El Parlamento de Cantabria acoge la exposición «Sáhara Occidental no es país para periodistas»
La exposición recala en Santander en un periplo que recorrerá Cantabria hasta el mes de septiembre para poner en evidencia el bloqueo informativo del territorio bajo la ocupación marroquí.
Judith Prat fotoperiodista y coordinadora de este proyecto del Observatorio Aragonés de Derechos Humanos, acudió al Sáhara Occidental para impartir un taller a nueve mujeres y hombres que cubren la actualidad del conflicto, pero su estancia en El Aaiún apenas duró unas horas, pues fue expulsada por las autoridades marroquíes de ocupación. No sin trabas, consiguieron trasladar a Gran Canaria la actividad formativa y esta exposición, acoge el trabajo desarrollado por los participantes en el taller de comunicadores y periodistas saharauis de los territorios ocupados.
La que fuera hasta 1976 la provincia española número 53 es una completa desconocida. Y no sólo por el vacío en los libros de historia o por la presión política que relega este conflicto a los últimos lugares de la agenda institucional. El silencio en los medios de comunicación sobre el Sáhara Occidental es fruto de un bloqueo mediático que, a su vez, forma parte de la estrategia de ocupación de Marruecos.
Quienes lo han intentado saben que informar sobre la actualidad en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental es una odisea que, en ocasiones, se paga cara. El encarcelamiento de periodistas saharauis o la expulsión de profesionales de los medios de comunicación extranjeros son algunos de los ejemplos más graves.
Pero el bloqueo informativo comienza también desde la imposibilidad de que una persona saharaui pueda cursar estudios universitarios de Periodismo en su tierra.
El Estado Marroquí ha limitado históricamente el acceso a la cultura impidiendo la implantación de universidades o incluso del propio Instituto Cervantes en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental. Los estudiantes saharauis que logran matricularse en la Universidad lo hacen con gran esfuerzo económico de sus familias teniendo que instalarse a más de mil kilómetros de sus hogares. Pero nunca se les permite el acceso a las facultades de Periodismo marroquíes.