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El movimiento indígena mexicano llega a Cantabria para hablar de la defensa de Derechos Humanos
Marichuy es médica tradicional y fue elegida por el Congreso Nacional Indígena (CNI) como portavoz de cara a las elecciones federales de 2018 en México. La acompaña Niasague Flores Cruz, otra activista del CNI. Ambas nos cuentan la experiencia que están viviendo allí en una entrevista concedida EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.
El CNI nació en 1996. 25 años después sigue identificando la necesidad de defender a los pueblos indígenas, comunidades que están por todas las zonas del país y que tratan de que no se produzcan daños irreparables al ecosistema en el que viven.
Marichuy lo define como un «espacio de reflexión» que sirva para solucionar problemas. Niasague y ella denuncian que estas pequeñas comunidades están sufriendo un empeoramiento de sus condiciones y una falta de respeto hacia sus territorios y hacia sus tradiciones. Por eso intentan ver de qué manera pueden «hacerse fuertes».
Ahora están inmersas en una ‘gira por la vida’ que las ha traído a este lado del charco para pode entablar relación con colectivos sociales. «Queremos encontrarnos con asociaciones de Europa, para establecer contactos cara a cara y ver cuáles son sus luchas», dice Niasague.
Vienen con ganas de hablar, pero también de escuchar, y se dan cuenta de que «las luchas son muy parecidas, aunque estemos en distintas geografías». Aunque notan el contraste que hay, ven muchos puntos en común en cuanto a la defensa de derechos y del medio ambiente.
Marichuy define el movimiento así: «cuando estamos juntos, somos asamblea, cuando estamos separados, somos red». Pero siempre está el punto de actuar interconectados para saber dónde están las necesidades en esa defensa del patrimonio natural existente allí donde viven los pueblos indígenas.
Ella misma se refiere al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, con una larga trayectoria de activismo en el estado de Chiapas, como un elemento más del CNI y un referente en cuanto al aprendizaje de las formas de actuar para evitar la pérdida de derechos. «Ellos nos muestran el camino recorrido y eso ha fortalecido mucho a nuestras comunidades del resto de México», comenta.
Una de las cosas que más preocupan al CNI es que «los que tienen el capital y los que ejercen el poder están de acuerdo», por eso se sienten desprotegidos y atacados. «Hay muchos megaproyectos que amenazan la vida de las comunidades», denuncia, como por ejemplo la apertura de minas o grandes instalaciones de otros tipos, que determinan el comportamiento de la naturaleza. Ellos se dicen defensores de agua, bosques y tierras, y temen que, si esas cosas se siguen dañando, «nos vamos a enfermar junto con este planeta».
Con la promesa de un mayor desarrollo y una evolución positiva, Marichuy ve que, al final, lo que sucede es que se van «modificando las formas de vida», algo que todavía se ha acelerado más con la llegada de la pandemia. Por eso, el CNI se plantea como objetivo vital «resistir los embates del capitalismo».