El IHCantabria recibe el I Premio de Energía Eólica Marina de España
La Asociación Empresarial Eólica (AEE) ha entregado el I Premio Eólica Marina al Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria) por el “impulso y desarrollo de la eólica marina en España”, durante el I Congreso Eólico Marino celebrado en Bilbao los días 22 y 23 de noviembre.
El jurado de esta edición -compuesto por representantes de las principales empresas del sector- ha destacado que IHCantabria es“pionero y referente mundial”, señalando su experiencia en la labor investigadora y la disposición a colaborar tanto con el sector público como con el privado, además de que “promueve la excelencia científica y la transferencia del conocimiento ofreciendo soluciones innovadoras que contribuyen a la sociedad que todos deseamos: justa, sostenible, responsable, inclusiva y resiliente”, dijo Alexandra de Marichalar, directora de Iberia Offshore Wind de Total Energies.
El galardón fue entregado por Juan Diego Díaz Vega, presidente de la AEE, aFrancisco Royano Gutiérrez, director de Transferencia Tecnológica de IHCantabria, y Raúl Guanche García, responsable del Grupo de Ingeniería Offshore y Energías Marinas. Al congreso acudieron también los investigadores de IHCantabria Javier Sarmiento Martínez y Lucía Meneses Aja.
Francisco Royano manifestó que para IHCantabria este es un “premio especial”, que coincide con el aniversario de 15 años desde que Íñigo Losada y Raúl Medina tomaran la decisión de crearlo. “Somos un centro de investigación público, tenemos en el ADN a la Universidad de Cantabria y al Gobierno de Cantabria”. Por su parte, Raúl Guanche afirmó que “en los últimos 10 años hemos hecho más de 120 proyectos, pero ¿cuál es nuestro compromiso con la sociedad? Es triple: tenemos que estar en la docencia, en la investigación y en la transferencia”.
Eólica marina en IHCantabria
IHCantabria ha apostado por la eólica marina desde sus inicios, siendo, de hecho, una de las instituciones pioneras en España en su investigación y desarrollo. En 2007, cuando apenas comenzaba este sector, se involucró en iniciativas como IDERMAR, donde impulsó tecnologías flotantes para la medición del recurso eólico en alta mar y desplegó las primeras estructuras flotantes para eólica marina en España. Unos años después, en 2011, IHCantabria inauguró el Gran Tanque de Ingeniería Marítima, una instalación científico técnica singular (ICTS MARHIS) única en el campo de la ingeniería hidráulica, y clave en el apoyo a la eólica marina.
El IHCantabria ha consolidado durante los últimos 15 años un equipo investigador orientado al estudio de los retos técnicos a los que se enfrenta la ingeniería “offshore”: apostando por una metodología basada en el modelado híbrido que combina las más avanzadas técnicas experimentales con modelos numéricos punteros.
El esfuerzo realizado y la marcada orientación de su investigación a las necesidades del sector ha resultado en el estudio de más de 60 tecnologías fijas y flotantes, así como participado en 189 proyectos, de los cuales el 75% involucra a empresas españolas y buscan mejorar sus capacidades científico-técnicas en aras de una mejora competitiva a nivel nacional e internacional. Además, cuenta con más de 110 contribuciones científico-técnicas, de las que 50 de ellas se encuentran publicadas en revistas Q1 y Q2 de referencia en el sector; y participa en 4 programas docentes ligados a la eólica marina en diferentes universidades de España y ha formado a más de 40 investigadores y tecnólogos.
Eólica marina en España
El congreso ha reunido a más de 450 expertos de más de 10 países para avanzar en los hitos fundamentales de la eólica marina. España cuenta con la cadena de valor completa y las infraestructuras necesarias para abordar el desarrollo de esta energía en nuestras costas y ser un referente internacional en tecnología de eólica marina flotante. España es, de hecho, el primer desarrollador de prototipos de eólica marina flotante en el mundo y cuenta con unas infraestructuras portuarias con gran potencial como centros logísticos y una industria naval con grandes capacidades.
En el Libro Blanco de la Industria Eólica Marina, que AEE ha publicado recientemente, se hace referencia al impacto que la eólica marina va a tener en España: más de 7.500 empleos en el periodo 2025-2030, creciendo hasta 17.400 en el periodo 2045-2050.
La AEC lamenta que aún no haya ni un solo parque eólico en obras en Cantabria, si bien reconoce los esfuerzos del Gobierno
A su vez, la Asociación Eólica de Cantabria ha celebrado hoy su asamblea anual y un posterior coloquio en el que han participado los consejeros del Gobierno de Cantabria Javier López Marcano (Industria), Guillermo Blanco (Medio Ambiente) y José Luis Gochicoa (Ordenación del Territorio) y el presidente de la Asociación Eólica de Galicia, Jose Manuel Pazo. Los cuatro han departido con los miembros de la asociación cántabra, encabezados por su presidente, Agustín Valcarce, quien ha manifestado la “espinita clavada” que tiene el sector por el hecho de que “aún no existe ni un solo parque en obras en Cantabria cuando estamos a punto de acabar la legislatura”.
Las empresas eólicas de Cantabria sí reconocen la mayor coordinación entre los distintos departamentos competentes en la administración autonómica, así como la apuesta decidida de las autoridades políticas por el impulso de las renovables. Sin embargo, ponen de manifiesto que Cantabria sigue a la cola de España en desarrollo eólico, lo cual es “difícil de entender” en un contexto de subida brutal de precios por la dependencia de los combustibles fósiles y la dependencia de terceros países “no amigables”.
Según Agustín Valcarce, si Cantabria cumpliera con su propio Plan Energético Regional, que prevé una potencia eólica máxima de 700 MW, podría dar empleo a 500 personas y abastecer el 40 % de la demanda eléctrica regional con fuentes renovables. Además, los ayuntamientos con instalaciones eólicas recibirían más de 25 millones de euros en licencias de obras y una cantidad anual que supera los 3 millones de euros en concepto de impuestos y canon urbanístico, durante los más de 25 años que dura la explotación.
Del mismo modo se pondría en marcha una cadena de valor que, atendiendo solo a las empresas asociadas en la AEC, contribuiría al mantenimiento de 2.000 empleos en la región. Todo ello sin ningún coste para el contribuyente cántabro, ya que ningún promotor eólico de Cantabria ha pedido subvenciones públicas para sus proyectos.
El coloquio ha contado con la presencia del presidente de la Asociación Eólica de Galicia, Manel Pazo. En su comunidad se han implantado ya 5.500 MW frente a los 35 MW de Cantabria. La eólica está presente en un tercio de los municipios donde está mayoritariamente aceptada y, en algunos casos, supone la principal fuente de ingresos municipal. Pazo destaca que en Galicia está muy claro que el desarrollo de las renovables va a suponer la atracción de nuevas industrias que necesitan energía barata. La eólica cubre habitualmente el 50 % de la demanda eléctrica de la comunidad y en ocasiones el 100 % cuando se le suman otras fuentes renovables.
Javier López Marcano, titular de Industria, ha asegurado que “si no logramos sacar algún parque más, será nuestro fracaso” y se ha mostrado “absolutamente convencido” de que antes del 25 de enero la mayoría de los parques de tramitación regional recibirán su Declaración de Impacto Ambiental, la cual podrá ser condicionada, negativa o positiva.
El consejero ha vuelto a poner como ejemplo el desarrollo eólico del municipio de Soba donde se encuentra el único parque eólico de Cantabria. Este municipio ha aprovechado los ingresos que genera la instalación para desarrollar infraestructuras y proporcionar mejores servicios a los vecinos. El turismo se ha multiplicado por cuatro en los años en los que el parque ha estado en servicio, lo que pone en entredicho la supuesta afección de estas instalaciones al turismo rural.
Por su parte, Guillermo Blanco, consejero de Medio Ambiente, ha explicado que la Administración ha tenido que hacer frente a “un embudo” de solicitudes de tramitación propiciado por una decisión del Estado de asignar un marco temporal a la resolución de proyectos. El hecho de que todos los promotores se tengan que ajustar a los mismos tiempos ha colapsado la administración regional, que ha tenido que externalizar parte del trabajo de evaluación ambiental.
Finalmente José Luis Gochicoa, consejero de Ordenación del Territorio, ha manifestado que el parque de El Escudo no va a tener muchos problemas por parte del Gobierno para pasar pronto a información pública y completar su trámite. Se trata del proyecto más avanzado, si bien Gochicoa reconoce que en una tierra con tanta “litigiosidad ambiental” podrá haber recursos. En cualquier caso, el consejero confía en que la experiencia que está acumulando la Administración en este tipo de proyectos servirá de impulso para tramitar más rápidamente los siguientes proyectos.
La voz del territorio
En la asamblea también ha participado la presidenta del concejo abierto de La Costana, localidad de Campoo de Yuso afectada por proyectos eólicos. Se trata de la primera pedanía cántabra en votar favorablemente (más de un 95% de votos a favor) para solicitar la autorización de un parque en su territorio. Silvia Gómez se ha dirigido directamente a los políticos afirmando que en los pueblos hay más gente a favor que en contra de los parques, “solo que no están todo el día con la pancarta”. Según la representante vecinal, el miedo a los activistas, “que ni siquiera son de nuestros pueblos”, no puede hacer que los trámites tarden tanto.
Gómez destaca que los vecinos están expectantes por los proyectos de desarrollo social que pueden traer los promotores eólicos. En su comarca ya se ha puesto en marcha una experiencia piloto por la que la población infantil de La Costana está recibiendo clases particulares de inglés sin moverse de su pueblo. “La despoblación rural se vence haciendo que la gente pueda vivir y trabajar en los pueblos”, ha destacado. Según la representante vecinal, sus paisanos tienen muchas ilusiones y muchas ideas en la cabeza, pero necesitan que las empresas se comprometan y por lo tanto que los parques se tramiten.