El malo
El espectro de lo mismo se pavonea entre los escombros mientras el desdibujado fantasma de un Putin maquiavélico permanece al acecho. Entre tantos pinta-monas sólo él tiene la palabra, porque sólo él asume en contra de todos la posición de Malo absoluto. Sólo él acepta encarnar ese papel y asumirlo caiga quien caiga. Nosotros no; el moñas de Zeruleski, que en algún momento se creyó Agustina de Aragón, no; los israelíes, metidos de hoz y coz en el invento, no; los nazis, no. Tampoco.
Lo que impulsa a este nuevo zar es para nosotros ininteligible, y no viene a cuento hacer comentarios críticos sobre las disensiones internas del comunismo que ya no es, o las del capitalismo que tampoco. Lo que podemos comprobar, en cambio, es la superioridad que eso – la asunción del Mal absoluto – le concede sobre una Europa donde, en ningún lugar queda ya la posibilidad de nombrar al Mal o a sus lacayos con la escusa de que vivimos en una democracia y todas las opiniones – incluidas la de los fascistas, la de los nazis, las de los Heraldos de Cristo y otras gentes de la misma o parecida ralea – tienen garantizado, por ley, los mismos democráticos derechos. Y donde la menor crítica o la menor negatividad se encuentran asfixiadas por el consenso existente sobre los valores que algunos llaman – no se lo pierdan – de negociación y reconciliación.
No para acabar la guerra sino, qué demonios, para no haber permitido que estallara, nuestros poderes políticos ni pinchan ni cortan. Son solo la sombra de su función que consiste – o consistía – (entre otras cosas) en reconocer las amenazas y darles un nombre. Pero como el poder solo existe en la medida en que detenta este poder simbólico y hoy no lo tiene, no sirve de nada. Y como los demás hemos perdido incluso la posibilidad de llamar pan, al pan y al vino, vino y nos hemos convertido en sociedades fanáticamente blandas o blandamente fanáticas, me temo que lo tenemos crudo: Putin campando por sus respetos, Israel por los suyos. Los USA ceceando, la Otan haciendo cagar y Europa, a verlas venir. Este es el panorama.