«Queremos oír y que nos escuchen»
Como cada año, el 25 de febrero se celebra el Día Internacional del Implante Coclear. Una técnica de audición que para muchas personas resulta desconocida, pero para muchas otras ha sido una apertura de nuevos caminos ofreciéndoles la posibilidad de recuperar su audición perdida.
En España contamos con más de 18.000 personas implantadas cocleares y en Cantabria, a falta de cifras oficiales, se estima que pueden ser unos 240.
Es habitual que la sociedad identifique a los sordos con el lenguaje de signos, pero desde la Asociación de Implantados Cocleares, quieren ir eliminando ese tópico, sin quitar importancia a la comunicación con signos, pero dando visibilidad a todos aquellos sordos que apuestan por oir, hablar y comprender lo que les dicen.
Incluyen en su asociación a las personas que utilizan audioprótesis, lo que se conoce como audífonos, porque comparten con ellos problemas derivados del uso de esas prótesis. «No es fácil oir bien con las prótesis. Ni para los usuarios de audífonos ni para los implantados cocleares, porque nosotros oímos con mucho ruido ambiente y eso nos dificulta seguir las conversaciones. Es como cuando la gente antes iba a los bares y había música y mucha gente hablando y gritando», explica Antonio Simón, presidente de la Asociación de Implantados Cocleares de Cantabria.
El apostó en su momento por un implante coclear, por oir y aprender a hablar. Otros prefieren comunicarse con lengua de signos. «A mí siempre me ha gustado socializar, no solo con personas sordas que se comunican entre sí con lengua de signos. Yo quería ir a la universidad y para eso, tienes que aprender castellano de Soria, el que se habla en el resto de España porque si no, no puedes presentarte en igualdad de condiciones que el resto de la ciudadanía. Eso es una realidad. Y cuesta mucho porque tienes que aprender a leer, intentar aprender a hablar bien…. cuesta mucho. La accesibilidad comunicativa es muy costosa», añade Antonio Simón.
MÁS ALLÁ DE LA LENGUA DE SIGNOS
Esta semana, con motivo de la celebración del Día Mundial del Implante Coclear, se han propuesto dar visibilidad a su situación. » Nuestro objetivo es que las personas con pérdida auditiva, los sordos, los que oímos borroso o los que no hemos oído nada desde pequeños, no estemos identificados únicamente con la lengua de signos. Muchos nos hemos esforzado por aprender a hablar, porque yo quiero que cualquier persona pueda entender lo que digo y lo que pedimos es que se tome conciencia de eso para que luego se hagan políticas que realmente nos faciliten la vida, que no dependamos de subvenciones puntuales».
Se refiere Simón a la implantación de otros mecanismos más allá de un intérprete de lengua de signos, que también. «Hay otras medidas que son más integradoras, como pantallas con subtitulos o bucles magnéticos que nos permitan conectar nuestras audioprótesis directamente con el sonido que sale de la megafonía. Eso eliminaría todo el ruido ambiente que tanto nos molesta. Podríamos, por ejemplo, disfrutar de un concierto, de una película en el cine o de una obra de teatro en el Palacio de Festivales, porque nosotros también queremos disfrutar de la cultura», añade Simón, quien muestra el dispositivo wifi que lleva colgado sobre la camisa y que se conecta con cualquier mecanismo preparado para ello, como puede ser su teléfono móvil o cualquier aparato electrónico o megafonía que esté preparado para hacerlo, creando un campo magnético que le permite escuchar nítidamente el sonido.
LA BARRERA DE LAS MASCARILLAS
Ahora con el Covid, su día a día se ha complicado un poco más. Las mascarillas que ocultan la boca son una nueva barrera de comunicación. En las terrazas no deja de haber mucho ruido ambiente y resulta incómodo. Antonio saca del bolsillo una mascarilla que tiene en el centro una ventana transparente y me explica que, si yo fuera sorda, él se la pondría para facilitar la comunicación.
La asociación de Implantados Cocleares ha repartido de forma gratuita ya 30 mil en toda España. Incluso se las pidieron desde las UCIS de algunos hospitales para que el personas sanitario pudiese mostrar su sonrisa a las personas ingresadas. «Por eso pusimos a la campaña el lema de 30 mil mascarillas, 30 mil sonrisas porque, a veces, una sonrisa relaja más que una pastilla», nos cuenta Antonio.
El proceso completo del implante coclear, con la rehabilitación logopédica, cuesta en torno a los 60 mil euros y lo cubre la seguridad social. La OMS alerta de que hábitos como escuchar la música a todo volumen o usar excesivamente auriculares, traerá consecuencias como que en pocos años, uno de cada 4 ciudadanos tendrá pérdida auditiva no a los 60 años como ahora, sino a los 40 y uno de cada 10 necesitará audioprótesis para oir. «Queremos concienciar sobre esa amenaza. Hace falta una partida presupuestaria, pero mientras la sociedad no tome conciencia sobre todo esto, poco vamos a conseguir», concluye Antonio Simón que recuerda que aunque él pueda escuchar, nunca dejará de ser sordo. «Si mis audioprótesis se averían, yo no puedo trabajar, porque soy sordo y eso no va a cambiar».