«Mi paso por la Guardia Civil fue mucho más fácil de lo que pensaba»
Según la sociedad se ha ido modernizando e iba asumiendo su propia diversidad, se convertían en noticias habituales las mujeres en el Ejército, o el primer homosexual en la policía o también ver que las personas trans pueden incorporarse a espacios donde hace unas décadas era impensable que pudieran llegar.
Izan González fue considerado el primer hombre trans que entraba a formar parte de la Guardia Civil. Aunque él mismo aclara que «primero hubo una chica trans antes que yo» en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM, previa al acto que tendrá este jueves por la tarde en la Librería Gil (18:30), organizado por las Juventudes Socialistas de Santander, coincidiendo con el Día de la Visibilidad Trans.
Recuerda que, cuando comenzó su proceso de transición «tenía muchos miedos en mi cabeza, porque todavía no estamos acostumbrados a darle visibilidad a estos temas. No tuve muchos referentes». Sin embargo, con el paso del tiempo ha podido reafirmar su identidad y subraya que su paso por la Guardia Civil «fue mucho más fácil de lo que pensaba».
En otros tiempos seguramente lo hubiera tenido mucho más difícil, pero González certifica que «la Guardia Civil es un reflejo de la sociedad. En todo momento se me trató de una forma razonable». Aparte de su labor profesional, forma parte de la Asociación LGTBIPol, que tiene la función de visibilizar situaciones como la suya y ayudar a normalizarlas.
Se trata de un grupo formado por personas «de todo tipo de cuerpos policiales» y que se ha convertido en un «punto de apoyo entre nosotros mismos, un sitio donde sentirnos incluidos» y que procura formarse y «formar a los demás» con el objetivo de que se haga un mayor hincapié en los delitos de odio y que «la sociedad vaya mejor en el sentido» de la inclusión.
La manera de avanzar en cuanto al trabajo que hacen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado va en la línea de aumentar en cuanto a la empatía y la sensibilidad hacia las personas que sufren agresiones. Sin embargo, reconoce su preocupación porque se mejora «en algunas cosas, pero con mayor visibilidad también se genera más odio, cada vez estamos más polarizados en la sociedad».
González explica que se intenta «tratar a las víctimas como tal y brindarles nuestro apoyo», pero le parece que es necesario mejorar la formación también en otros ámbitos como son el judicial y el sanitario, de manera que los servicios públicos sean más uniformes en la respuesta que dan a problemas que afectan a la comunidad LGTBI.
También aprovecha para lanzar un mensaje a personas que estén atravesando una experiencia como la suya: «decirle a quien tenga dudas que los miedos que tienen en la realidad no son tan grandes. A veces hacemos las cosas más grandes en nuestra cabeza».
Junto a la importancia de que una persona trans reafirme su identidad, González también señala que es importante el apoyo de las familias, «que les quieran como son, porque esto ni es una enfermedad como nos han hecho pensar, ni somos bichos raros ni les va a llevar a la marginalidad, pero todavía tenemos ese estigma».
Por eso sigue siendo importante insistir en esos mensajes de sensibilidad y que una fecha como el 31 de marzo sirva para recordar que vivimos en una sociedad diversa y que todas las diversidades deben tener cabida y tener una respuesta positiva en cuanto a la igualdad de derechos, blindada por las leyes.
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