Habrá cosas más del norte que la lluvia, por eso el mal tiempo no ha impedido que cientos de mujeres marchen por las calles de Santander este 25-N, Día internacional contra la violencia de género.

Desde Puerto Chico y hasta la Plaza del Ayuntamiento, los paraguas se entremezclaban con los colores violetas, arco iris o de los distintos movimientos sociales, desde las más jóvenes hasta las pensionistas, que acudían a la cita para recordar la existencia de la violencia machista en sus múltiples caras: desde el acoso laboral al sexual, pasando por la discriminación, los asesinatos y las violaciones.

El trayecto de paraguas y pancartas compartidas ha sido también un momento de reencuentros –incluyendo el regreso de las Percumozas– tras un periodo de parón de lo social y callejero a causa de la pandemia.

«Había ganas», explicaba una de las participantes en la protesta, con el lema «Contra las violencias machistas, lucha feminista».

Y a esas ganas ha respondido también la cantidad de actos que se han ido organizando durante toda la semana, incluyendo un protagonismo destacado en el mundo de la educación.

También hay, comentaban en los grupos o en los eslóganes, miedo o preocupación porque los avances van acompañados también del auge de un negacionismo paralelo en irracionalidad y peligrosidad al de las vacunas o la pandemia.

De hecho, «fuera machistas de las instituciones» era uno de los lemas de más coreados, junto a los de «ni una menos, vivas nos queremos» o el «no es no, lo demás es violación», coreados desde las Asambleas Abiertas Feministas o la Comisión 8 de Marzo, entre edificios iluminados de morado, olor a castañas y los primeros indicios de la decoración navideña.