Estallido de emociones en el estreno del último montaje de ‘Ruido Interno’
Resulta bastante complejo encasillar la nueva producción de Ruido Interno estrenada este viernes en el Palacio de Festivales de Cantabria. Se podría describir como un espectáculo de danza y sería cierto, pero también podríamos hablar de video experimental, de teatro, ilustración o música, porque todos esos elementos, magníficamente bien conjugados, son los que dan lugar a ‘Como un Suspiro’, un montaje que, si algo no hace, es dejar indiferente al público.
La puesta en escena solo se pude definir como impecable. La profundidad del mensaje que transmite resulta inquietante por lo limpio que se presenta todo. Da la sensación de que todo fluye de manera natural, eso que solo se consigue cuando detrás hay un trabajo bien pensado, bien armado, bien ensayado y bien interiorizado por sus protagonistas: Pablo Venero y María Canel que consiguen transmitir con sus movimientos y sus escasas intervenciones habladas todo lo que en una vida se hace de verdad importante.
Impecable es también el trabajo de coreografía firmado por Diego Arconada. El propio director, Juan Carlos Fernández reconoce que «sin Arconada subido al barco, el rumbo habría sido diferente» y seguramente así hubise sido.
‘Como un Suspiro’ habla del paso por la vida reflejado como si, precisamente, de un leve suspiro se tratase, algo parecido a lo que hizo José Hierro en su poema ‘Acelerando’, pero utilizando para ello unos elementos totalmente distintos.
Un paso por la vida que comienza con el nacimiento y que, a través de las cuatro estaciones, evoluciona hasta llegar a ese final que no hace otra cosa más que convertirse en el punto de partida de un nuevo ciclo completo.
Cualquiera puede verse reflejado en la visión de la infancia, la adolescencia, la madurez o la despedida, porque hay gestos, sentimientos, vivencias, momentos concretos, deseos, esperanzas y frustraciones que son comunes a todos los mortales de una u otra manera.
Por eso, en el patio de butacas, el público sigue con el corazón encogido en muchas ocasiones, el desenlace de cada escena, esperando adivinar un futuro que prediga el destino de su propio momento vital.
Una cuerda, una cuna, unas caretas o una bufanda son elementos tan simples como efectistas en este montaje en el que la música de Manuel Arce Peredo funciona como el corazón que bombea cada ciclo vital.
Y el estreno del viernes no ha sido otra cosa más que el punto de partida de un proyecto mucho más ambicioso, porque Juan Carlos Fernández ya está pensando en adaptar el proyecto a la realidad virtual para que el espectador pueda sentirse parte activa del montaje.