La entidad vecinal FECAV ha recordado al Ayuntamiento de Santander que “ha tenido tiempo suficiente” para cumplir la Ley aprobada en 2007 que prohibía que las calles de pueblos y ciudades ensalzaran a cargos de la dictadura franquista. Todavía quedan u15 calles en las que no se cumple la Ley desde el Ayuntamiento, sin que esta legislatura se haya avanzado en ni uno solo.

Para FECAV, retirar las calles que ensalzan –la función de nombrar con personas a calles, plazas y avenidas, nadie se imagina calles con referentes negativos o famosos por causar daño—a los impulsores del golpe de estado y la posterior dictadura se trata de “una muestra de respeto para con las víctimas y sus descendientes”.

Desde la entidad proponen algunos ejemplos que podrían sustituir alguno de los quince nombres: ”8 de Marzo”, por el Día Internacional de la Mujer, o expresidentes cántabros como el socialista, fallecido hace pocos años, Jaime Blanco,  Díaz de Entresotos, Juan Hormaechea o el expresidente español, “Adolfo Suarez”, además de políticos como Eduardo Obregón.

Jaime Blanco, el dominó de la transición

También citan a  Matilde Zapata, la periodista que asumió la dirección del diario La Región tras el asesinato de su compañero Luciano Malumbres por unos falangistas semanas antes de la Guerra Civil, y que fue asesinada ella misma a tiros en la tapia de Ciriego; Ana María Cagigal, poeta y escritora, y deportista destacada en su época: atravesó a nado la Bahía de Santander y formó parte de los primeros equipos de hockey hierba femenino, además de ser activa sufragista reclamando el voto para las mujeres; o Cristina González Pintor.

Matilde Zapata: nunca digas adiós

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O a Pepe Hierro, poeta, del que se celebra este año precisamente el centenario –y que carece de calle a su nombre—o el cineasta Mario Camus, fallecido recientemente.

Y, en el campo del deporte, figuras históricas del Racing como Nando Yosu o Paco Gento.

Frente a estas figuras, el callejero franquista reconoce a personajes destacados por su participación en la muerte de decenas de santanderinos o que fueron claves para la imposición de un régimen militar en el que hubo campos de concentración, trabajos forzados, estaban prohibidas las manifestaciones y las huelgas, la prensa crítica, se encarcelaba o fusilaba al disidente, la mujer estaba supeditada al marido e incluso se realizaban cacerías de LGTBI Otros municipios como San Vicente de la Barquera recuperaron nombres realmente históricos para sus calles sin más problemas ni quejas vecinales.