El temporal sorprende a la primavera en Cantabria
Todos los años, por estas fechas, la enorme glicinia que da la bienvenida a los visitantes de la Casa de las Doñas, en Enterrías, está cubierta de flores moradas. Todo un espectáculo de la primavera que se suma a los frutales en flor, a los pajarillos revoloteando de rama en rama y a los días cada vez más largos que parecen poner fin al invierno.
Sin embargo, al margen de que los días no se han acortado (afortunadamente), el panorama que ofrece la casa en este comienzo del mes de abril, vísperas ya de Semana Santa, es más propio del mes de enero que de la recién estrenada primavera. Un manto de nieve cubre toda esta zona enclavada en pleno corazón de los Picos de Europa, lo que no ha impedido que grupos de visitantes se acerquen hasta este espacio museístico para sumergirse en el modo de vida de hace un siglo.
«Bueno, nosotros ofrecemos una visita que es más una experiencia sensorial y si recreamos un modo de vida propio de otros tiempos, pues la nieve se incluye con total naturalidad en el contexto, puesto que la gente que vivió en la casa, seguramente también se enfrentó a nevadas inesperadas en su día», explica Eva Bolado, su directora.
POLACIONES CUBIERTO DE NIEVE
A Santiago Franco también le sorprendió la nevada. Le conocimos en Julio cuando estaba con su furgoneta cargada de pescado en Camaleño, haciendo la ruta habitual. Nos contó entonces que cada día se levanta a las cinco de la mañana para limpiar y preparar el pescado que compra en la lonja de San Vicente o Santander. Lo coloca en su pequeña furgoneta refrigerada y sale de ruta para vender su mercancía por los rincones más alejados de la zona de Liébana y Polaciones.
El sábado tocaba Polaciones y allí se encontró Santi con una carretera totalmente cubierta por la nieve. Algunos tramos del recorrido los hizo detrás de la quitanieves que tuvo que salir a limpiar las carreteras en pleno mes de abril «la nevada no era pequeña y al poco de pasar la máquina, como tampoco hay mucho tráfico por esa zona, se volvía a cubrir», explica para EL FARADIO.
El sábado Santi llevaba en la furgoneta un poco de todo, como suele hacer siempre: bocarte, sardina, merluza, besugo, lenguado, gallos, pez rey, mejillón, langostino, almeja, etc… se dedica a esto desde hace diez años y nunca deja de hacer la ruta prevista por respeto a sus clientes: «la gente sabe que yo paso y ya están esperando para comprar el pescado. En algunos pueblos tengo varios clientes, en otros igual solo uno, pero así es este negocio. Nada que ver a cuando era niño y venía acompañando a mi padre. Entonces los pueblos estaban llenos, pero ahora, cada vez menos gente y más mayor», nos cuenta.
En los pueblos donde se entretenía más tiempo, hasta tenía que quitar la nieve del parabrisas antes de reemprender la marcha, porque enseguida se cubría e impedía la visibilidad. En la parada de la Venta de Pepín, en Piedrasluengas, la fuerte nevada y la bajada de temperaturas era el tema de conversación que protagonizaba los corrillos. «No recuerdo haber visto una nevada igual en abril en los últimos años».