Ocurre en todas partes, pero nuestras miradas se suelen centrar en focos que llaman mucho la atención. Irán es un caso claro en la actualidad. Las mujeres han abierto una grieta dentro de un Estado que no se destaca por abrir grandes espacios de libertad. Pero las mujeres lo tienen aún más difícil, porque siempre tienen una consideración de segunda categoría.

Este año también se quería hacer hincapié en las mujeres migrantes. Ese concepto, muy a menudo, tiene una ligazón con la trata de personas y la explotación sexual. Y sin olvidar a las guerras, la de Ucrania y las demás, caldo de cultivo perfecto para expulsar a mujeres de su territorio y que tengan que emprender un camino mucho más difícil, o también de abusos flagrantes de su dignidad misma.

Por eso, las Asambleas participan en la Iniciativa Legislativa Popular ‘Esenciales’, que trata de llevar al Congreso de los Diputados 600.000 firmas para poder regularizar a personas migrantes que viven en España, pero no tienen una situación regularizada

En esta ocasión, no sólo eran la Comisión 8 de marzo y las Asambleas Abiertas Feministas de Cantabria quienes convocaban la manifestación, también se unían las Percumozas, el colectivo que ensaya desde varias semanas antes para darle el tono musical al evento.

A su llegada a la Plaza del Ayuntamiento, seguían percutiendo en los mensajes para fortalecer la idea de que el colectivo feminista no va a parar hasta conseguir que la violencia machista se erradique de nuestra sociedad, aunque haya sombras de duda sobre la unidad del movimiento.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Percumozas (@percumozas)

Las Asambleas Feministas querían hacer un reconocimiento especial a María Salmerón en su comunicado. Ellas es una mujer que apoyó la decisión de su hija de no querer ver a su padre, maltratador de su madre, y eso, al incumplir varias veces las citas definidas para esos encuentros, le ha costado entrar en prisión. Proteger a tu hija cuesta la cárcel.

De ahí es fácil llegar a la violencia vicaria como otra forma de violencia machista, el utilizar a las hijas y los hijos para hacer más daño a la pareja o expareja. Por eso se hace hincapié no sólo en la necesidad de avanzar en el ámbito legislativo, sino en la formación de magistrados y fuerzas de seguridad, para identificar el tipo de violencia y saber atajarla dentro de sus posibilidades.

Por supuesto, lo más grave son los asesinatos. Una vez que se llega hasta ahí, ya no hay nada que remediar, ya es una vida perdida. Pero el 25N es una fecha en que se aprovecha para advertir de otras formas de violencia que también sufren las mujeres.

Uno de los temas candentes de la actualidad es la Ley del ‘sólo sí es sí’. Se están viendo revisiones de pena que terminan con condenados excarcelados por algunos juzgados, aunque no por otros. Pero esta cuestión está siendo aprovechada para volver a lanzar ataques contra la ministra de Igualdad, pero que van más allá de la crítica política y enseñan una actitud machista que sigue pretendiendo ser la dominante par que nada cambie respecto a los viejos tiempos. Degradar a las mujeres, otra antigua fórmula, también rechazada en la marcha que fue desde Puerto Chico hasta el Consistorio santanderino.

Manifestación también en Castro Urdiales

En esta localidad del este de Cantabria también hay un grupo de mujeres que quiere luchar por la igualdad y porque se terminen el constante goteo de asesinadas y todas las violencias contra ellas. Son Las Sinsombrero.

Este año, de cara al 25N, han querido lanzar un mensaje más positivo, pero dejando claro que hay riesgos evidentes, como el avance del fascismo en la sociedad y que amenaza con hacer retroceder lo avanzado en las últimas décadas.

También hacen hincapié en el carácter internacional de la lucha feminista, la necesidad de atender a mujeres que viven en otros lugares y que tienen un camino mucho más complicado.

En los manifiestos también hay lugar para las mujeres trans, que viven con la amenaza de una doble discriminación, y para las mujeres con discapacidad, que también merecen ser escuchadas para entender su experiencia.

Como soluciones para terminar con la discriminación y la violencia contras las mujeres, el manifiesto de Las Sinsombrero señala el papel vital que debe tener la educación en la sociedad, fomentar el respeto y la empatía como formas de comportamiento y avanzar en la justicia social para que la igualdad entre todas las ciudadanas sea real.