La Universidad de Cantabria recibirá este mes más de un millar de obras del artista cántabro Mauro Muriedas Díez
Coincidiendo con el reciente 30 aniversario de la muerte del escultor y pintor Mauro Muriedas Díez (1908-1991), la Universidad de Cantabria (UC) recibirá a finales de este mes un conjunto de más de un millar de dibujos y bocetos, a lápiz, carboncillo o plumilla y un centenar de linografías, planchas de linograbado y manuscritos del célebre artista, mediante un convenio de donación con su único hijo, Mauro Muriedas.
El vicerrector de Cultura, Proyección Social y Relaciones Institucionales UC, Tomás Mantecón, junto con la directora del Área de Exposiciones UC, Nuria García, realizaron el protocolo de cesión con Mauro Muriedas, quien manifestó que su padre «estaría muy emocionado por el interés de la Universidad en su obra».
En este sentido, Mantecón mostró su agradecimiento «por la confianza hacia la Universidad de Cantabria que, a su vez, contribuirá a profundizar en el estudio de una labor esencial de análisis desde la mirada y especial sensibilidad de un artista que supo leer la dignidad humana en la convivencia con los demás, en una etapa histórica trascendental».
Esta donación formará parte de la Colección Museográfica de la Universidad de Cantabria, dentro de su sección de obra gráfica, que en la actualidad cuenta con más de 3.000 estampas. Todas la piezas serán inventariadas y catalogadas para posteriormente ser accesibles a través del Gabinete de Estampas Virtual de la UC.
En esta línea, Nuria García, explicó que una vez el conjunto de obras lleguen a la UC, «se va a emprender cuanto antes las labores de inventariado, catalogación y digitalización de este importante legado, con el fin de que sea accesible para la investigación y análisis académico y facilitar su difusión».
En el acto de protocolo de cesión también estuvo presente el escritor y crítico Luis Salcines, amigo personal de Mauro Muriedas.
Un artista testigo de medio siglo esencial en la Historia de España
De esta forma, desde la Universidad de Cantabria, se contribuye a poner en valor y difundir una aportación relevante de un importante artista que fue testigo de medio siglo esencial en la historia de España desde los escenarios en que transcurrieron su vida y experiencias. Si la obra escultórica de Mauro Muriedas es ampliamente reconocida, su faceta su faceta como dibujante y grabador aporta una frescura a cuantas personas, situaciones, objetos y experiencias pasaron por su analítica observación y nos son transmitidas a través del lápiz, el carbón, la tinta y el buril.
El artista, nacido en Barcenilla de Piélagos, tras conocer la escultura en madera de la mano de su padre, estudió en Torrelavega en la Escuela de Artes y Oficios, dirigida por Hermilio Alcalde del Río. Hacia 1931 fue becado por la Diputación de Santander para completar en Madrid su formación en escultura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, antecedente de la actual Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense.
En el ambiente madrileño conoció a otros relevantes artistas como Vitorio Macho, Daniel Vázquez Díaz o Mariano Benlliure. En 1936 recibió otra beca para estudiar en el extranjero, pero el comienzo de la Guerra Civil mientras participaba en la Olimpiada Popular de Barcelona dio al traste con sus proyectos de proseguir su formación en el exterior. A su regreso a Santander se alistó al ejército republicano y tras la entrada de las tropas franquistas en 1937 es encarcelado en el penal de Villarobledo durante seis meses.
Al final de la guerra comenzará a trabajar en la mina de Reocín hasta 1975.
Su honesto, riguroso y cuidado trabajo artístico dentro del dibujo y el grabado, continuado a lo largo de toda su vida, se centra en lo que le rodea y le preocupa. Demostró una enorme sensibilidad para mostrar el interior de lo humano dentro de espacios de trabajo y sociabilidad en la vida de cada día, en el mundo rural, en la mina o el ámbito industrial; también en su vida familiar. En esta importante y laboriosa faceta, al igual que ocurre con su faceta como escultor, sus dibujos transportan al interior de las personas desentrañando facetas genuinamente humanas dentro de cada espacio en que se desarrolla la vida social.
El legado artístico está inspirado en lo local pero su obra ha llegado a nosotros de una forma atemporal con un claro valor intimista, en donde la sencillez y dignidad es una constante.