La perspectiva de Roberto Sotomayor es la de un exatleta que ve cómo el tema de las apuestas deportivas pervierte el significado que debería de tener el deporte. Una cosa es tratar de ser plenamente competitivo para poder obtener victorias, y otra distinta es alentar que la ciudadanía consuma su tiempo para apostar sobre un sinfín de modalidades y sobre una gran cantidad de variables dentro de un solo acontecimiento, como un partido de fútbol.

Ahora ya es un tema tratado como un auténtico problema de adicción, igual que sucede con las sustancias, como puedan ser drogas legales como el alcohol o el tabaco, y otras que no son legales y que también reciben atención por parte de diversas asociaciones.

Sotomayor esgrime dos datos que funcionan como alerta: el incremento del 250% en los suicidios de personas jóvenes, y también que hay 10 personas jóvenes que se suicidan cada día en España. Y durante la pandemia y los momentos de mayores restricciones «se ha notado una recaída». Esto lo explica en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

Según el miembro de Podemos, que este sábado estará en Santander para el evento ‘Enfoque Horizonte 2030’ que organiza la formación morada en Cantabria, en el Colegio Oficial de Arquitectos, las cifras de personas que tienen un problema de ludopatía están aumentando, y ya serían 600.000 en España. Y añade que un 60% de los menores juegan teniéndolo prohibido por ley. «¿Dónde están las instituciones?», se pregunta.

Otro de los datos que aporta Sotomayor es que, en 2017, el último del que tiene datos, hubo 2.744.100 anuncios publicitarios de este sector. Una campaña masiva, con una gran inversión, para lograr que la clientela aumente a toda velocidad.

Por eso, Sotomayor destaca como un hito muy importante la ley de regulación de la publicidad del juego, promovida por Alberto Garzón, ministro de Consumo, y que entró en vigor el pasado 30 de agosto. «Es un antes y un después» y «una primera piedra» en un país donde no había una regulación sobre este aspecto, dice.

Reconoce que no se puede cortar por lo sano. La Constitución reconoce el derecho a la actividad económica, y por eso cree que se deben dar paso en el terreno de la restricción «y si hay que prohibir, prohibiremos», afirma, porque ese derecho también tiene un límite, y es cuando una actividad económica puede «menoscabar la salud de las personas».

Sotomayor también habla de que las movilizaciones han empezado a extenderse «por todos los territorios donde hay un conflicto con las casas de apuestas». Y aplaude que vayan llegando regulaciones también en el ámbito autonómico, aunque no todas le parecen igual de eficientes.

La terminología es algo en lo que también quiere poner el acento, para que se deje de hablar de juego y se empiece a hablar simplemente de «apuestas» o, si acaso, de «juegos de azar». El juego le parece algo mucho más asimilable a lo que hacen los niños para jugar al fútbol o, como era habitual antaño, jugar a las chapas.

Además de que le entristezca que haya grandes figuras del deporte o del espectáculo detrás de los anuncios de estas empresas, subraya que lo más habitual detrás de ellas es que «casi todas son fondos buitre», y destaca a Blackstone, un fondo inmobiliario que Sotomayor denomina como «el gran usurero de España». Y también cita algunos casos de expolíticos, «del PP e incluso del PSOE», que han aprovechado su posición para acabar entrando en alguna de estas compañías.

Nuestro país, según comenta, era el tercer lugar más propicio del mundo para poder montar una empresa de este tipo, detrás de Las Vegas y Macao.