Los jubilados y pensionistas de UGT rinden tributo un año más al Dr. Madrazo en Vega de Pas
La Unión de Jubilados y Pensionistas (UJP) de UGT en Cantabria rindió tributo un año más al Dr. Enrique Diego Madrazo con su tradicional ofrenda floral en el busto erigido en honor del ilustre personaje cántabro en su localidad natal de Vega de Pas.
El sindicato reanuda así su homenaje anual al fundador del primer hospital para personas sin recursos de la región y uno de los primeros en España en un acto que viene realizando desde hace 38 años y que sólo se interrumpió en 2020 por la pandemia de la Covid-19.
Tal y como precisó el secretario general de la Unión de Jubilados y Pensionistas de UGT en Cantabria, Juan Carlos Saavedra, «sobran los motivos para homenajear a una persona única, que abandonó su propio bienestar como cirujano en un gran hospital para fundar un centro sanitario destinado a personas sin recursos».
Saavedra recordó en el acto, en el que estuvieron presentes el secretario general y el de Organización de UGT en Cantabria, Mariano Carmona y Santos Ortiz, que «el Dr. Madrazo sufrió la represión franquista y compartió celda con numerosos afiliados a la UGT que fueron detenidos simplemente por tener el carnet del sindicato, a los que ayudó y atendió durante su encarcelamiento».
ENRIQUE DIEGO MADRAZO
Hijo de Manuel Diego-Madrazo y Juana Azcona Arroyo, comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Valladolid. Posteriormente se trasladaría a la Universidad de Madrid, donde finalizó sus estudios en 1870. Ese mismo año obtiene el doctorado en Medicina y Cirugía en esta misma universidad.
Viaja a Francia y a Alemania donde entra en contacto con las modernas técnicas de medicina y cirugía europeas, técnicas que tratará de introducir en los ambientes institucionales de España durante el resto de su vida, sin lograrlo en gran medida.
Al regreso a su país natal, en 1876, oposita a la Cátedra de Cirugía, lográndola el año siguiente. Sin embargo, el Conde de Toreno, entonces ministro de Fomento, motivado por la ideología de Madrazo cercana a las doctrinas liberales, republicanas y socialistas, le invalida la cátedra.
Comienza a ejercer entonces como médico militar, donde intentará introducir las técnicas europeas recientemente aprendidas. Aquí tampoco es bien recibido: su visión moderna choca constantemente con el capitán general de Madrid, Fernando Primo de Rivera, por lo que decide abandonar el Ejército.
Desde entonces, y hasta 1881, ejerce la medicina en Madrid, alcanzando gran reputación. Pero en ese año le es concedida la cátedra, siendo nombrado Catedrático de Patología Quirúrgica en Barcelona, por lo que se dedica por completo a su verdadera pasión: la docencia. Sin embargo, no logra que se acepten las ideas ya implantadas en Europa, por lo que decide renunciar a la cátedra. Se conserva la carta de renuncia, en la que expresa su posicionamiento.
En 1888 publica las bases de la cirugía actual en sus Lecciones de Patología quirúrgica.
Regresa a la Vega de Pas en 1894 para fundar un sanatorio en un ambiente profundamente rural y marginal, del que era originario. Lo mismo haría en Santander dos años después, donde se trasladó en 1896. El sanatorio que llevó su nombre fue considerado en la época punto de referencia en Europa, no solo por sus instalaciones, sino también por las técnicas médicas en él aplicadas; contaba con buenos laboratorios, incluido el de Anatomía Patológica que dirigía su destacado discípulo J. Herrera Oria, adelantándose varias décadas en definición diagnóstica a la situación media del ambiente médico del entorno. Con sus discípulos y colaboradores, como el cirujano Vicente Quintana, el marqués de Robrero, constituyó un referente de la cirugía en España.
Enrique Diego-Madrazo no solo destacó en el ámbito de la medicina. Fue autor de ensayos y obras de teatro; incluso dirigió, a partir de 1912, la gestión del Teatro Español. Contaba con la amistad de personalidades del mundo de la cultura como Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, José María de Pereda, Rosario de Acuña, Matilde de la Torre o Emilia Pardo Bazán, y de la política, como Niceto Alcalá Zamora, Nicolás Salmerón o Indalecio Prieto.
Al comienzo de la Guerra Civil, y coincidiendo con la entrada de las tropas franquistas en Santander, Enrique Madrazo es denunciado y encarcelado durante cuatro años. Le permiten salir de la cárcel, con más de noventa años de edad, ciego y gravemente enfermo, para morir, un año después, el 8 de noviembre de 1942 en compañía de algunos parientes y de Ángel Herrera Oria, quien posteriormente llegaría a ser cardenal.