||por VÍCTOR GUTIÉRREZ, de WAAHI||

Un hombre rico y famoso le ha dado una carrillada a otro hombre rico y famoso. Ha sido en directo y retransmitido a nivel mundial. Con la que está cayendo, es probable que merezca una buena bofetada sólo por escribir un artículo de esto, dado que no deja de ser una frivolidad entre millonarios que, casi siempre, están encantados de conocerse. Siendo brutalmente honesto, creo que Chris Rock va a sobrevivir al tortazo y que incluso va a salir con mucho material humorístico de este incidente. Si nos ponemos en plan conspiranoico, hasta puede que sea la última performance de la farándula y esté todo guionizado. Un chiste bastante casposo seguido de un guantazo para parar el mundo, que arda twitter y rellene noticias. Huelga decir que Will Smith ha trincado el Oscar igualmente, que al fin y al cabo el hombre al oeste en Filadelfia crecía y vivía sin hacer mucho caso a la policía y tampoco es que le fueran a aplicar la del pobre Jazz ( de momento).

Más allá de lo anteriormente citado, uno no deja de sorprenderse cada vez que una supuesta “salida de guión” del establishment nos muestra cómo funciona el mundo en realidad. Si de alguna manera tenemos que resumir el mundo en que vivimos, el minuto de Chris Rock presentando el premio al mejor documental* es un buen trazo de la raza humana, como se organiza, sus miserias y sus grandezas.

En un sólo minuto hemos presenciado miserias como el comportamiento de abusón, la violencia física y verbal, la banalización de la misma, la falta de autocontrol, la toxicidad masculina, la doble moral e infantilismo de censurar un joder pero no una hostiaca ( con Oscar Incluido), el poco sentido del humor tanto del que hace unas bromas penosas como del que las recibe y se escandaliza por todo, así como la autojustificación estúpida en base a valores que nada tienen que ver con lo exhibido.

¿Grandezas? Pocas, apenas el estoicismo del humorista ante el galletazo sabiendo que el trabajo aún no ha terminado, en el que más de uno y una se habrá visto reflejado en el bueno de Chris cuando ha tenido que salvar el culo del abusón del cole, del jefe tóxico o del cliente malencarado. Por salvar algo de la quema, grandeza son las lágrimas de Will Smith, que más que el discurso atropellado muestran a una persona que sabe que la ha metido hasta el corvejón. Dolor de corazón lo llaman los curas, que de repartir hostias saben un rato.

Todos sabemos que no sacaremos nada en claro del tema, como casi siempre. El mundo está Ileno de ejemplos de Will Smiths que salvan el trasero y la cartera con un “lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder” bien regado en publicidad y relaciones públicas, porque dolor de corazón vale, pero la penitencia ya tal. De la misma manera, el mundo está Ileno de Chris Rocks que sueltan una burrada para después hablar de ofendidos, de cultura de la cancelación y demás zarandajas sin entender que el buen bufón sabe reírse del rey sin que le corten la cabeza y que lo demás es de humorista torpe.

En el fondo, la única lectura posible es que vivimos en un mundo contradictorio, en el cual podemos hablar de amor minutos después de hostiar a alguien que hace chistes burdos sobre alopecia femenina años después de haber hecho un documental como Good Hair, en el que critica la presión sobre la estética en las mujeres, sobre todo las afro. Si queremos sacar una moraleja de todo esto, me quedo con la frase del documental: Lo importante no es lo que está sobre tu cabeza, sino dentro de ella.

*Summer of Soul, muy recomendable tanto el documental como su productor, Questlove