«El ideal de que todos tengamos voz también revela que hay gente intolerante que no tenía manera de expresarlo»
Edu Galán y Darío Adanti estarán el jueves (18:00) en la Plaza Alfonso XIII de Santander, presentados por Oscar Allende, director de El Faradio.
Galán llega con ‘El síndrome Woody Allen’, una obra que pretende remarcar el cambio de la sociedad en los últimos años y que podemos ver a través de la figura de este director cinematográfico, caído en desgracia, al menos en parte, después de que se conocieran sus asuntos personales más sórdidos.
Adanti viene con la épica de las historias de navegantes en ‘La ballena tatuada’. Por ejemplo, de Magallanes y Elcano y lo que fue la primera vuelta al mundo surcando los mares. El autor lamenta que en España no haya más oportunidades de conocer la historia, porque hay pasajes realmente bellos que conocer.
Revista Mongolia es una publicación que trata de enfocar la realidad y la actualidad política desde un punto de vista humorístico. La sátira es algo que viene desde incontables siglos atrás, y es el género elegido por ellos. Hablarán de ese proyecto también en Santander, ahora que ha cumplido 100 números.
Llevamos unos años en que las redes sociales han cambiado un poco nuestra manera de ver ciertas cosas y hasta de comportarnos. En ese espacio parecemos tener la piel más fina y el encontronazo se ha hecho ya algo cotidiano. Y puede ser por varias causas. Incluso publicar contenidos cómicos puede llevar a sufrir un acoso por parte de quien se molesta ante algo así, por mucho que se trate de un broma.
Y este es ya el día a día de Galán y Adanti. Bloquear en redes a quienes utilizan su anonimato para poder ensañarse con los creadores. O incluso más allá, poner en contacto con las autoridades, antes de un evento suyo, para notificarles que están llegando amenazas que podrían repercutir en un espectáculo que está pensado para divertir a quien quiera asistir.
Adanti recuerda que Revista Mongolia es un proyecto que trata de «expandir la libertad de expresión en el terreno de la creación cómica», pero él mismo también recuerda que está la «libertad de expresar y la libertad de no escuchar» lo que a cada uno no le guste, en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.
Sin embargo, ya se ha convertido en algo normal ver algo que no te gusta para poder criticarlo con total vehemencia y, muchas veces, sin un ápice de respeto, recurriendo al insulto o, como lo expresan ellos, a «burreces». Galán cree que a veces se «disfrazan cosas de humor para acosar» a otras personas.
A lo que se ha llegado, en opinión de Galán, es a ver a mucha «gente asalvajada» en las redes sociales. Adanti cree que «el ideal de que todos tengamos voz también revela que hay gente intolerante que no tenía manera de expresarlo». Se refiere sobre todo a la ultraderecha, pero también a sectores de la izquierda que han caído en el escrache incluso contra periodistas.
La consecuencia de esta escalada dialéctica, según Galán, es que se ve una «polarización muy jodida, porque nos comunicamos a través de herramientas que son muy infantiles».
Por otro parte, Adanti, que es argentino, cuenta el nexo de unión familiar que le une a Cantabria, pues su familia materna proviene de Santander y Liendo. Su bisabuelo marchó a La Pampa a «hacer las Américas», y después su abuelo también se fue para allá a continuar con los negocios de su padre.
En tono de humor negro, Adanti suele decirle a su familia que «mi bisabuelo seguramente es quien le vendía alcohol a los indios y armas al Ejército».
El caso es poder ver la vida con humor y saber reírse hasta de uno mismo.