«Se está impulsando una espiral de crecimiento en la que se consume lo que queda a una velocidad cada vez mayor»
Además de activista, es antropóloga, ingeniera agrícola y educadora. Y cuenta con un perfil que cuenta con cada vez más oídos que quieren escuchar todas las cosas que tiene que decir. Se define como ecofeminista, «una corriente de pensamiento que se hace consciente de que dependemos de la naturaleza, que es finita, sus recursos se agotan» y añade una componente de igualdad, no ficticia, entre hombres y mujeres. «La reproducción cotidiana y generacional de la vida l han hecho siempre mujeres, porque vivimos en sociedades patriarcales que asignan de forma no libre ese trabajo a las mujeres», dice en la entrevista que ha concedido a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.
Yayo Herrero es miembro de Ecologistas en acción y del grupo de Ecofeminismos en Cantabria y se acerca de nuevo a Santander este jueves para presentar sus dos últimos textos publicados. Por un lado «Los cinco elementos» (Arcadia editorial), un ensayo que es, además de una invitación al activismo, un canto apasionado a la vida buena en nuestro planeta. Una hermosa invitación a entender de dónde venimos a través de cinco elementos: agua, aire, tierra, fuego… y vida.
También traerá bajo el brazo su obra más reciente, «Ausencias y extravíos», una recopilación de parte de sus artículos en Ctxt que ayuda a comprender el mundo sin velos y apunta hacía una pérdida progresiva de la ética sobre la tierra.
Por eso Herrero cree que «debemos construir sociedades y políticas que pongan la vida en el centro», y así conseguir que las personas puedan vivir dignamente. Las dificultades se incrementan con la emergencia climática y también con la pandemia. Ella ve «un mundo en proceso de cambio y parcialmente agotado» por el incremento del consumo de materias primas.
La activista achaca esta circunstancia a la manera de tomar decisiones en el ámbito económico. «En ministerios o consejerías de economía debería haber varias amas de casa», dice. Sería una manera más realista de afrontar una simple cuenta de gastos e ingresos. «Todo el mundo sabe lo que se puede hacer con lo que hay materialmente, pero nuestros modelos económicos no hacen eso», reflexiona.
Ser conscientes del mundo en que vivimos y los límites que tiene le parece algo fundamental a entender para afrontar los retos que se nos plantean. «Alguien que estudia económicas no es difícil que salga de la facultad sin saber que hay recursos finitos que no es que se vayan a agotar en las próximas generaciones, sino que ya han alcanzado su pico más alto de extracción, como el petróleo, el gas natural o el litio», sostiene.
Sin embargo, la clave económica se sitúa siempre en crecer a toda costa. «Se impulsa una espiral de crecimiento en la que se consume lo que queda a una velocidad cada vez mayor, generando un montón de problemas. Lo tenemos delante de los ojos, pero falta el instrumento conceptual económico para poderlo ver en quienes decidan», advierte.
Y ve que estos problemas reales son los que están detrás de los conflictos que se suceden en distintas zonas del mundo, como la tensión abierta entre Rusia y Ucrania, con los desencadenantes que podría tener, o lo que se está viviendo en Afganistán desde que Estados Unidos anunció su inminente salida del país, o situaciones que vienen de un poco más atrás como la de Siria.
El paradigma va a tener que cambiar por el agotamiento de recursos. Herrero lo resume en que «el modelo energético ha estado basado en el petróleo y ya no funciona, declina, y provoca una subida de precios de materias primas». Pero al gestionarse «desde el punto de vista del rédito económico que pueden dar» pues no se tiene en cuenta que hay muchos bienes que son necesarios para todos, y se impide que una parte muy importante de la población acceda a ellos.
En cuanto al cambio climático, la escritora piensa que debemos de hacernos conscientes de que ya «no es posible de revertir completamente, a una parte de él nos tenemos que adaptar, y eso requiere recursos, inversiones y transformaciones muy importantes».
La humanidad se está acercando al fin del petróleo y la voz de alarma que se lanza va en la dirección de avanzar muy deprisa en «un despliegue masivo de energías renovables, coches eléctricos y economía digital, pero para eso hacen falta cantidades ingentes de minerales», por lo que la pretendida solución puede ser pasar de un problema a otro.
De fondo, lo que queda es una desigualdad creciente. Herrero explica que «cuando ves lo que la industria promete hacer y lo que la ciencia dice que queda en términos de reserva, las cuentas no salen, salvo si el resultado y el beneficio es para pequeños sectores privilegiados protegidos por el poder económico, el poder político y el poder militar y eso les garantiza el sostenimiento de sus formas de vida mientras cada vez más gente va quedando expulsada, fuera y dentro de nuestras fronteras», aludiendo a las políticas migratorias que practican muchos países, entre ellos varios de los más poderosos del mundo, sin tener en cuenta los derechos humanos.
Para ver el incremento de las desigualdades, según la activista, no es necesario mirar lo que ocurre en otros lugares, porque aquí, en España, hay «mucha gente con empleo que no llega a final de mes». Herrero ve que detrás de estos hay una «forma de relacionarnos con la naturaleza y entre las personas que no reconoce los límites de la naturaleza ni la vulnerabilidad de las personas».
Por eso acusa al poder político de legislar «a golpe de privilegiar y hacer sagrado el dinero y mientras miras cómo crece el dinero no miras lo que le está pasando a la gente». Deshumanizar a quienes más sufren las consecuencias climáticas y económicas en tiempos de crisis acaba siendo el resultado que ella palpa y que traslada a sus escritos. Este jueves habrá una nueva ocasión de escuchar lo que tiene que decir. Para quien no pueda acudir a La Vorágine, siempre quedará el canal de YouTube de la librería, donde se emitirá la charla online.