Chencho de Polaciones es uno de los nombres que salen casi de carrerilla a los habituales del grupo Deluz, sea en sus establecimientos hosteleros (Restaurante Deluz, La Caseta de Bombas, El Italiano…, además de los de Madrid, como Celso y Manolo o La Carmencita), como en su apuesta en plena pandemia, El Súper de los Pastores, recorridos todos por el hilo en común del contacto con los productores locales de Cantabria.

No es, evidentemente, el único productor del valle al que recurren: el contacto estrecho con Polaciones les ha supuesto a los fundadores del grupo, la familia Zamora, con Carlos y Lucía al frente, ser reconocidos como Zamarrones de Honor.

Los Zamarrones son una tradición del valle de Polaciones, un carnaval  ancestral en el que los disfraces son una mezcla del característico traje blanco y los coloridos cucuruchos en la cabeza.

 La Asociación Sociocultural Pejanda creó en 2004 el premio anual de ‘Zamarrón de honor’ con el que reconoce el trabajo de aquella persona o entidad que, desde cualquier profesión, haya destacado durante el año en beneficio del desarrollo o la promoción del Valle de Polaciones.

Así, en el año 2009 recibió el premio la Fundación Botín por su trabajo en favor de la cultura y en particular por la conservación y puesta en valor del patrimonio local del Valle de Polaciones, a través del Proyecto Patrimonio y Territorio en el Valle del Nansa, recogió el premio José María Ballester director del programa Patrimonio y Territorio de la Fundación.

Este año, este fin de semana, recibía el premio de Zamarrón de Honor la familia Zamora Gorbeña.

“Ser zamarrones de honor en Polaciones es a lo más alto que hemos llegado en nuestra vida. Sus palabras cuentan nuestra historia con ellos y que siga por muchos años más. Polaciones y los purriegos son un ejemplo para todo. De convivencia, de resiliencia, de compartir y acoger. De enseñar y transmitir conocimiento. De amistad y de un humor que ya nos gustaría a todos tener”, expresaban, emocionados.

Como reconocimiento no sólo a su proyecto en general: “Carlos y Lucía Zamora son dos hermanos que han hecho que su idea de negocio sea algo más; que sus establecimientos sean el refugio provisional de quienes por unos u otros motivos necesitan acogida; que los comedores mejor situados en Santander puedan reconvertirse por unas horas en talleres multiculturales para niños o en espacios de encuentro; que los menús y las cartas hablen de pescadores, de pastores y de Territorio y de la materia prima que proporcionan para que sus cocinas elaboren platos maravillosos”

También han destacado la apuesta de la pandemia, la apertura de El Súper de los Pastores, cuando, con la hostelería cerrada, “en un intento de salvar parte de la plantilla y garantizar a sus productores la recogida de productos en aquella primavera en la que la madre naturaleza fue casi la única que no se detuvo”.

Más allá de eso, lo que distingue al nombrarles Zamarrones de Honor es que “en sus sueños, en sus planes, en su negocio siempre ha estado Polaciones”.

“A través de la carne, a través de nuestros productores y a través de su mágica mirada, Polaciones y su Patrimonio Gastronómico ocupan hoy un lugar con nombre propio dentro de lugares tan emblemáticos como el Deluz, la Carmencita en Madrid o la Caseta de Bombas”, ensalzan.

Y valoran especialmente la actitud de los hermanos Zamora: “Carlos y Lucía no llegaron a este valle para cambiar nada, no llegaron con la palabra » innovación» debajo el brazo”.

“Llegaron con humildad, admiración hacia el pastoreo y la ganadería y en la medida en la que pueden, generan economía local y a la vez infunden respeto y dignidad para el sector primario”, señalan, recalcando que el “cariño” y el “respeto” al Valle son los motivos por los que Carlos y Lucía reciben “la mayor distinción” que concede la asociación sociocultural Pejanda.