con los nacionalismos en auge, que desembocaron en la Guerra Civil en España y en la Segunda Guerra Mundial, el peor momento, el más sangriento, el de mayor drama que hayamos podido tener como especie.
«Siempre ha habido una batalla contra la barbarie, tiene muchas caras» y se puede ver desde muchas perspectivas, argumenta Domenech. Y en el momento actual tenemos tensiones que hacen que no haya que «bajar la guardia». Se refería especialmente a Estados unidos, donde cree que «se ha librado una batalla contra una tendencia en la que ha ganado el bien, digamos», comenta respecto al fin del mandato de Donald Trump.
EL TEATRO Y LA CULTURA EN PLENA PANDEMIA
‘Blanco roto’ estaba planteado que se estrenara en el Palacio de Festivales el pasado mes de junio. Sin embargo, las restricciones derivadas de la actual emergencia sanitaria han pospuesto ese momento hasta el día de hoy, cuando por fin tiene lugar esa presentación ante el público. Con un 30% del aforo, pero, al menos, con todas las entradas vendidas. «Nos podemos sentir afortunados de tener la oportunidad de estrenar la obra», refleja Escobedo.
Domenech ve 2021 con «muchas dudas». El pasado otoño, La Teatrería de Ábrego tomó la decisión de aplazar su programación, ante los cierres perimetrales de todos los municipios de Cantabria. Ahora va a tratar de poner en escena todo lo que no se pudo llevar a cabo en su momento, pero el horizonte aún no muestra seguridad. «Este era el año de la esperanza, pero no está muy claro», remarca.
Los tres señalan durante la conversación que la cultura va a seguir adelante, con el esfuerzo necesario para que siga teniendo un espacio que resulta de vital importancia. «Necesitamos más que nunca la cultura», sostiene Escobedo.
No se trata sólo de expresar un deseo. También es un compromiso de quienes proponen actividades y eventos y de quienes participan en ellos para que la rueda siga girando y no se quede frenada. Por eso, La Teatrería de Ábrego, ya sea mediante su propia programación o promoviendo actuaciones en otros lugares, pretende «sacar adelante cada cosa dependiendo del momento».
Escobedo ve el futuro «con cierta esperanza». Ensalza que «proyectos hay, en el aire, en principio» y sobre todo hay «ganas de hacer cosas y tratar de transmitir una emoción al espectador», se refiere más específicamente sobre el teatro.
Fernández también quiere ser optimista. También cuando habla de la escena en Cantabria: «hay mucho potencial aquí, falta la valentía de apostar por los jóvenes». Muchos son los que emigran en busca de unas mejores perspectivas: «muchos compañeros míos no están en Cantabria, no apuestan por quedarse», añade.
A veces se intenta seguir la propia vida en otro lugar, pensando que se encontrarán más salidas, pero a veces la realidad no corresponde a las aspiraciones de cada uno. «En Cantabria también puede haber oportunidades. Puedes no ser tan famoso como en Madrid, pero muchos que se han ido están trabajando en otras cosas y yo que me he quedado sí trabajo en esto», expresa Fernández.
Los dos actores también subrayan que esta no es la primera crisis que afecta al mundo cultural. «La cultura siempre se ha tenido que adaptar a las circunstancias», defiende Escobedo, a lo que Fernández añade que «el teatro siempre ha estado en crisis. La COVID-19 es una cosa más, como para otras profesiones».
Eso no significa que no surjan los momentos de duda a los que se refería Domenech. Escobedo, cuando empezaron las cancelaciones de eventos en el mes de marzo de 2020, reconoce que tuvo la «sensación de que podría estar mucho tiempo sin trabajar». Pasó de un momento en que el estrés le podía llegar por tener demasiado trabajo y, de pronto, todo tuvo que parar.
La receta de Fernández ante las dudas es «seguir trabajando». Nos podemos bloquear ante un panorama como el del confinamiento domiciliario que tuvo lugar durante la pasada primavera, pero otra forma de actuar es, «mientras vemos lo que pasa, seguir», siendo constantes y perseverantes.
Según Escobedo, «la vida continúa, claro que el teatro puede tener continuidad», aunque para alimentar a la escena «van a tener que llegar nuevas generaciones», como es el caso de su compañero en ‘Blanco roto’. «Me encanta compartir escenario con Antonio», revela.
«Que los actores jóvenes puedan desarrollarse, que tienen mucho que decir», remata Domenech, en una charla de poco más de media hora donde se respira amor y compromiso con la expresión cultural y por una de sus formas en concreto, el teatro, el ponerse en lugar de otro encima de un escenario para trasladar esas emociones a las que se refería Escobedo. Después de escucharles, sólo queda desearles ‘mucha mierda’ para el estreno sobre las tablas santanderinas del Palacio de Festivales.