El Palacio de Festivales retoma la lírica con la presencia la próxima semana de ‘Luisa Fernanda’, una producción del Teatro de la Zarzuela
El Palacio de Festivales de Cantabria ha recuperado en la programación de la actual temporada la lírica, en concreto, con varias propuestas que tienen su siguiente cita la próxima semana con la doble función de ‘Luisa Fernanda’, una producción del Teatro de la Zarzuela.
Ya el pasado mes de febrero se estrenó la ópera-tango ‘María de Buenos Aires’ con la Orquesta Sinfónica del Cantábrico, bajo la dirección musical de Paula Sumillera y con la dirección de escena a cargo de Iñigo Santacana.
Tras la doble representación de ‘Luisa Fernanda’, prevista para los días 29 y 30 de abril, llegará al Palacio de Festivales de Cantabria ‘Rigoletto’ de Giuseppe Verdi en formato ‘ópera garage’ y en versión para piano, que tendrá lugar el 20 de mayo, a las 19.30 horas, en talleres.
Dentro del ciclo ‘El Palacio con los niños’ tendrá lugar el 7 de mayo, en la sala Pereda y a las 17.00 horas, una versión adaptada de este clásico de Verdi, con idea y dirección de Gustavo Moral y bajo el título de ‘Te cuento una ópera: Rigoletto’.
Ya el 27 y el 28 de mayo será el turno de la ópera en tres actos ‘Rigoletto’, en la sala Argenta y a las 19.30 horas, una producción de la Fundació Òpera Catalunya y la Orquestra Simfónica del Vallès.
Viernes 29 y sábado 30 de abril. Sala Argenta. 19:30 horas | Zarzuela
‘Luisa Fernanda’. Comedia lírica en tres actos
Música de Federico Moreno Torroba
Libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw
Estrenada en el Teatro Calderón de Madrid el 26 de marzo de 1932
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
Dirección musical:
David Gómez-Ramírez
Dirección de escena: Davide Livermore
Escenografía:
Giò Forma
Vestuario:
Mariana Fracasso
Iluminación:
Antonio Castro
Coreografía:
Nuria Castejón
Diseño audiovisual:
Pedro Chamizo
Reparto: Luisa Fernanda, Maite Alberola | Vidal, César San Martín | Duquesa Carolina, Rocío Ignacio | Javier Moreno, Jorge de León | Doña Mariana, Marina Pardo | Rosita, Ana Nebot | Don Florito, Emilio Sánchez | Luis Nogales, Antonio Torres | Aníbal, Didier Otaola | Bizco Porras, Jesús Cantolla | Jeromo, Sandro Cordero | Figuración, alumnos EAE
Orquesta Oviedo Filarmonía
Coro Lírico de Cantabria
Directora coro, Elena Ramos
Duración: 105 min. Sin descanso
Primer acto
Madrid, Plazuela de San Javier, frente a la casa de la duquesa Carolina, camarera de la Reina y ferviente monárquica. Son los últimos momentos del reinado de Isabel II y la vida en el barrio de Palacio se articula en camarillas lideradas por Mariana, mujer en cuya Posada de San Javier habitan el rico hacendado extremeño Vidal Hernando y Luis Nogales, revolucionario clandestino que ha entablado amistad con Aníbal, el mozo de la posada. En la misma plazuela vive don Florito, funcionario jubilado, con su hija Luisa Fernanda que guarda ausencias a un joven militar, Javier Moreno, antiguo mozo de la posada, que desde que es coronel la tiene abandonada, pero ella parece conformarse.
Al inicio de la obra, Mariana está sola, sentada a la puerta de su casa. En el bajo de la casa de Luisa Fernanda hay un taller de costura llevado por Rosita. Carolina cruza la plazuela con su criado y un vendedor ofrece sus cacharros. Entre los cantos populares, se oye la canción de ‘El soldadito’ que cuenta los amores de una muchacha y su novio militar. Cuando Luisa Fernanda se va aparece Javier, y Mariana, que se encuentra con él, le recrimina la falta de constancia con su novia y Aníbal y Nogales le abordan para que se una a los liberales. Al darse cuenta de que los observan, entran en la posada para seguir hablando. Entonces Luisa Fernanda regresa con Mariana, que le ha anunciado la presencia de Javier, pero encuentran el lugar vacío. Mariana aprovecha la ocasión para recomendarle que Vidal Hernando la pretende, pero ella se muestra obstinada y lo rechaza.
Aníbal sale de la posada alegre por haber convencido al militar para que participe de su parte en la revuelta y le comunica a Vidal el apoyo que ha encontrado en Javier, lo que basta para que Vidal se declare monárquico para estar en el campo contrario de quien es su oponente en el amor. Concluida su conversación con Nogales, Javier sale de la posada y se dispone a visitar a su novia, pero oye la voz de la Duquesa Carolina y entabla con ella una conversación llena de requiebros amorosos que termina con la entrada del militar en casa de la aristócrata ante la mirada de todos: Vidal, Aníbal y Nogales sospechan que Javier se asociará de nuevo a la causa monárquica. Y Luisa Fernanda, en un momento de celos, se desmaya en brazos de Vidal, ahora aliado con la causa liberal una vez más por despecho.
Segundo acto
CUADRO PRIMERO
En la verbena de San Antonio de la Florida aparecen Luisa Fernanda, prometida ya con Vidal, y Javier que sigue en relaciones con la duquesa. En el ambiente de la romería Mariana y Rosita se encargan de atender un puesto dedicado a la recaudación de limosnas para el Pan de San Antonio. Cerca andan Nogales y Bizco Porras, posadero con un puesto de bebidas en el lugar. Damiselas con hermosos trajes y pollos ataviados con chulería -entre los que se cuenta Javier de paisano- se mezclan en la verbena en danzas y cánticos festivos en torno a la petición de un buen novio casadero que hacen las muchachas solteras al santo.
La duquesa, aprovechando una ausencia de Javier, sabedora de la actitud de Vidal y usando sus encantos, trata, sin éxito, de ganarle para la causa monárquica. A continuación, se encuentran los dos rivales: Luisa Fernanda está con Vidal, y Javier, que se encuentra confuso, hace una escena de celos ante la displicencia del extremeño. El enfrentamiento culmina cuando la duquesa decide subastar un baile para el Pan de San Antonio. Después de unas tímidas ofertas, Javier, despechado por la indiferencia de Luisa Fernanda, hace una puja exageradamente fuerte y Vidal, en un alarde de fuerza y prepotencia ante el rival multiplica por cincuenta la oferta del muchacho y le regala el baile; Javier acepta el regalo, pero reta a Vidal.
Ricardo, que ha comprendido que lo mejor es renunciar a Ascensión, pide al Espasa que se lo diga. Ascensión pide a Clarita que le diga lo mismo a Ricardo. Quedan ambos como buenos amigos, cuando llega Joaquín, que se reconcilia con Ascensión, mientras Clarita, Capó y el Espasa brindan por la felicidad de ‘La del manojo de rosas’.
CUADRO SEGUNDO
Por fin estalla la insurrección popular en Madrid. Mientras Luisa Fernanda reza el rosario con Mariana y otras mujeres, aparece Aníbal herido leve. El muchacho cuenta cómo van las cosas afuera. Luego aparece Vidal que lucha con bravura, pero confiesa que lo único que le mueve es el amor a Luisa Fernanda y no ningún ideal político. En medio de los enfrentamientos, Vidal derriba el caballo de Javier y le pone a merced de los insurrectos. Cuando los revolucionarios intentan agredir a Javier, Luisa Fernanda sale en su defensa y le salva la vida. Pero en el desenlace del cuadro cambian las tornas de la batalla, llegan los refuerzos monárquicos, aplastan la revuelta y apresan a Nogales, cabecilla de los revolucionarios. El desafío entre Javier y Vidal queda saldado en el campo de batalla y las parejas de Javier con la duquesa Carolina y de Vidal con la joven Luisa Fernanda se consolidan.
Tercer acto
Ahora la acción tiene lugar en la dehesa extremeña de Vidal, La Frondosa, en la frontera con Portugal.
Ya se ha librado la batalla decisiva en el Puente de Alcolea con la consecuente caída de la monarquía. Y se rumorea que Javier Moreno puede haber muerto entre las tropas derrotadas. Vidal, exultante de alegría, presume con su prometida delante del grupo de vareadores que los visitan. Poco después aparece Aníbal, que le dice en secreto a Luisa Fernanda que se ha encontrado con Javier. En un primer momento ella no quiere verlo, pero luego acepta y, a pesar de que ambos se declaran mutuo amor, la muchacha permanece fiel en su promesa de casarse con Vidal, así que se despiden para siempre. De vuelta con Vidal, Luisa Fernanda trata de reponerse de su profunda tristeza en medio de la fiesta que tiene lugar en la dehesa. Sin embargo, reaparece Javier y, ante la sorpresa de todos, le pide clemencia a su antigua novia. Ella, visiblemente emocionada, le pide que se vaya, pero Vidal entiende cuáles son los verdaderos sentimientos de la muchacha y, en un gesto de generosidad, decide no casarse y permitirle que recoja sus cosas y marche con Javier.