«No hay un plan a medio plazo de cómo se va articular Santander, más allá del turismo»
Nueva aventura para una persona que ya es conocida en Santander. Keruin Martínez trabaja en un emblemático establecimiento como es el Rvbicón de la calle del Sol. Está implicado también en la Asociación Sol Cultural, es uno de los sostenes de la revista cultural Amberes y también da clases de historia en la Unate, la Universidad Permanente.
Ahora tiene otra ocupación, otra responsabilidad añadida. Es el nuevo coordinador de Izquierda Unida en Santander, con el reto de aumentar la representación del partido o de la coalición que tienen en la capital cántabra con Podemos y Equo (y Santander Sí Puede, que ha dejado de existir como partido), Unidas por Santander, que tiene como cabeza visible a su compañero de partido Miguel Saro. «Llevaba tiempo militando en Izquierda Unida. No soy de involucrarme en ciertas cuestiones», pero ahora ha decidido implicarse con esta organización política, según cuenta en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.
«Si mis compañeros creen que puedo aportar, pues acepto, aunque me han empujado un poquito», reconoce. «Me siento honrado, también siento el peso de la responsabilidad, eso me genera un poquito de vértigo, pero ahí voy», prosigue.
Se define como una persona curiosa y con «ganas de aprender». Permanece atento a las cosas que suceden a su alrededor y ahora da este paso para intentar ser parte de la solución de los problemas de la ciudad donde vive.
Entre sus objetivos en esta nueva etapa, pretende «trabajar más con Miguel Saro», de cara a fortalecer la función que lleva a cabo la coalición en el Ayuntamiento. Una unión de partidos en la que Martínez ve que «el resto de Unidas por Santander tiene un perfil más bajo», mientras que su compañero es «por todos reconocido, desde derechas e izquierdas, como una persona seria, honesta y currante».
El escenario de cara a las elecciones municipales de 2023 es de cambio, porque Saro «anuncia que no quiere repetir, espero que no se nos aleje mucho. La ciudadanía no se puede permitir prescindir de alguien como él», estima Martínez.
Pero sus reconocimientos se extienden también a Ainara Bezanilla y Ana Silió, que «han llevado las riendas de la organización en los peores momentos, también durante el covid. No me dan envidia por su función, sino por su capacidad», dice.
El nuevo coordinador dice que Izquierda Unida debería «echar el freno, pararnos a pensar y hablar con mucha gente», algo complicado en estos tiempos en que parecemos obligados a ir demasiado rápido y le dedicamos menos tiempo a reflexionar.
Martínez se extiende en este argumento afirmando que «es fundamental el trabajo de una organización política que funcione, que tenga capacidad de iniciativa y de hacer propuestas y de tejer redes con otras asociaciones que han ido haciendo cosas interesantes y necesarias».
Centrado en el trabajo que tiene que afrontar, Martínez define Santander como una ciudad que hay que entender «dentro de un contexto más amplio, que es España» y formando parte «de una categoría de ciudad que está en una situación muy peculiar». Aunque no sea España vaciada como tal, porque eso «lo asociamos al mundo rural», considera que «ese mismo problema afecta a ciudades del perfil de Santander, ciudades medianas». La afectación que sufren es la misma que el medio rural: la atracción económica y demográfica de las grandes ciudades del país. «Está en la misma categoría que Soria o Segovia», comenta.
Y para una ciudad que se encuentra en esa tesitura, Martínez no ve que se planteen soluciones. «No hay un plan a medio plazo de cómo se va articular Santander, más allá del turismo», lamenta. Le gustaría ver otra forma de hacer política. «Estamos esperando propuestas, más allá de los episódico, lo llamativo o dónde hacerse una foto.
Una vez definido el marco de actuación y las posibilidades que tiene un Ayuntamiento, Martínez señala que «tiene competencias muy concretas, alimentadas por su Presupuesto. Dedica buena parte de ellos a proveer servicios públicos. Pero no está funcionando, y lo vemos con las basuras».
Por eso establece lo que debería ser una hoja de ruta que permita mejorar las cosas: «entender el lugar de Santander, ver qué se está haciendo, qué se puede hacer y por qué no se hace».
Actualmente, ve al principal partido del Gobierno municipal en una dinámica que es preocupante para Santander. «El PP lleva demasiado tiempo enquistado en la gestión de los recursos de la ciudad», subraya. estar tanto tiempo en el puesto de mando provoca, según Martínez, que haya relaciones que priman sobre el interés de los ciudadanos, algo que define como «capitalismo de amiguetes», algo que «genera sus clientelas y hace que se deban muchos favores».
Para él, esto ha terminado derivando en una «corrupción estructural que se traduce en que a los ciudadanos les llegan unos servicios pésimos». Y se acuerda de nuevo del conflicto abierto por la suciedad que impera en Santander. «De 10 veces que sacas la basura, 9 la dejas a pie de contenedor, a cualquier hora del día», explica.
Fuera de la gestión del Ayuntamiento, preguntado por las concertinas instaladas en el Puerto de Santander, Martínez sostiene que «es una situación que no se puede permitir», y continúa recordando que «las concertinas se han quitado de las vallas de Ceuta y Melilla y se ponen en Santander».
Izquierda Unida ha llevado este asunto a la Comisión Europea, pero Martínez dice que eso es algo que está muy lejos. «Aquí hay que dirigirse al Gobierno de Cantabria y a la Autoridad Portuaria. ¿Que se pasan la pelota el uno al otro? No, asuman su responsabilidad y un poquito de humanidad», exige.
Además, considera que «no es una medida que vaya a paliar la situación», y recuerda también que «el Puerto está en récord de ganancias», lo que afloja el argumento de las consecuencias para las empresas de los intentos de saltos de personas migrantes.
Martínez revela que Unidas por Santander está «trabajando en una moción para llevar al Pleno. No es competencia del Ayuntamiento, pero el Puerto está en Santander y algo tendrá que decir» el Consistorio sobre este asunto.
El nuevo coordinador cuenta también que «hemos hablado con Amnistía Internacional o Pasaje Seguro. Nos dicen que no hay razones para una medida tan desproporcionada» y que, según él, «atenta contra los derechos humanos».
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