Cuatro empresas del fondo financiero que gestiona parte de Valdecilla se han acogido a rescate público
Hace ya años que el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, referencia sanitaria –y sentimental- para los cántabros tiene parte de su gestión en manos privadas: fue la fórmula a la que se encomendó el PP en el Gobierno, que le dio a Ferrovial, a cambio de que acabara las atascadas obras del centro, la gestión de la parte no sanitaria del hospital –seguridad, informática…-, obviando que un hospital es un todo en el que la parte no sanitaria influye en la sanitaria –ejemplo, el suministro de electricidad a los quirófanos, o la alimentación--.
Eran años, otra vez, de crisis, y las constructoras evolucionaron a multiservicios, es decir, trabajos como limpieza, etc, muchas veces ligados a adjudicaciones públicas de servicios estables que les permitían mantener contratos continuados en el tiempo.
Fueron muchas voces, políticas o sociales, las que advirtieron de que entregar esas partes de un emblema como Valdecilla era darle demasiado poder a una empresa como Ferrovial, ya de por sí poderosa (fundada por Villar Mir, propietaria de industrias como Ferroatlántica).
Todo es susceptible de complicarse: desde el pasado mes de febrero, y sin mucho debate público al respecto –por contraste con cuando lo asumió Ferrovial- el fondo financiero Portobello adquirió el área de Servicios de Ferrovial, en la que se incluye el megacontrato de Valdecilla.
Los fondos financieros, llamados oportunistas o buitres, se están haciendo fuertes en numerosos sectores económicos (empezaron con la vivienda, pero ya están en el comercio, el turismo o la industria). Con intereses cambiantes y sin una estructura de empresa convencional, saltan ágilmente de un sector a otro en cuanto se revalorizan (como el centro comercial Bahía Real) y sin importarles si en el camino se pierden empleos (como sucedió con la cadena de perfumerías Douglas) o la calidad del servicio (los dueños de Viesgo) o de las condiciones laborales (véase Digitex, la antigua Unitono, del sector de las teleoperadoras).
Y todo es susceptible de complicarse (más): de crisis a crisis, de Ferrovial a Portobello, que cogió la gestión de parte de Valdecilla en pleno postcovid y encontrándose luego con la secuencia guerra-precios-combustible-luz-gas, numerosas empresas han quedado tocadas y entre las distintas vías de ayuda contempladas por el Gobierno central para el sector privado – como los ERTEs, que les aliviaron durante meses del pago de las nóminas– se encontró el rescate por parte de la SEPI, sociedad pública estatal.
A ese rescate, aprobado el pasado mes de junio, se acogieron seis empresas, entre ellas el grupo CELSA, que precisamente está protagonizando una batalla no resuelta entre los fondos financieros que compraron su deuda y la propiedad real, la familia Rubiralta. En Cantabria. CELSA posee activos como la fábrica de GSW –la antigua Nueva Montaña Quijano, en Santander-, entre otras.
Las otras empresas que pidieron el rescate fueron Isastur, Imasa, Vivanta, Meeting Point y Blue Sea.
-Isastur es una ingeniería asturiana, especializada en infraestructuras y energía
-Al igual que Imasa, también asturiana, especializada en ingeniería industrial
-Meeting Poing, por su parte, es una cadena hotelera propiedad del grupo alemán FTI
Las otras dos empresas que ha pedido el rescate público, pese a lo dispar de los sectores –viajes, hoteles, dentistas- están participadas por Portobello, el mismo que gestiona los servicios no sanitarios de Valdecilla.
Así, están:
–Blue Sea: Es una cadena hotelera que en 2017 fue adquirida por Portobelllo, con una veintena de hoteles y más de 3.000 habitaciones. En varias ocasiones, el fondo ha tanteado el mercado para venderlos.
-Vivanta: Es una cadena dental y de belleza, con más de 200 clínicas, que también había intentado vender en los últimos años, tras sufrir problemas económicos. Este rescate, por valor de 40 millones, ha sido especialmente cuestionado: la compañía tiene procesos judiciales por denuncias del anterior propietario, y el asunto ha llegado al Congreso y ha sido criticado por el Consejo General de Odontología.
Y no es el único rescate, ya que este que reseñamos es el que se aprobó en la última tanda, casi al vencer al plazo.
-Pero en mayo, la misma SEPI concedió un préstamo a Mediterránea de Catering, que tiene un peso importante en la alimentación en hospitales y de la que el propio Portobello se había intentado desprender vendiéndola.
.-Y fuera de este mecanismo especial, (en concreto, denominado Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, FASEE), se rescató con 15 millones de euros a la cadena de gimnasios Supera, en este caso a través de Cofides, a Compañía Española de Financiación del Desarrollo.
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