La investigadora del IDIVAL Marta Alonso, coordinadora de ‘Cohorte Cantabria’, recibe la beca científica ‘Stop Fuga de Cerebros’
La investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria Marqués de Valdecilla (IDIVAL), Marta Alonso, ha recibido la beca ‘Stop Fuga de Cerebros’ de Roche Farma, dotada con 60.000 euros por un periodo de 18 meses y que tiene como objetivo apoyar el trabajo de los investigadores que desarrollan su labor en Cantabria.
Alonso es biotecnóloga, doctora en Fisiopatología y Farmacología por la Universidad de Salamanca y coordinadora del proyecto ‘Cohorte Cantabria’, que busca aportar conocimiento que mejore la comprensión de las causas y el pronóstico de distintas enfermedades agudas y crónicas a través de un estudio masivo de la población y sus hábitos..
Marta Alonso ha calificado a ‘Cohorte Cantabria’ como el proyecto que permitirá recoger datos clínicos, socioeconómicos, de hábitos de vida o antecedentes familiares, así como muestras biológicas de sus participantes. Con toda esta información se podrán hacer estudios para la identificación de nuevos biomarcadores, factores genéticos o ahondar en la fisiopatología de multitud de enfermedades. Por lo tanto, ha añadido, ‘Cohorte Cantabria’ constituye la base para el desarrollo de múltiples investigaciones de carácter clínico y traslacional y está abierta a la comunidad científica internacional.
El programa ‘Stop Fuga de Cerebros’ forma parte de un proyecto de Roche Farma que comenzó en 2017 para retener a los mejores investigadores y favorecer el desarrollo de su trabajo en el ámbito cercano, desarrollando así una red que, a través de la labor científica, acabe generando un impacto positivo en los pacientes y la sociedad.
Las becas tienen como objetivo apoyar el trabajo de los investigadores cuya labor científica incluye investigación básica o traslacional y se han concedido en la inmensa mayoría de las comunidades autónomas.
El Grupo de Magnetismo UC trabaja en nanotecnologías con aplicaciones en diagnóstico y tratamiento del cáncer
Por otra parte, también relacionado con la ciencia y la salud, investigadores del Grupo de Magnetismo de la Materia (MagMa) de la Universidad de Cantabria (UC) están trabajando en dos proyectos que aprovechan las propiedades magnéticas de los materiales para introducir mejoras en sistemas de diagnóstico y tratamiento del cáncer, entre otras aplicaciones posibles, utilizando nanotecnología. Tanto César Moreno como Elizabeth Martín presentaron sus avances más recientes en el Congreso Internacional “Nanomaterials Applied to Life Sciences” (NALS2022), celebrado del 27 al 29 de abril en Santander.
César Moreno es doctor por la Universidad Autónoma de Barcelona y se incorporó recientemente a la UC como investigador Ramón y Cajal. Su línea de investigación aborda la síntesis de nanoestructuras de grafeno, material laminar comúnmente obtenido a partir del grafito (como el de las minas de los lápices) y cuyas características de ligereza y dureza lo hacen idóneo para diversas aplicaciones nanotecnológicas. Según cuenta, “hace unos años pudimos hacer grafeno con una sola capa de átomos de carbono y con poros de tamaño nanométrico”, desarrollo que fue publicado en la revista científica “Science”.
El avance logrado ahora, que recoge la también prestigiosa publicación “Advanced Materials” llevándolo a su contraportada, es fruto de una colaboración con el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología y la Universidad de Santiago de Compostela-CIQUS. Consiste en un novedoso método para crear nanoestructuras de tiras de grafeno, con precisión atómica y utilizando átomos de diferente naturaleza -basados en nitrógeno además de en carbono-. Estos materiales podrían aplicarse para desalinizar agua, en células solares y también para fabricar biosensores avanzados que permitan detectar cáncer en estadios precoces. “La precisión se traduce en tiempo y en poder aplicar una terapia en estados iniciales, lo cual es clave en el cáncer”, señala Moreno.
Es la misma tecnología que se aplica en el proyecto europeo LEGOCHIP, liderado por el científico y orientado a la detección temprana del cáncer de piel con una plataforma basada en grafeno y dispositivos nanofotónicos.
Para todo ello se utiliza un equipamiento científico muy concreto que acaba de instalarse en la Facultad de Ciencias de la UC gracias a una donación de la Universidad de Zaragoza, y que pronto estará operativo: se trata de un microscopio de efecto túnel que reproduce condiciones de ultra alto vacío (las que se dan en el Universo), “muy importantes a la hora de sintetizar estos materiales”. César Moreno explica que “cualquier tipo de impureza puede parar la reacción y entonces ya no sería atómicamente perfecta; habría defectos y las propiedades no serían las mismas”.
En este microscopio se colocan una especie de “piezas de lego”, moléculas que, al calentarse, se van ordenando de una determinada manera y los investigadores pueden comprobar si las estructuras que se forman son las previstas. “Con este tipo de equipos nacen la nanociencia y la nanotecnología -explica Moreno-, porque permiten mover átomo a átomo la materia y poder estudiarla”. Existen muy pocos microscopios similares en España y en el mundo solo los tienen, además de varios países europeos, Estados Unidos, Japón, Corea y Australia. Contar con este equipamiento “te pone en el mapa y en la posición de optar a proyectos competitivos”.
El objetivo de la investigación de la UC y la UPV-EHU es “conseguir tener en una misma bacteria un agente que pueda tanto tratar cáncer como otros propósitos”, entre los que Elizabeth Martín Jefremovas menciona la anteriormente citada imagen de diagnóstico o marcador bioluminiscente, como es el caso del terbio. En el caso de las bacterias dopadas con gadolinio, han estudiado cómo es su respuesta ante los diferentes contrastes y “efectivamente, los estudios preliminares apuntan a que podrían ser una alternativa”.