Los 100 años de Saramago llegan a Laredo de la mano de los Cursos de Verano de la UC con Pilar del Río
La Casa de Cultura Doctor Velasco de Laredo se viste de gala para celebrar el miércoles 4 de agosto, a partir de las 20:00 horas, el centenario del contemporáneo José Saramago, uno de los escritores portugueses más relevantes de todos los tiempo y el único Premio Nobel luso hasta la fecha.
Por eso la próxima ‘charla – entrevista’ de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC) de la villa pejina la protagoniza Pilar del Río, periodista, traductora, directora de la Fundación José Saramago y viuda del literato, quien tendrá a bien contarnos más de la vida de un autor que se hizo a sí mismo y siempre defendió el derecho de todos los seres humanos a tener una vida digna y un futuro mejor.
«Nos apetece mucho hacer el centenario [del nacimiento] de una persona a la que hemos visto por la calle, a la que nos hemos podido encontrar tomando café. Nos resulta significativo, contradictorio y, sin embargo, muy cercano. Entonces, ¿por qué celebrar el centenario? Porque nos parece una ocasión única para hablar de literatura, de cultura y de que sí podemos salir de situaciones que supuestamente nos vienen dadas», asegura Pilar del Río, que hará la ‘charla – entrevista’ de forma telemática, desde la biblioteca de José Saramago en su casa museo de Tías, en Lanzarote.
Para ella, la vida de José Saramago «es digna de ser celebrada porque fue capaz de escribir una serie de libros que nos ayudan a los demás». No solo eso. Está convencida de que la singular vida del escritor no es una excepción que confirma la regla. Al contrario: «Hay muchísimas personas que consiguen vencer obstáculos y aprender lo que inicialmente se les tenía negado. Y hay personas que consiguen, y esas son las mejores, favorecer la situación social para que otras muchas personas aprendan. Evidentemente José Saramago no es un caso único, lo que es único es que produjo una obra única».
En Laredo «vamos a hablar de una familia analfabeta que viene de la máxima pobreza y que no es que en varias generaciones cambie, sino que de un momento para otro cambia. La madre de José Saramago era analfabeta, los abuelos eran analfabetos y él, en bibliotecas públicas, va leyendo. Empieza a trabajar como mecánico de coches, pasa a trabajar en la administración de la fábrica donde estaba (porque era muy mal mecánico) y, poco a poco, va consiguiendo hacerse una formación, aprender idiomas, poder empezar a traducir e ir construyendo su propia vida», explica la periodista.
EJERCER LOS ‘DEBERES HUMANOS
«Pero convine mucho destacar que las personas se pueden superar, y que no solo se pueden superar sino que pueden ayudar a otras. Las personas que ayudan a otras proponiendo que se cambien leyes, contribuyendo a que haya movimientos de alfabetización, contribuyendo a que la escuela y la universidad sean públicas ayudan», subraya la directora de la Fundación José Saramago, que recuerda la importancia de ejercer los ‘deberes humanos’ de los que el portugués habló en su discurso del premio Nobel.
«José Saramago habló de la importancia absoluta y radical de que ejerzamos nuestros ‘deberes humanos’: instruirnos y procurar que los demás se puedan instruir. Porque nadie nació para vivir con condición animal, nadie nació para vivir como mera estadística», asegura Pilar del Río que promete enseñarnos un pedazo de la biblioteca canaria de José Saramago durante su ‘charla – entrevista’ telemática en Laredo, que dinamizará un día más Nuria Ruiz, directora de esta sede de los Cursos de Verano de la UC.
SARAMAGO PARA ‘PRINCIPIANTES’
¿Cómo recomienda Pilar del Río acercarse a la obra de José Saramago? A su juicio, depende nuestro grado de lector o lectora: «Si alguien es un gran lector y quiere leer a Saramago que empiece por Ensayo sobre la Ceguera y continúe con Ensayo sobre la Lucidez y, a partir de ahí, puede entrar ya en Memorias del Convento, El año de la muerte de Ricardo Reis, que tiene una dimensión impresionante, o El evangelio según Jesucristo. Eso si es un gran lector».
«Si es un lector poco aficionado y tienen miedo de encontrarse con un estilo literario fuerte, que empiece con las primeras obras de José Saramago. Que empiece por Claraboya, que es un libro que Saramago no pudo editar [en vida] por problemas de censura. Para alguien que quiera conocer los orígenes de Saramago es un libro realmente fácil, amable, describe la vida portuguesa en los años 50 en una casa de vecinos, y no se habla nada de política. Solamente el silencio. El silencio ya es significativo», opina la periodista, que destaca cómo en esta obra se va saltando entre las vidas y relaciones de los distintos vecinos de una comunidad integrada por una ‘familia normal’, una prostituta, un matrimonio, una mujer maltratada, etc.
Preguntada por cuál es su libro favorito de José Saramago, la periodista y traductora confiesa que depende de la ocasión: «El otro día leía un libro de García Marquéz y Vargas Llosa donde se decía ‘el escritor que no se contradice es un dogmático’. Me quedo con esa frase de García Márquez. Yo digo ‘los lectores que no se contradicen son dogmáticos’, y yo no soy dogmática así que cada día que me preguntan qué libro [de José Saramago es mi favorito] depende de mi estado de ánimo. Unos días me gusta mucho Caín, otro me gusta muchísimo El año de la muerte de Ricardo Reis, que fue el que me llevó a Portugal. Pero, ¿cómo voy a olvidar todos los nombres? Depende del estado de ánimo».
La conferencia Centenario de un contemporáneo que Pilar del Río dará telemáticamente este miércoles, 4 de agosto, a partir de las 20:00 hora en la Casa de Cultura Doctor Velasco de Laredo se enmarca en el programa cultural de los Cursos de Verano de la UC. Es gratuita, está abierta al público hasta completar aforo, y se emitirá en streaming a través de la página de Facebook de la Casa de Cultura para que todo aquel que no pueda acercarse a la villa marinera pueda disfrutar de esta oportunidad para aprender más sobre él único Premio Nobel hasta la fecha de Portugal y de la extraordinaria mujer que siempre está dispuesta a difundir su legado.