«Es importante que los niños puedan tener como referente a una persona con discapacidad»
Sara estuvo el pasado fin de semana en un evento en Marina de Cudeyo para hablar precisamente de valores. Se trataba de una cita de la iniciativa ‘Pequeños invulnerables’, donde se hablaba de valores del deporte, respaldando la idea de Estudio Vendaval, que es quien está detrás de #JuntosInvulnerables.
Tanto Sara como Pedro Pérez Ferradas, alcalde de Marina de Cudeyo, atendían la llamada de EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM, para explicar cómo iba a ser el evento, pero también era una manera de acercarnos a una figura del deporte como Sara, que el último fin de semana batió el récord del mundo de los 200 metros adaptados, en una carrera disputada en Gijón.
Conseguir algo así es una gran alegría, como se puede ver en un vídeo colgado en su cuenta de Instagram en el momento en que se anunciaba su nueva plusmarca, pero esta atleta paralímpica no detiene su ambición por una noticia como esta. Las grandes atletas siempre tienen la voluntad de superarse a sí mismas, y aquí no hay una excepción. «»Estoy picada, quiero bajarlo el año que viene. No me conformo, es un horror», comentaba entre risas.
Sara sufrió un grave accidente en 2011 que le costó ambos pies. Por tanto, las prótesis, las de andar y las de correr, son ya parte imprescindible de su vida. Y encontró en el deporte estímulos para poder acostumbrarse a su situación y poder ir superando retos. «No fue de la noche a la mañana, primero tuve que recobrar la vida y la autonomía que tenía antes, y mi trabajo en el cole», explica. Una manera de centrarse en su vida de siempre, pero «después sentí la necesidad del deporte».
Una duda que tenía Sara era cuál sería la disciplina deportiva que elegiría y a la que se agarraría. Tenía que empezar por el atletismo, acostumbrarse a correr, algo básico para casi cualquier actividad deportiva. Sin embargo, «me acabé quedando ahí, ya no tuve que elegir otra cosa», relata. Desde entonces, ya ha acudido a dos citas paralímpicas, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2021, En la primera de ellas obtuvo un diploma, al quedar quinta.
Ella es profesora de Primaria, aunque ahora está en excedencia para poder estar centrada en su brillante carrera deportiva. «He intentado trasladar a la educación los valores del deporte, y lo que me han enseñado los niños de ilusión o la ingenuidad típica de ellos me lo llevaba al atletismo», cuenta.
«Podemos inspirar a otras personas y contagiar esa ilusión», dice acerca de las charlas que da, como la de Marina de Cudeyo. Es la manera de explicar su experiencia personal y animar a que no se vea la discapacidad como algo extraño y alejado, sino algo que forma parte de la sociedad y que tiene que tener cabida en cualquier ámbito de la vida.
Sara también es autora de cuentos, y ahí precisamente trata de «normalizar la discapacidad». De momento ha publicado dos. «En el primero presento personajes. En el segundo hay una excursión y algunos se pierden. Con la discapacidad se tienen que adaptar o desarrollar otras capacidades y por eso hablo de súpercapacidad». Un concepto para ensalzar que las personas que padecen alguna desventaja son tan capaces como las demás de hacer cosas importantes, para sí mismos y también para los demás.
«Quise que mis alumnos vieran mis prótesis sin que se enteraran por otras personas», precisamente para que se relacionen con el concepto viendo que ella sigue siendo la misma persona de siempre. «Es importante que los niños puedan tener como referente a una persona con discapacidad. Se mejora y se impulsa la empatía y hace que se vea de manera natural» algo así.
No significa que ella lo haya tenido todo fácil. De hecho, ensalza que, al comenzar con carrera dentro del deporte adaptado, tuvo dificultades. «No había tanta información y no sabía muy bien cómo acceder al deporte, las federaciones no conocían el deporte adaptado y tampoco sabía de qué manera podía empezar a entrenar». Pero rendirse no era una opción, y su caso demuestra que se puede llegar muy lejos, hasta batir un récord del mundo. La parada que está en su mente, aparte de seguir superándose, se llama París 2024.