Las gacelas y las suradas
||por VÍCTOR GUTIÉRREZ LARRAÑAGA, de WAAHI CONCEPT||
En algunos lugares lo llaman el viento de la brujas o viento loco. En nuestra amada tierra lo llamamos suradas. Por razones que no ocupan, este otoño ( por calendario, más que por meteorología) está pegando más duro y prolongado de lo normal.
Que las suradas tienen efectos psicológicos en nuestra mente es un hecho científico. Pese a la creencia de que es algo folclórico y propio de la superstición pueblerina, existen numerosos estudios que confirman el efecto del viento sur en nuestra Psique y nuestro cuerpo en forma de jaquecas, ansiedad, irascibilidad, depresión y otros que los estudiosos califican sutilmente como “comportamientos erráticos”…eso que hemos llamado “una surada” toda la vida de dios por aquí.
Como en el fondo somos buena gente, aquellos que suelen sufrirlo avisan con anticipación de la condición, o se disculpan por la surada que ha hecho o dicho.
El sur también suele traer incendios, sin esclarecer nunca las razones…¿ locura pirómana? ¿recalificaciones? ¿terreno para pasto? ¿todas las anteriores?… Sea por una razón u otra, llevamos una semana en la que Cantabria sufre una surada al ritmo de una cada cinco minutos ( estos datos no están verificados, pero si todo dios lo hace servidor no va a ser menos).
La surada ya cronificada que servidor ha presenciado hoy merece descripción. Comienza con la asistencia al evento de aniversario de una institución de muy nobles intenciones que habla sobre un universo que al que escribe le apasiona: la creación y gestión de empresas. Esto puede sorprender al que me haya leído ( más bien sufrido) y probablemente dude de mi coherencia mental al escribir en un medio progresista, lo cual demostraría que no sólo el adversario tienen tus sesgos y que toca repasar de nuevo el concepto de “aliado imperfecto” entre tanta búsqueda de la pureza…aunque sólo sea para que te vote alguien más que tus colegas.
Visualice la escena, querido lector. Un simple mortal se sienta como un espectador anónimo. Ve un público que va impecable y guapísimo de la muerte. Abunda la jerga anglosajona y el buen rollo…todos parecen ser colegas.
Servidor es consciente de que es un pulpo en un garaje…no sabe qué pinta ahí ni porqué se puso su camiseta con un jato lamiéndose el hocico, cuando en el armario tiene también sus trajes chachipirulis de cuando era super capitalista.
Servidor se siente feo, pero la maestra de ceremonias ( super profesional, debe estar pasando un calor horrible pero no se le nota) nos da un código de 8 digitos ( hay que demostrar digitalización…es el futuro) y lo quita de la pantalla rápido, lo que hace que la vecina de asiento refunfuñe y que el que escribe se los recite, para sorpresa de la vecina que alaba la buena memoria. Servidor reflexiona que será feo y pobre, pero tonto no…aún hay esperanza.
En el escenario, hay cuatro sofás reservados para los tótems regionales ( EL BANCO, LA UNI, EL PRESI), dejando el cuarto para la institución homenajeada.
Sube el presi y la sensación de que el sur les ha afectado más que a ti es inquietante. El presi suelta una retahíla inconexa ( pirómanos, Ucrania y Europa, tiempos duros, futuro maravilloso) y se excusa del evento para atender el incendio. Obviamente, en Instagram queda mejor una foto llorando por la tierra quemada de tus ancestros que con unos trajeados pijos.
Servidor intuye que, como siempre, estará EL CONSEJERO para pelear estas lides en las que se reparten cosas tales como un abrazo, un piropo o una subvención. Salen los datos de la institución: 50000 personas participadas en distintos ámbitos, miles de emprendedores asesorados y 10 proyectos empresariales financiados por la UE. Servidor, ortodoxo de la gestión, se queda con las ganas de saber la inversión ( sobre todo pública) detrás de estos nada desdeñables resultados. Otra vez será. Hay un testimonio de una mentorizada donde dice que su proyecto pivotó, que es lo que usted y servidor, feos y pobres, llamamos “la lié parda…pero ya lo arreglé” .En unos minutos se llega al acto principal (Cocktail aparte).
LA UNI habla de permear la cultura emprendedora. La institución homenajeada habla de dotar de habilidades y competencias al emprendedor para las distintas fases de su proyecto. El banco habla del poder de la empresa como transformador social. El consejero habla (siendo esquemático) de lo bonito que es colaborar todos juntos. Se nota buen rollo…se nota que son colegas…se ponen estupendos…comienzan declaraciones que suenan a suradas.
El consejero habla del futuro de Cantabria como la vuelta de Ulises a Ítaca guiada por Mentor. Servidor saca dos pensamientos. El primero es la ironía de que, en un mundo de ingenieros y economistas, el que corta el bacalao es de letras ( y sabe latín). El segundo es pensar que somos Ulises…cuando una levanta la cabeza, ve Troya arder y a cientos de Eneas buscándose la vida. Servidor fantasea sobre el presi y el consejero siendo Ulises y mentor, mientras viajan a la Ítaca Lebaniega mientras sortean sirenas judiciales. En fin… la arenga homérica hace que todos se vengan arriba.
Comienzan comentarios terroríficos diciendo que en este edificio está representada toda la sociedad ( será contando a los camareros del cocktail…) y sobre el poder transformador del emprendedor ( servidor lo es y se le pega la tortilla igual que al currito)… sobre como después de la incubación estará Emprecan para ayudar ( pero para servidor no LOL).
En ese crescendo, donde se oyen las estupendas “blue economy””cluster”etc., llega la metáfora del evento: La empresa gacela. Para los no iniciados, en este ecosistema estupendo del emprendimiento se tiene términos para todo. Una empresa puede ser un Unicornio ( llamada a cotizar en mercados financieros) o una gacela ( con crecimientos del 20% anual, flexibilidad y rapidez). Lo que nunca puede ser un proyecto de emprendimiento es un bar, una empresa de albañilería, una cuadra…porque eso no es gacela ni unicornio, es una ordinariez ( tan ordinario, que es el 90% de los empleos no públicos).
En fin…que el de la Uni se viene arriba y afirma que no sólo debemos fomentar la empresa gacela, hace falta tener una “sociedad gacela”. El del banco pone cara de león al oír ese comentario. Para terminar, la moderadora comenta dicharachera sobre la necesidad de una gran foto de familia…y servidor se acuerda de Marlon Brando, de James Caan, de Al Pacino etc.
Llegó el cocktail. No era el evento principal pero sí el evento más importante. Pidió un vaso de agua mientras veía al “comando canapé”, que arremolinados en torno al bar y las mesas sonreían ufanos y encantados. Un minuto después, el pulpo de garaje hizo mutis por el foro. ¿La razón?: Una empresa que atender. Con eso amigos, no se juega. Poca Broma.
Una empresa es una organización con impacto ( positivo o negativo). Toda organización no deja de ser un constructo humano en la que los seres humanos nos interrelacionamos, colegiando nuestros objetivos individuales por medio de ese instrumento.
Como toda organización, tiene una misión ( objeto para la que se creó), una visión ( meta a futuro a conseguir) y valores ( sistema de creencias y comportamientos aceptados).
Como toda organización, en la que podemos mencionar desde las legiones romanas hasta las entidades supranacionales como la UE, existen jerarquías y estructuras que pueden confluir o colisionar dependiendo de sus mecanismos de ajuste.
Como toda organización, tiene grupos de interés internos (socios, direcciones, obreros, cooperativistas, sindicatos etc.)y externos ( clientes, competidores, proveedores) que debe balancear para poder sobrevivir y alcanzar sus metas.
En definitiva, es una pequeña burbuja en la que todo pichichi pasamos al menos ocho horas al día, por lo que si duermes ocho y vives otras ocho, va a ser al menos un tercio de tu vida en el mejor de los casos…más vale que sea en algo que te guste, con gente que merezca la pena y con unos valores claros. Existe una forma de autorrealizarse y sobrevivir económicamente creando empresas rentables y socialmente responsables. Por poder, se puede cuadrar un balance financiero en base al balance social.
El problema viene cuando queremos imponer un paradigma ( el emprendedor heroico, el empresario titán) cuando la realidad es que muchas veces somos más unos llorones elitistas sin visión. Alguna vez le han preguntado a servidor como creó una empresa que creciera un 20% anual y tuviera 60 empleados cobrando 4 veces el salario medio. La respuesta ha sido siempre sencilla: porque me preparé, tuve experiencia, me ascendieron, trabajé muchas horas, hice partícipes del crecimiento a los empleados, trataba bien a mis clientes y proveedores…pero sobre todo porque mi familia era humilde pero no famélica y porque mi suegro y su socio me dieron 100.000 dólares… sin eso no hubiera durado 3 meses.
Uno quiere ser bien pensado, pero da la sensación de que aquí se juega a pensar que puedes ser Elon Musk sin saber que lo más definitorio de su carrera fue que su padre tenía una mina de diamantes. Esto enlaza lo del término gacela, que inventó hace 10 años Verne Harnish, autor/gurú de un libro mitad de autoayuda/mitad de caso sobre Rockefeller, el mismo que dijo “ la rosa crece fuerte y bella gracias a la muerte de todas las plantas que crecieron a su alrededor”, que no deja de ser el más castizo “Es el mercado, amigo”.
Que se dispara con pólvora del rey a gacelas que encima pagarán después la cuenta en forma de recortes para bajar la deuda ni se analiza. Que se contemple “gacelizar” la sociedad suena a caballo de Troya para apretar más las tuercas ( si el consejero se pone Homérico, servidor también).
Por otro lado, no es cuestión de pedir a los decisores sobre el fomento empresarial que dominen a Michael Porter ( padre de la estrategia tanto de empresas como de gobiernos y que desde hace años aboga por medir la competitividad de las naciones en base a criterios como el bienestar social o el acceso a oportunidades) , o a Henry Minztberg ( pope de las estructuras organizacionales del tipo que sea, que habla de las falacias de las consultoras y las escuelas de negocio) ni a Amartya Sen ( Nobel de economía enfocado en el desarrollo, que afirma que hay que medir a los gobernantes en base a las capacidades de su pueblo).
Lo necesario es evitar la sensación de ser un club de neolinguística incapaz por otro lado de analizar bien un plan de negocio, dados los pufos que luego tiene que pagar el pueblo ( y los que vendrán). A falta de un plan mejor, que sería una sociedad justa para todos y con oportunidad basadas en mérito ( meritocracia de verdad), es obvio que hay que proteger las empresas ya existentes y crear nuevas, pero primando criterios sociales y sustentabilidad…porque buscando unicornios y gacelas al final solo alimentas pelotazos y burbujas que pagan los de siempre. Todos somos conscientes de que el mundo está en fase de surada a todos los niveles…Tal vez sea momento de recuperar el norte ¿ no?